La historia de Shareef O'Neal hasta G League Ignite: de estrella de instituto a una operación salvadora

Sergio Rabinal

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La historia del hijo de Shaq.

Un apellido puede abrir muchas puertas en el mundo del deporte, en ocasiones incluso de manera un tanto injusta. No solo se recibe una mayor atención por ser "hijo de", sino que se dispone de acceso a oportunidades que de otro modo serían muy difíciles de conseguir. No obstante, no hay mayor barrera que superar que la del propio talento, un muro que no discrimina entre apelativos y patronímicos. El caso de Shareef O'Neal es uno bastante inusual. Desde bien temprano recibió un gran seguimiento como no podía ser de otro modo, al ser hijo de Shaquille, pero en su caso el hype estaba justificado hasta cierto punto.

Se trataba de un exterior de grandes dimensiones (2,08m de estatura y 2,13m de envergadura), con buenas capacidades atléticas y que destacaba por ser capaz de correr bien la cancha así como por su agilidad. A partir de los 15 años recibió no pocas ofertas de algunas de las principales universidades de la NCAA como USC Trojans, Arizona, UCLA o LSU, donde se formó su padre. Catalogado como un proyecto de cuatro estrellas sobre cinco, había razones para creer que Shareef podría llegar a la NBA por méritos propios y que su desarrollo podría impulsarle para asentarse definitivamente. 

En 2017 finalmente se comprometió con Arizona y llegó a firmar incluso la carta de intenciones, pero meses después dio un paso atrás debido a las irregularidades en procesos previos de reclutamiento. Fue entonces cuando cambió su destino para regresar a casa y jugar en UCLA. No obstante, pronto comenzaron los problemas, unos que no solo estuvieron cerca de costarle su carrera profesional, sino incluso la vida.

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Problemas de corazón y una operación vital

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Durante los meses previos al comienzo de la que iba a ser su primera temporada en la NCAA (2018-2019), Shareef O'Neal comenzó a notar irregularidades en su pulso y molestias en el corazón. Afortunadamente, UCLA contaba con uno de los mejores equipos médicos de Estados Unidos y pudieron detectarlo a tiempo. "Gracias a Dios lo detectaron pronto", declaró el jugador en TMZ, donde aseguró que se perdería el resto de la temporada.

Para entonces el básquet apenas tenía relevancia. El equipo médico que le atendió programó una operación de corazón para ese mismo mes de diciembre de 2018 debido a que tenía una anomalía en la arteria coronaria derecha. Según revelaría su madre, Shaunie, Shareef nació con este condicionante, algo que podría haber terminado con su vida, pero que la operación antes mencionada lo evitó.

Como consecuencia de la intervención, Shareef O'Neal tuvo que aprender a caminar de nuevo y pasar por un duro proceso de rehabilitación con tan solo 19 años. Durante esa travesía por el desierto, el jugador tenía un solo objetivo, que no era otro que recibir el alta médica para poder volver a jugar. Una meta que al fin logró 261 días después de la operación de corazón.

Vuelta a las canchas y el salto a la NBA

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(Getty Images)

Después de que UCLA despidiera al entrenador que le reclutó, Steve Alford, y de perderse su primera, Shareef O'Neal optó por pedir el transfer a LSU, la universidad donde Shaq se formó. Para entonces el joven ya había disputado 13 encuentros como red shirt en California, pero su decisión de poner rumbo a Lousiana estuvo motivada por la búsqueda de minutos y un ambiente más acorde a su perfil.

En las dos temporadas que estuvo en LSU, O'Neal logró promediar 2,8 puntos, 3,1 rebotes y un 44,6% de acierto en tiros de campo a lo largo de 24 partidos. Balance insuficiente para llamar la atención de los equipos NBA, pero de un valor incalculable dado todo lo que había tenido que pasar previamente.

En la mente de Shareef solo había un lugar al que llegar, la NBA. Una meta que contrastaba con los planes que su padre tenía para él, o mejor dicho, lo que esperaba que este hiciera. Shaq aspiraba a que su hijo completase el ciclo universitario en LSU para tomar entonces una decisión. Sin embargo, el joven de 22 renegó de este plan e inició el proceso para presentarse al Draft y dar el salto a la mejor liga del mundo. "No voy a retroceder ante nadie", dijo recientemente. "Sé que es una leyenda de la NBA, sé que es mi padre, pero esto estaba justo frente a mí, tenía que ir a por ello. Así que, le guste o no, no me impedirá hacer lo que quiero hacer".

Su paso por la Summer League y el fichaje por G League Ignite

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(NBAE via Getty Images)

Pese a no ser elegido en el Draft Shareef O'Neal se ganó un puesto en el equipo de la Summer League de Los Angeles Lakers, vistiendo el dorsal #6 y cerrando un particular círculo familiar después de que su padre jugase allí desde 1996 hasta 2004.

Su paso por el torneo de Las Vegas no llamó la atención de los scouts en exceso, de hecho, su impacto en redes sociales sobrepasó el visto sobre el parqué. Basta con tener en cuenta sus promedios de 4,8 puntos, 3,8 rebotes y un 44,4% de acierto en tiros de campo en los 4 partidos que disputó para comprobar que estuvo muy lejos del nivel mínimo para ganarse un puesto en un roster NBA.

A pesar de su experiencia en la Summer League, Shareef tendrá una nueva oportunidad de la mano del G League Ignite, el proyecto de jóvenes estrellas que la NBA ha organizado en la liga de desarrollo. Allí junto a Sidy Cissoko, Scoot Henderson, Matas Buzelis y el veteranísimo Kostas Koufos tratará de conseguir no solo progresar sino demostrar que ha llegado donde ha llegado gracias a sus aptitudes y no por el apellido.

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

Sergio Rabinal

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Sergio es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News. Desde 2018 desempeña las funciones de productor senior de contenido NBA. A lo largo de ese tiempo ha cubierto dos All-Stars, Basketball Without Borders y el NBA Paris Game, así como otros eventos. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.