¿Por qué? Una pregunta que a los Denver Nuggets también les gustaría saber la respuesta. Y es que Devin Booker está teniendo unos Playoffs extraordinarios. Sí, esta afirmación suele utilizarse a la ligera en este punto del curso, pero en esta ocasión el escolta de Phoenix Suns tiene argumentos suficientes como para defender su caso. Un caso fundamentado en dos pilares clave en postemporada: volumen y acierto.
Los Suns se han conseguido mantener en la serie frente a Denver sin contar con el eje de su juego, Chris Paul. Algo que ha sido posible gracias a la unión del mencionado Booker y Durant, capaces de combinarse para 66,8 de los 117,1 puntos de media de Phoenix en estos Playoffs (57%). Por poner en contexto, solo otra pareja había conseguido promediar en ambos casos más de 30 tantos en Playoffs jugando un mínimo de 8 encuentros: Elgin Baylor y Jerry West en 1962. Es decir, una producción ofensiva prácticamente inédita.
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Más allá de la brillantez de KD, sus números han sido más terrenales, lanzando al 54,1% de dos y al 35,4% de tres. Todo lo contrario a un Booker que lidera en puntos por partido (36,8), acierto en tiros de dos (65,2%) y precisión en triples (51%). De hecho, el rendimiento del jugador de Phoenix a nivel ofensivo es tan alto que cuesta encontrar un espacio en estos Playoffs donde no impere el verde en su carta de tiro:
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Cuesta encontrar razones profundas que expliquen el inusitado acierto de Devin Booker, especialmente en la serie frente a los Nuggets, donde ha acumulado un 79,1% de precisión en los Partidos 3 y 4. Aún pese a la dificultad analítica que los elevados datos entrañan, puede explicarse a través del modo en el que lo está haciendo.
El jugador de los Suns ha aplicado un ritmo altísimo a su ataque, moviéndose a una media de 6,9 kilómetros por hora en cada acción ofensiva (4,31 mph). Por delante suyo se encuentran nombres como De'Aaron Fox, Jamal Murray o Jalen Brunson, pero ninguno de ellos se acerca al tiempo de media que pasa en cancha (42,5 minutos).
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Al imprimir un ritmo tan alto a sus incursiones hacia el aro obliga a los Nuggets a ponerle un defensor igualmente veloz para, al menos, poder llegar a estar a su par. Eso significaría poner a Murray con Booker, con el peligro añadido de que el canadiense sufriría en el choque físico ante este. De tal modo, que Kentavious Caldwell-Pope y Bruce Brown han sido los principales responsables de la defensa de la estrella, primando Michael Malone el juego posicional respecto a los momentos de transición o llegada. ¿El resultado? Un Booker de otra galaxia.
Y es que, al llegar con tanta celeridad al campo contrario, lo normal sería atacar el aro, pero la figura de los Suns ha optado sistemáticamente por lanzar desde la media distancia, dejando sin margen de respuesta a Denver:
Llegados a este punto, el ajuste que podría tratar de implantar Malone sería centrado en el balance defensivo, es decir, posicionarse alrededor del aro antes de que se plante Booker ahí.
¿El problema? Que en estático el escolta de los Suns tampoco ha encontrado rival en los Nuggets:
Unos números que no parecen importar al protagonista, quien solo atiende a qué equipo tiene más victorias en el global de la eliminatoria.
"Solo estoy tratando de ganar", dijo Booker tras el cuarto partido. "Siempre digo que podría tirar la eficiencia por la ventana. No me importa eso. Hay que seguir adelante, seguir atacando, seguir siendo agresivo".
Para Booker todo parte de su obsesiva aproximación al juego, con una ética de trabajo intachable y una disciplina espartana a la hora de preparar cada partido. A través de la repetición continuada el jugador de Phoenix está rozando su propia excelencia, la cual pasa por llegar a unos espacios concretos de la cancha y ejecutando unos gestos técnicos determinados.
"Conozco los lugares donde se supone que debo ser agresivo y donde se supone que debo hacer pagar al otro equipo", continuó el jugador. "Lo hago en transición, tratando de salir y jugar rápido, para que no puedan establecer su defensa y lanzarme una doble marca. Por lo general, no suelo disponer de tiros abiertos. Así que esto es algo nuevo para mi debido a la gravedad ofensiva de Durant".
Esto último que destacó Booker en rueda de prensa en declaraciones recogidas por Tim McMahon resulta particularmente interesante. Correlación no siempre significa causalidad, pero la llegada de KD al equipo ha liberado al nativo de Michigan de una presión defensiva que antes le asfixiaba, razón por la cual Phoenix colapsó en 2022. Durant, por su propio peso ofensivo, arrastra buena parte de la atención en la defensa rival, de tal modo que el resto disponen de opciones "más cómodas". Que un sistema tan precario como el de Denver tenga que hacer frente a dos supernovas del calibre de Booker y KD explica en gran medida los números registrados hasta el momento en la eliminatoria.
Solo hay algo más peligroso para un rival que el hecho de que la estrella rival tenga confianza en su juego, que además esté cómodo en cancha. Los Nuggets han permitido que Booker despliegue todo su arsenal sin apenas oposición, porque para él un lanzamiento sobre bote en la media distancia tiene una mayor efectividad que uno liberado desde el triple.
Cómodo, confiado y en pleno ascenso no parece haber techo para la estrella de los Suns, dispuesto a romper cuantos récords tenga por delante si eso significa ganar.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.