Si uno se detiene a observar de cerca a los Boston Celtics no identificará muchos cambios respecto a la temporada pasada, incluso respecto a las anteriores. Incapacidad para cerrar los partidos, alergia natural a atacar la pintura, un más que probable exceso en el volumen de triples, irregularidad defensiva. Sin embargo, hay momentos en los que el conjunto dirigido por Joe Mazzulla alcanza la perfección absoluta sobre la cancha. Y no, no tiene que ver solamente con el trabajo de Jayson Tatum y Jaylen Brown, más bien ocurre cuando otra pareja está en activo, una dupla de la que pocos esperaban que tuviera un impacto tan grande como el visto en esta temporada.
La unión de Derrick White y Kristaps Porzingis está siendo el pegamento que une a los Celtics y la razón principal por la que pueden pasar de ser el eterno proyecto aspirante a un sólido y firme favorito a ganar la NBA en esta temporada 2023-2024.
Es innegable que Boston está siendo el equipo más equilibrado en lo transcurrido de Fase Regular. Con un inmaculado 16-0 de balance como local y habiendo concedido apenas 7 derrotas con un 40% de los encuentros del curso disputados, los verdes son un claro aspirante a todo. Pero como demuestra la historia y el pasado reciente de este grupo, lo conseguido de octubre a abril no tiene valor alguno si no tiene continuidad en el mes de mayo.
Uno de los problemas que ha demostrado tener el equipo bajo la dirección de Mazzulla es la combinación de un alto ritmo de juego con una defensa acorde a esa velocidad. Para llevar a cabo tal estrategia es preciso contar con jugadores capaces de moverse igual de rápido en ambos costados, de poder alternar situaciones de dentro afuera y de marcar la diferencia en el balance. Porzingis y White son dos perfiles que, por el momento, están pudiendo llevar a cabo tal estrategia.
Con un ritmo ligeramente superior a las 100 posesiones, estos dos jugadores están dejando a sus oponentes en tan solo 107,2 de ratio defensivo, lo que equivale a la 12ª mejor pareja de toda la NBA con al menos 500 minutos disputados.
La rapidez de reacción de White a la hora de identificar qué va a hacer el rival y cómo puede desarrollarse la jugada está siendo crucial. Su movimiento de pies, el uso de las manos e incluso su salto vertical le dan a Boston un impulso defensivo incalculable, más si se junta con Porzingis como protector de aro:
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Mientras, cuando White no llega a cubrir todos los espacios exteriores o bien no está directamente involucrado en la jugada, el letón es quien marca la diferencia en la zona restringida. Porzingis está concediendo 60,4% de acierto en el aro y un espectacular 40,2% en el resto de la pintura a sus rivales, ambos datos que le colocan en la élite de la NBA en ese sentido.
Con los dos juntos el potencial defensivo de Boston es infinito:
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Pese a todo lo expuesto, es en ataque donde los Celtics se benefician más de la pareja Porzingis-White.
Con estos dos en cancha la ofensiva de Boston se dispara a 126,9 puntos por 100 posesiones, el tercer mejor dato de la liga, únicamente superadas por las combinaciones de Haliburton con Bruce Brown (128,3) y Myles Turner (127,9). En esencia, los Celtics tienen a la segunda dupla más poderosa en ataque de toda la competición, dejando claro que esta es una de sus armas secretas. De hecho, el rendimiento supera con creces al Tatum-Brown (118,5) o a cualquiera integrada por Holiday o Horford.
La productividad ofensiva que generan estos dos también se aprecia en que el quinteto más utilizado (294 minutos), donde se encuentran estos dos jugadores, sea también la segunda mejor alineación en el cómputo general de la competición con un +17,3 de net rating.
White y Porzingis parecen entenderse a las mil maravillas en ambos extremos del campo. Quizá la defensa deje mejores sensaciones en sus aficionados por el nivel de esfuerzo que aplican, pero es en ataque donde más rendimiento puede sacarle Mazzulla. Los Celtics lucen como un equipo diferente cuando ambos están sobre la cancha, independientemente de sus acompañantes. Abren el campo, economizan esfuerzos y castigan los errores rivales.
El principal escollo que tienen por delante es la disponibilidad de Porzingis, quien ha jugado 24 de los 33 partidos de esta temporada. Un dato positivo teniendo en cuenta su historial, pero que no debe perderse de vista debido a la poca profundidad en la segunda unidad de la que disponen los verdes.
Los Celtics no han tenido una rotación de seis jugadores con un potencial de campeonato como este en más de una década. Incluso cuando se plantaron en las Finales en 2022 con un sistema defensivo mejor armado sus opciones eran más limitadas que a día de hoy. Joe Mazzulla tiene en sus manos a un equipo con capacidad para tumbar a todo aquel que tenga delante y con unos pocos arreglos y ajustes que hagan de aquí a abril Boston puede estar más cerca de su anhelado 18º anillo.
Pero todo pasa por la disponibilidad y rendimiento de Porzingis y White.