Los automatismos son la parte más crucial en todo deporte de equipo y la más compleja de asentar. En un mundo tan cambiante como la NBA, en donde un entrenador dura en su puesto un promedio de poco más de dos temporadas y los jugadores van y vienen, asentar unas bases no es nada fácil. Una de las muchas razones detrás del éxito de los Denver Nuggets la pasada temporada fue precisamente esto. La fe ciega en un proyecto, cocinado a fuego lento y que maduró de acuerdo a su propio tiempo. Ahí tuvo mucho que ver Nikola Jokic, pero también un Michael Malone siempre en cuestión. Por eso mismo, ahora en su novena campaña juntos, prácticamente juegan de memoria.
Buena cuenta de ello pueden dar Los Angeles Lakers, a quienes les tocó la complicada papeleta de abrir la temporada 2023-2024 jugando en casa de los vigentes campeones en el duelo inaugural de la Fase Regular. Un partido por todo lo alto donde se esperaba una igualdad mayúscula, pero el estilo de los Nuggets acabó por imponerse a los pocos minutos de dar comienzo el choque.
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Los californianos lo intentaron, manteniéndose a una distancia prudencial casi toda la noche y estuvieron cerca de darle la vuelta al marcador. Sin embargo, en el momento más crucial del partido, cuando los Lakers tenían a su alcance reducir la diferencia a menos de 7 puntos, Nikola Jokic y Denver Nuggets dejaron claro por qué siguen siendo los máximos favoritos a ganar la NBA en este curso.
¿Cómo lo hicieron? Repitiendo una y otra vez la misma jugada hasta hundir por completo a Los Angeles Lakers. Todo ello sin que Darvin Ham pudiera anticiparse ni poner solución. Los automatismos, una vez más, se impusieron.
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Cómo Jokic y los Nuggets ganaron a los Lakers en 4 jugadas
Una de las maneras más sencillas de controlar un ataque en momentos cruciales es reducir el número de manos involucradas. Cuantos menos jugadores participando en la acción de balón más sencillo será controlar no solo quiénes intervienen y de qué manera, sino el espacio que ocupa el resto y la presumible posición de los defensores.
Una de esas maneras es a través de situaciones de cuernos (horns), muy comunes en la NBA actual. Esta secuencia se puede resumir de la siguiente manera: dos jugadores ocupan los dos postes altos, el hombre con balón se sitúa en cabecera y los otros dos en ambas esquinas. A partir de ahí las posibilidades son infinitas.
Desde que Michael Malone entregase las llaves del ataque a Nikola Jokic en 2017 los Nuggets han sido una de las franquicias más prolíficas e imaginativas en este tipo de situaciones. La importancia del juego sin balón es crucial para los de Colorado y hay ejemplos para completar un libro entero.
Con 103-96 para Denver y apenas 5 minutos restantes de juego, Jamal Murray marcó jugada y a partir de ahí comenzó la debacle de los Lakers en ataque. En las siguientes cuatro posesiones ofensivas los Nuggets no fallarían un solo tiro, conectando 10 puntos en un abrir y cerrar de ojos para ganar el partido.
Todo comenzó con esta secuencia:
La bola llega a las manos de Nikola Jokic en el codo izquierdo, acto seguido el pasador (Murray) busca un bloqueo indirecto con Caldwell-Pope que va a hacia el aro. Al ser un tirador toda la defensa de los Lakers reacciona sin atender a que Jamal Murray se ha quedado solo en un claro error de D'Angelo Russell.
Para cuando el base angelino reacciona ya es demasiado tarde.
Al siguiente ataque Murray mantiene exactamente la misma jugada con KCP subiendo a cabecera tras recibir un bloqueo de Jokic y acabando la bola en manos del serbio. Sin embargo, ahora quien recibe el bloqueo no es el escolta, sino el base canadiense. Los Lakers han ajustado ligeramente y han cambiado sus marcajes.
Lo que ocurre es que el espacio donde se ha dado ese cambio deja liberado a Caldwell-Pope para ir a por el lanzamiento sin casi oposición:
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Apenas 30 segundos más tarde los angelinos se presentan en defensa con el reto de frenar un ataque de absoluta élite. En su obsesión por parar a Murray, Darvin Ham ha cambiado la marca sobre este una vez más, estando ahora Austin Reaves sobre el canadiense.
A partir de la misma disposición e inicio, ahora el escenario cambia, pasando rápidamente de un 3 contra 3 a un 2 contra 2 en la devastadora unión entre Jokic y Murray.
Sin embargo, lo que no esperaba la defensa de los Lakers es que ninguno de los dos fuese quien finalizaría la jugada. Es aquí donde aparece un brillante Aaron Gordon que reacciona al instante, al ver que LeBron James ha saltado a la ayuda sobre la bola. En un espaciado nada favorable, con tres jugadores pendientes suyo, Jamal Murray consigue conectar con su compañero con un pase teledirigido:
Para la jugada final, la que clavó la daga en el corazón de los Lakers, los Nuggets quisieron resolver por la vía rápida. De nuevo, misma situación, mismo planteamiento pero un desarrollo completamente diferente.
En lugar de iniciar con pase al serbio, Murray toma un bloqueo de este para romper a la defensa angelina. Esta reacciona, poniendo toda su atención sobre él y dejando al Joker solo en cabecera, su espacio favorito.
El balcánico, con toda la pintura libre para definir, identifica rápidamente la potencial falta en ataque que le presenta Reaves y ejecuta un pase marca de la casa hacia la esquina:
De hecho, los Nuggets estuvieron cerca de añadir una quinta acción, con un par de fallos mediante, pero Austin Reaves cometió una falta sobre Jamal Murray que hizo imposible cerrar con una cifra redonda:
Por qué estas jugadas hacen tan imparables a Jokic y los Nuggets
Más allá de que Nikola Jokic sea uno de los jugadores más difíciles de defender de toda la NBA como explicó Stephen Noh en este artículo en Sporting News, este tipo de secuencias funcionan tan bien debido a las múltiples variables que ofrecen.
Denver basa gran parte de su juego en el movimiento sin balón, no solo cortes, sino especialmente desbloqueos y lecturas que hacen tras dar un pase. En muy pocas ocasiones hay jugadores quietos en los ataques de los Nuggets, algo que no es casualidad, y tampoco muy habitual en la NBA de hoy en día. Así consiguen que la defensa rival esté siempre en tensión, pero también que no puedan establecerse en un espacio concreto y evitar que sus oponentes anoten.
Como se decía al comienzo, al repartir de este modo a los jugadores en dos categorías (activos y pasivos respecto a la acción de balón), los de Michael Malone logran dominar el tablero de ajedrez ofensivo. A esto cabe unir un aspecto para nada menor, como es la habilidad de Jokic para crear juego a través de los manos a manos y entregas. Con su cuerpo, el serbio consigue sacar esos centímetros de ventaja necesarios para que sus compañeros reciban la bola en una situación propicia. Así consiguen tanto penetrar sin que su marcaje les afecte o bien lanzar casi liberados y en ventaja.
Hay margen para que el oponente plantee una alternativa y consigan frenar el ataque de los Nuggets, pero ahí es donde entra la capacidad de lectura y, sobre todo, los automatismos de los que gozan los vigentes campeones. Llevar tantos años ejecutando jugadas muy parecidas, en los mismos espacios y con perfiles de jugadores muy similares hacen que, pese a que todo el mundo conozca qué van a hacer, siga siendo muy complicado evitar el desenlace final.