Durante mucho tiempo dos almas han convivido dentro de Draymond Green con una relativa alternancia. Una se traducía en un jugador brillante, creativo y resolutivo en ataque mientras en defensa era el eje y clave del éxito de su equipo. La otra dejaba aflorar a alguien dañino, para los suyos y en ocasiones para la integridad del rival, con salidas de tono y acciones poco deportivas. El éxito de Golden State Warriors relativizó la segunda cara del interior, pero una vez que la etapa de la dinastía se ha cerrado y el tiempo ha terminado por afectar al juego de Green, lo negativo le ha ganado la batalla a lo positivo.
Y el problema para los Warriors es que, ahora mismo, Draymond genera más problemas de los que es capaz de resolver sobre la cancha.
En el breve transcurso de esta temporada Green ha sido en parte responsable de dos momentos críticos. El primero, su reacción ante el suceso entre Klay Thompson y Jaden McDaniels, donde acabó haciéndole a Rudy Gobert una llave desde atrás alrededor del cuello. La segunda, en el crucial encuentro del Torneo NBA contra los Sacramento Kings, con una serie de decisiones que llevaron a Golden State a la eliminación.
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Y aunque las críticas al veterano de los Warriors tiendan a aparecer cuando sus acciones derivan en actos poco deportivos, la realidad es que sus actitudes más dañinas para el equipo son aquellas que cambian el curso de un partido. Ejemplo de ello fue lo ocurrido frente a los Kings.
Con el último cuarto en juego y los de San Francisco entraban con una ventaja de 9 puntos, teniendo el objetivo de los 12 para clasificarse para los cuartos de final de la copa. No obstante, los Kings llevaban desde el descanso jugando cada vez mejor y dándole la vuelta a una desventaja de -24. La tensión y la presión por ganar de los Warriors iba en aumento, momento en el que Green perdió los papeles una vez más.
La mecha que predió a Draymond fue esta acción donde Trey Lyles le golpeó con un codo en la lucha por un balón dividido. El jugador de Golden State se quedó tendido en el suelo lamentándose por la acción mientras el juego seguía su curso.
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— Wrestling State ® (@WrestlingStatee) November 29, 2023
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A la jugada siguiente fue señalada una falta a Stephen Curry sobre Malik Monk algo dudosa y que Draymond se encargó de explicar al árbitro más cercano, simulando el gesto de la infracción por acompañamiento, recibiendo una técnica en consecuencia.
— dubs408 (@somedubvids) November 29, 2023
Desde ese momento Green decidió hacer la guerra por su cuenta. En cuanto se puso el balón en juego realizó una falta personal sin motivo justificable sobre Monk únicamente para que Steve Kerr le sacase de cancha. A continuación, técnico y jugador intercambian palabras en donde Draymond trata de explicarse sin éxito mientras pone rumbo al banco.
La cosa no terminó ahí pues cuando regresó a cancha tardó poco más de un minuto en volver a realizar una acción sin mucho sentido y que afectó a las aspiraciones de victoria de Golden State. De hecho fue uno de los momentos más extraños del encuentro. Con Moses Moody siendo el mejor de los de San Franscisco, Kerr le sacó, aunque por momentos daba la sensación de que hubo una equivocación y era Draymond quien pudo salir.
De poco importó aquello, pues instantes después Green realizó una dura falta personal sobre Trey Lyles, pero Kerr no le sustituyó sino que le dejó sobre el campo pese a los errores que después cometería:
— dubs408 (@somedubvids) November 29, 2023
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El desplome de los Warriors ante los Kings tiene una explicación táctica y deportiva, al ser incapaces de dar una respuesta al marcaje doble sobre Stephen Curry, pero también guarda mucha relación con la actitud de Draymond Green, así como sus actos y toma de decisiones. Es innegable la ascendencia que tiene el veterano sobre el grupo como uno de sus líderes, de tal modo que cuando se sale mentalmente del partido acaba por afectar también a sus compañeros.
La realidad ahora mismo de Draymond Green es que vive de las rentas, de lo conseguido tiempo atrás, pero cuyo presente es en absoluto positivo. El problema para Golden State pasa por una serie de malas decisiones en lo económico y deportivo que van a tener que afrontar más pronto que tarde.
Un traspaso por el veterano de 33 años parece muy poco probable. Renovado a comienzos de julio por cuatro temporadas y 100 millones de dólares, siendo el último curso opción de jugador a razón de 27,6M, el futuro de los Warriors y Green está condenado a seguir el mismo camino. Cualquier escenario deportivo en el que Draymond continúe a este nivel sobre la cancha y restando opciones de ganar por su toma de decisiones va a ser un palo en la rueda de Golden State. Más si optan a aprovechar los últimos destellos de Stephen Curry.
El último año y medio de Draymond Green se podría resumir a partir de sus salidas de tono. Jordan Poole, Domantas Sabonis, Rudy Gobert y otros pequeños incidentes que le han costado a los Golden State Warriors más de una derrota evitable.
