12 puntos y 2 asistencias en el primer partido. 16 puntos y 6 asistencias en el segundo. Sin triples convertidos sobre 8 intentos, con la misma cantidad de pérdidas (5) que de rebotes y con un pobre 13 de 37 de campo.
Esa ha sido toda la contribución de Kyrie Irving en los primeros dos partidos de las Finales NBA entre sus Dallas Mavericks y los Boston Celtics. Y aunque el 0-2 no se le puede achacar únicamente a su bajo rendimiento, lo cierto es que para tener alguna esperanza de competir en el cruce, los Mavs necesitan una versión totalmente diferente del base a partir del tercer encuentro.
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Irving se ha visto neutralizado por dos expertos defensivos como Jrue Holiday y Derrick White. Boston convive con los puntos de Luka Doncic, a quien defiende uno contra uno -mayormente con Jaylen Brown-, pero se enfoca en cerrar vías de pase para el esloveno y a la vez, anular a la única otra opción anotadora de Dallas: Kyrie.
El plan está funcionando a la perfección para los Celtics. En el primer encuentro, Doncic sumó 30 puntos pero nadie más pasó de las 14 unidades. En el segundo la historia fue similar: 32 para Luka y nadie más por arriba de los 17.
La diferencia es que en contraste con nombres como Derrick Jones Jr., Daniel Gafford, Dereck Lively, PJ Washington, Dante Exum, Maxi Kleber o Josh Green -los otros 7 nombres de la rotación de Jason Kidd-, uno sí esperaría que Irving fuera alguien capaz de romper ese cerrojo y resolver por su propia cuenta. Incluso teniendo a defensores de ese calibre adelante suyo.
Después de todo, hablamos de un jugador que entró a este cruce en el Top 10 de máximos anotadores en Finales NBA y que en el pasado, durante su etapa en Cleveland, demostró que puede sacar su mejor versión en este tipo de instancias.
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Sin embargo, nada de eso ocurrió en los dos partidos en el TD Garden. Irving ni siquiera llegó a calificar como segunda guitarra para Doncic, luciendo simplemente como uno más, dentro de un equipo de Dallas sin la habilidad para romper con la defensa rival.
Frente a otra enorme defensa perimetral como Minnesota, Irving promedió 27 puntos con un 49% de campo. Y no lo hizo en años previos, sino hace apenas algunos días. Esa versión dominante de Kyrie existe y Dallas necesita que resurja en el American Airlines Center.
Sin ella, la temporada NBA podría llegar a un final abrupto tan pronto como el próximo viernes, sin siquiera regresar a Boston.
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