18. Esos son los jugadores en la historia de los Boston Celtics, la más rica y amplia de toda la NBA, que han disputado más partidos de verde que Marcus Smart entre Fase Regular y Playoffs. La cifra de 689 encuentros es ya un punto y final en la trayectoria de ambos pues la franquicia de Massachusetts traspasó al base en la jornada del 21 al 22 de junio en un intercambio a tres bandas que dio con Kristaps Porzingis en el TD Garden y con Smart en los Grizzlies.
El jugador más querido por la bancada Celtic pone fin abruptamente a su paso por la organización, la cual le eligió en el Draft y desde 2014 había crecido hasta convertirse en símbolo, capitán y figura clave del vestuario. Ahora, el Jugador defensivo del año en 2022 pone rumbo a un nuevo destino, uniendo fuerzas con Ja Morant y Jaren Jackson Jr, mientras Boston piensa ya en lo que Porzingis le aportará.
Pero, ¿por qué los Celtics traspasaron a uno de sus jugadores insignia? A continuación, la explicación y el análisis del movimiento.
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Kristaps Porzingis encaja en el sistema de Mazzulla
El asentamiento de Joe Mazzulla como entrenador jefe de los Celtics ha supuesto una cierta ruptura con respecto a lo visto en Brad Stevens e Ime Udoka. El técnico forma parte de una nueva oleada que entiende el juego de un modo distinto al de sus predecesores, más centrado en formatos abiertos, una gran confianza en el tiro exterior y que no comparte la visión de dos interiores representada por la dupla Horford-Williams.
De este modo, así como por culpa de las lesiones, Time Lord quedó relegado a un segundo plano, elevando al mismo tiempo a Derrick White al quinteto titular. Con Horford entrando en la fase terminal de su trayectoria (37 años), Williams siendo una total incógnita en lo que a disponibilidad se refiere y con el sistema desarrollándose por una vía más abierta, la llegada de Porzingis es la evolución lógica de Boston.
Errores o aciertos a un lado, el letón combina versatilidad ofensiva (55,9% de dos y 38,5% de tres) con un trabajo correcto atrás y presencia física. Si bien el ex del CB Sevilla no rinde al nivel de Robert Williams en defensa, sí ofrece más alternativas a nivel ofensivo y, sobre todo, encaja en aquello que Mazzulla sostiene. Independientemente de que sus problemas físicos guarden mucha similitud con los de Time Lord.
Todo sin mencionar el hecho de que Porzingis terminará contrato al término del curso 2023-2024, lo cual puede significar un impulso en su juego por la necesidad de garantizarse el futuro, pero también le abre la opción a Boston de renovarle ahora y asegurarse un interior joven (27 años) y con potencial.
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La necesidad de liberar el puesto de base
El contraste de los Celtics entre el rendimiento mostrado entre Fase Regular y Playoffs sorprendió a muchos, pero esto se veía intuyendo desde mediados de curso. La razón residía en la inconsistencia en ambos costados del campo y la dependencia del acierto exterior. En ese sentido, la anhelada llegada de Malcolm Brogdon no mejoró tal y como se esperaba el potencial verde. Sí, su rendimiento individual como sexto hombre fue impecable, pero la realidad va más allá de números tradicionales y estadísticas básicas. Y los Celtics lo comprobaron en el peor momento posible.
Después del desastre de las Finales de Conferencia la gerencia analizó la situación y llegó a la conclusión de que debían cambiar el enfoque en el puesto de base. Los rumores llegaron de la mano de Chris Haynes, que reportó en Bleacher Report la disponibilidad de Smart, Brogdon y Pritchard. En origen, el movimiento por Porzingis iba a mandar al segundo con destino Clippers, pero la franquicia angelina lo desestimó por dudas respecto a su estado de salud, momento en el cual los Celtics cambiaron de aproximación.
Esta operación está lejos de estar concluida, es decir, aunque Brogdon no haya salido del equipo en este traspaso no significa que vaya a permanecer. De hecho, siguiendo la lógica de los rumores publicados y a la vista de cómo luce el plantel, lo esperado sería que se produjesen más movimientos.
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Búsqueda de un cambio en el vestuario
La presencia constante de un jugador en el mismo equipo durante mucho tiempo, no siendo este la estrella o la segunda espada del mismo, acaba provocando problemas. Quizá estos no traspasen nunca la puerta del vestuario o no sean evidentes sobre el parqué, pero esas tensiones suceden, más si la autoridad de quien está al mando se pone en cuestión. Algo que ha podido ocurrir durante esta pasada campaña con los diferentes cambios en la estructura jerárquica y una nueva filosofía de juego que no encajaba con lo que tuvo un relativo éxito en 2022.
La importancia de Smart iba más allá del parqué, como aglutinante y eje vertebrador del equipo en términos abstractos. Sin embargo, su rendimiento había caído lo suficiente como para hacer saltar las alarmas.
Brad Stevens tiene claro que Jayson Tatum ha de estar en el centro de todo para los Celtics y, en la medida de lo posible, Jaylen Brown. Con esto en mente el objetivo es crear el ecosistema más favorable para tener éxito en base a esta creencia, y si eso pasa por cambiar por completo el vestuario es un precio a pagar.
Es innegable reconocer la ascendencia de Smart al interno del grupo, de tal modo que si una decisión pudiera no ser compartida podría poner en peligro la estabilidad del mismo.
El preludio de lo que viene en la Agencia Libre
Como se apuntaba antes, el traspaso de Smart no va a cerrar las oficinas de los Celtics hasta octubre. Más bien es el inicio de una serie de operaciones cuyo objetivo es reformular el plantel verde. El siguiente en salir debiera ser Malcolm Brogdon, lo cual abre la posibilidad a algo que cerraría el círculo: la posible llegada de Chris Paul.
Si algo se puede decir en favor de Brad Stevens es que conoce la NBA a la perfección y entiende el juego como pocos. De ahí que sepa detectar muy bien cuáles son las necesidades de su equipo y quién es el indicado para ese rol.
El principal problema de los Celtics en este último curso (y en los anteriores) ha sido la creación de juego y la organización. Smart podía ser el mejor pasador de Boston, pero no era un base excesivamente creativo y director, mientras que Brogdon estaba más cerca de ser un escolta que un point-guard al uso. ¿Qué base podría encajar en lo que necesitan los verdes? Chris Paul.
No obstante, para que se produzca esto los Wizards deberían cortar su contrato parcialmente garantizado antes del 28 de junio, haciéndole ser agente libre y pudiendo unirse a Boston por el mínimo. A CP3 le interesa un ecosistema competitivo y con opciones de anillo más que un alto salario y el modo en el que se han producido los últimos acontecimientos hacen pensar que el objetivo de los Celtics pasa por Chris Paul.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.