El Inter Miami del Tata Martino ya ha dejado escapar uno de sus objetivos principales de la temporada. El conjunto estadounidense perdió los dos partidos de cuartos de final de Concachampions ante Rayados de Monterrey -5 a 2 en el global- y se quedó afuera del principal certamen continental de la Concacaf.
El resultado impacta por la caída de grandes estrellas del calibre de Lionel Messi, Luis Suárez, Sergio Busquets o Jordi Alba, todos titulares en México, pero no tanto por la lógica del armado de un plantel en el que ya sobresalen errores graves y difíciles de remediar en esta campaña.
Lo primero a entender a la hora de analizar el armado del Inter Miami alrededor de sus estrellas es cuál fue su intención. Sacando de lado las incorporaciones de los exBarcelona, el resto de los movimientos tuvieron un objetivo claro y común: apuntar al fútbol sudamericano, especialmente argentino, y buscar jugadores jóvenes, de talento pero también buena proyección.
Así fue como en el último año incorporaron a Facundo Farías -5.5 millones de dólares-, Tomás Avilés -7 millones de dólares- y Federico Redondo -8 millones de dólares-. Además, sumaron al volante paraguayo Diego Gómez -3 millones de dólares- y aprovecharon el poco lugar de Marcelo Weigandt en Boca para sumarlo vía préstamo.
Solo con Farías, Avilés, Redondo y Gómez, el Inter Miami gastó algo menos de 24 millones de dólares en cuatro fichajes. Y ahí empiezan los problemas. Porque si bien se trata de jugadores de proyección, ninguno de esos nombres cambia considerablemente el panorama del equipo, ni siquiera en una liga de menor calibre como la MLS.
Las inversiones injustificadas del Inter Miami
Farías -hoy lesionado- asomó con fuerza en el fútbol argentino, pero su producción en Colón se fue desinflando con el paso del tiempo. En su carrera, suma apenas 170 minutos en selecciones juveniles -todos en amistosos con la Sub 23-. Entre 2022 y 2023, acumuló apenas 5 goles y 2 asistencias en 37 partidos con el Sabalero por el certamen doméstico.
Los 7 millones por Avilés son todavía más difíciles de justificar. El oriundo de Río Gallegos venía teniendo un correcto rendimiento en Racing a una temprana edad, pero hablamos de una cifra que por un defensor central se paga por una garantía de seguridad y por alguien que realmente asome como una estrella en el largo plazo. Y hoy, el joven argentino no parece cumplir con ninguno de esos dos requisitos.
Cuando el Genoa compró a Cristian Romero proveniente de Belgrano de Córdoba, lo hizo por algo más de 4 millones de dólares. Cuando el Ajax sumó a Lisandro Martínez desde Defensa y Justicia lo hizo justamente por 7 millones. Cuando Germán Pezzella pasó de River al Betis lo hizo por algo más de 2 millones. Mientras que cuando el Porto le compró a Nicolás Otamendi a Vélez, pagó 4 millones.
Si bien los valores del mercado han subido en los últimos años, la realidad es que el Inter Miami pagó por Avilés lo mismo o más por lo que se ficharon a los recientes centrales campeones del mundo en 2022. Y si se buscan fichajes de centrales más recientes, se puede mencionar que el Milán sumó a Marco Pellegrino desde Platense por solo 4 millones de dólares.
Y esto no significa que la incorporación del exRacing haya estado mal apuntada, pero sí que no parece haber sido el mejor manejo de los recursos. Sobre todo cuando otros centrales jóvenes tienen mejor presente -y posiblemente futuro- en el fútbol argentino. Aaron Quirós, Ian Glavinovich o Nicolás Valentini, por nombrar a algunos de los que hoy forman parte de la estructura de la Selección Sub 23.
El Inter Miami pagó todavía más por Federico Redondo -hoy también lesionado-, un jugador que por velocidad y características, parece poco compatible en un mediocampo con Sergio Busquets. Sus 8 millones de dólares son exactamente la misma cifra por la que el Brighton fichó a Alexis Mac Allister en 2019.
La enseñanza desaprovechada de la Selección Argentina
La Selección Argentina mostró -y muestra- el mapa para explotar estos últimos años de carrera de Messi y podría decirse lo mismo con Luis Suárez: un mediocampo repleto de velocidad y dinámica, con laterales veloces que lleguen frecuentemente hasta el área rival. Básicamente, hacerle la vida más fácil a los cracks del ataque y evitar un desgaste que ya no pueden realizar a su edad.
Inter Miami, en cambio, hizo todo lo contrario: junta en mitad de cancha a volantes posicionales y en los laterales coloca a un Jordi Alba de 35 años y a un Marcelo Weigandt que era tercera opción -sin minutos- en Boca Juniors.
De nuevo, dejando de lado a las estrellas culés, los de David Beckham usaron casi 24 millones de dólares en jugadores que, o no son desequilibrantes o no juegan en las posiciones más importantes que necesitaban reforzar. El Inter Miami continúa con un arquero de enormes deficiencias como Drake Callender; no tiene defensores firmes en su última línea y sobre todas las cosas, no tiene volantes que le simplifiquen el trabajo a Messi y a Suárez.
En el último verano sudamericano, los de la Florida estuvieron en negociaciones por Cristian Medina, mediocampista de Boca Juniors. Las mismas no llegaron a buen puerto, pero dieron una muestra de exactamente la clase de jugador en la que hubiera tenido sentido gastar el presupuesto. Presente, futuro, dinámica y desequilibrio en un sector clave del campo.
En campañas recientes, otros equipos de la MLS hicieron inversiones fuertes por talentos argentinos comparables a Medina. Atlanta pagó unos 15 millones de dólares por Thiago Almada y antes había pagado unos 13 millones por Esequiel Barco. Mientras que FC Dallas incorporó a Alan Velasco por unos 7 millones. En 2019, el propio Inter Miami fichó al delantero Julián Carranza, hoy figura en Philadelphia, por menos de 6 millones.
Inversiones de menor o mayor costo, pero por nombres de verdadera jerarquía, en posiciones neurálgicas del ataque. En cambio, el Inter Miami invirtió en puestos de bajo impacto y se conformó con un plantel a lo sumo mediocre, que sencillamente no está a la altura de sus grandes nombres.