En la temporada 2001-2002 la NBA implentó una nueva norma cuyo objetivo era resucitar el ataque y sacarle de la era de oscurantismo que había vivido en la década pasada. Al igual que en ataque, el máximo tiempo que un defensor podría estar en la zona sería de 3 segundos. La introducción de aquella modificación cambiaría para siempre la liga, iniciando una progresiva evolución que desembocaría en la actual era de apertura, dinamismo y ampliación del rango de tiro. Anotar resultaba más sencillo porque defender el aro era mucho más complicado. Conforme los exteriores desarrollaron un mejor tiro exterior el juego incrementó su velocidad y defender la zona restringida se convirtió en algo tan vital como complejo.
Salvo contadas excepciones, los mejores defensores de cada temporada se podrían resumir diciendo que se trató del interior que mejor protegió los espacios cercanos a la canasta en cada curso. Sin embargo, el juego no ha dejado de evolucionar en los últimos años hasta el punto de que todo esto se está demostrando como insuficiente. A los grandes se les exige más. Más versatilidad, más rapidez, más impacto, más polivalencia. Así se entiende lo rápido que ascienden y caen algunos jugadores de gran tamaño en cuanto a pedigrí defensivo. Las exigencias del juego avanzan más rápido que la propia evolución de los protagonistas del mismo.
En este punto de la historia se encuentra Victor Wembanyama.
El francés, tanto por condiciones físicas como por su conocimiento y aplicación del juego, es un jugador único en la historia de la NBA y probablemente de este deporte en su conjunto.
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Un dato para ilustrar las razones detrás de esta afirmación. Desde la introducción de la mencionada norma, Wembanyama es el novato con el promedio de tapones más alto con 2,6 tapas por noche. Un registro que está consiguiendo nada más desembarcar en la NBA, con apenas 9 partidos a sus hombros. De mantenerlo o aumentarlo dejaría atrás a otros como Joel Embiid (2,5 en 2017), Mitchell Robinson (2,4 en 2019), Walker Kessler (2,3 en 2023) o Pau Gasol (2,1 en 2002).
Lo llamativo es que Wemby está haciendo esto con apenas 19 años (cumple 20 en enero), por lo que podría unirse a Anthony Davis (2,9 y 2,8) y Josh Smith (2,9 y 2,6) como los más jóvenes en promediar semejantes cifras de tapones con 21 años o menos.
Si estos números no tienen suficiente fuerza quizá es mejor dejar que el juego hable por sí solo.
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En esta jugada, con el partido en el clutch, Wembanyama pasa, en cuestión de 6 segundos, de ser el eje de la defensa de un bloqueo directo a tener que luchar por el rebote y acabar taponando a Rudy Gobert. Esta acción es un resumen perfecto de lo que es capaz de hacer el joven de 19 años en su 9 encuentro en la liga en una de las situaciones más comunes y difíciles de dominar.
Pero vamos a poner la lupa para fijar la atención en los detalles.
Lo que hace tan singular a Wemby no es su estatura, sino lo que hace con ella. Es decir, su movilidad y flexibilidad le permiten realizar cosas más propias de un jugador con 20 centímetros menos de altura. En cuanto llega al punto crítico del bloqueo directo el novato de los Spurs baja su centro de gravedad hasta prácticamente ponerse al nivel de un Anthony Edwards (1,93 metros) que ya está bastante flexionado.
Pero lo destacable no es únicamente su preparación física, pues es importante hablar también de su aplicación y conocimientos del juego. Pese a su juventud, Wembanyama demustra en esta jugada que maneja muy bien los aspectos vitales de la defensa del bloqueo directo. Basta poner atención en su posición respecto a la pantalla: completamente alineado con el ángulo de la cortina para cubrir el mayor espacio posible. De este modo neutraliza tanto el roll de Gobert como la penetración de Edwards hasta que Sochan recupere terreno. Todo ello haciéndolo mucho más arriba y cerca del balón de lo habitual en estas secuencias en drop o flat.
A continuación sale a cabecera para un tercer movimiento continuado que incluye un closeout ante un manejador mucho más rápido. Wemby cae en la finta, pero recupera para regresar a la pintura y a la lucha por el rebote:
Así, Wembanyama puede encarar al hombre balón pese a la diferencia de altura y presumible movilidad hasta orientar a Edwards al espacio más reducido del campo. Todo ello mientras finta y recupera sobre la bola. De tal manera que al jugador de los Wolves no le queda más remedio que pararse en busca de un tiro corto.
A cámara lenta se aprecian todos esos pequeños detalles:
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Tras el error de Ant' y el rebote de Gobert, Wembanyama pasa de un control del juego horizontal a aplicar una superioridad física vertical sobre su compatriota. Sus 2,16 metros de estatura quedan neutralizados ante un gigante que, en un doble esfuerzo, encadena tapón con palmeo para sacar de la pintura la bola. Una acción que terminará con el balón en sus manos tras un triple errado por Minnesota.
Esta fue solo una de las tantas acciones que Victor Wembanyama dejó en la derrota de los San Antonio Spurs por 117 a 110 ante los Timberwolves en el Torneo NBA. Una caída en el clutch esperable, pero donde el galo terminó con 4 tapones, 29 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias y 1 robo, todo ello en un eficiente 9 de 14 en tiros de 2 (64,2%) y 3 de 7 al triple (42,9%).
Este fue el tercer encuentro de nueve posibles donde Wemby taponó 4 o más tiros en un arranque de temporada espléndido.
De hecho, el #1 del pasado Draft está impactando de manera significativa en el acierto de la mayor parte de sus oponentes. En este comienzo de curso solo ha permitido un 38,1% de precisión en aquellos lanzamientos que ha defendido. Solo Caldwell-Pope (32,5%), Gobert (36,5%), Duren (37%), Jones (37,3%) y Anunoby (37,5%) tienen mejores datos en esta estadística que Wembanyama en un volumen similar.
Su aporte defensivo irá en aumento conforme gane experiencia y confianza, pudiendo aportar progresivamente en acciones lejos del bloqueo directo. Lo que está claro es que Victor Wembanyama tiene las condiciones físicas y técnicas así como el conocimiento táctico para marcar las diferencias en ese costado del campo.
La potencialidad de cambio en el paradigma del juego en la NBA de Wembanyama es fundamentalmente defensivo. Sí, su habilidad para sacar un lanzamiento imposible de taponar es inédita, pero lo que verdaderamente le va a hacer diferencial es la mezcla de horizontalidad y verticalidad. Un híbrido perfecto entre un alero y un interior para una época donde la polivalencia es la clave del éxito.
"Creo que su posicionamiento está muy por delante del de un rookie", analizó Rudy Gobert sobre su compatriota al término del encuentro. "Está claro que está bien entrenado y que está estudiando el juego. Solo puede mejorar a lo largo del año. Pero ya está afectando a los tiros rivales y se está metiendo en la mente del oponente en defensa. Va a ser un verdadero problema. Ya es un problema, pero va a ser uno grande muy pronto".
Esto solo es el principio para un Victor Wembanyama que ha superado todas las expectativas de encaje y aporte más allá de su proceso de aprendizaje en ataque.
Wemby representa la culminación de un largo proceso de adaptación de los jugadores grandes a las exigencias defensivas de la NBA. Si la regla de los 3 segundos defensivos obligó al interior a ser más rápido y veloz, el ejemplo del francés abre nuevas posibilidades y una dimensión completamente inexplorada.
Si castigar el mismatch de un pequeño contra un center ya no es una opción y atacar la pintura es un riesgo, ¿qué opciones tendrán los ataques contra Victor Wembanyama en el futuro?
