La línea entre éxito y la ausencia del mismo es tan fina que en ocasiones se suele perder la perspectiva o bien desviarse del camino recto en busca de un atajo. Esa ruta alternativa siempre tiene sus riesgos derivados por avanzar en territorio desconocido, por momentos inhóspito y no siempre tiene una recompensa inmediata. Utah Jazz estuvo a punto de alcanzar una cima que habría supuesto la consecución del proyecto iniciado ya hace prácticamente un lustro. Con 3-1 a favor en la eliminatoria ante Denver Nuggets, los de Quin Snyder llegaron a disponer de una renta de 9 puntos al tercer cuarto del quinto partido, lo que de haberse mantenido habría significado su pase a las Semifinales del Oeste. Sin embargo, los de Colorado se recompusieron y le dieron la vuelta a la eliminatoria, dejando a estos sin opciones y borrando el gran cierre de temporada que habían realizado.
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La campaña del Jazz se había caracterizado precisamente por ese tipo de irregularidades, intercalando rachas amplias de triunfos con el opuesto en derrotas. La inconsistencia y la ausencia de un término medio en el rendimiento continuado terminaron por pasar factura a un equipo que parecía haber alcanzado su máximo rendimiento colectivo, incluso a pesar de la baja de Bojan Bogdanovic y el mejorable nivel de Mike Conley. Pese a todo, aquella serie ante los Nuggets enseñó una lección al cuerpo técnico de Utah, un indicio de que podían desviarse del camino y probar otra vía para completar el proyecto. A lo largo de la eliminatoria, el Jazz promedió 15,7 triples anotados en 37,2 intentos, unos números altísimos dado el contexto de Playoffs, acompañado de un porcentaje de tiro efectivo del 58,3%. De hecho, solo bajaron de los 16 en el infame Juego 7 que terminó con un bajísimo marcador de 80 a 78.
No resulta en absoluto rompedor en pleno 2021 abrazar el triple como un punto fundacional del sistema ofensivo de un equipo NBA, el proceso de aumento en el uso y volumen iniciado hace prácticamente una década hace tiempo que dejó de ser vanguardia para convertirse en algo hegemónico y generalizado. No obstante, en el caso del Jazz la decisión de cambiar su aproximación al juego sí que llama la atención y es digna de mención.
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El proyecto del conjunto de Salt Lake City había fundamentado su idea de juego a través del eje Gobert-Mitchell. Con el francés como facilitador sin balón a través del bloqueo directo, siendo uno de los más destacados en screen assist, y con Spida como manejador primario y vía de escape desde el 1 contra 1. Una aproximación muy cercana al básquet FIBA con el añadido de la diferencia de espacios y la rapidez de ejecución, dando muestras de una progresiva evolución gestionada a partir de una firme creencia en el continuo movimiento de balón en inversión como paso previo al directo.
Ese decepcionante final ante los Nuggets obligó a una reformulación del sistema por parte de Snyder, que junto a su staff ha realizado los cambios pertinentes para explotar todo el potencial del equipo en su intento por llevarlos a su máximo rendimiento posible. Ese cambio ha venido de la mano de un aumento considerable en los intentos, aciertos y, en general, de la importancia del lanzamiento exterior a nivel ofensivo en lo que llevamos de temporada 2020-2021. Mientras se firman estas líneas, Utah Jazz es el equipo que más triples anota, el que mejor porcentaje de acierto tiene y el tercero que más lanza de toda la NBA. En contraste, en la pasada campaña fueron los séptimos en conversiones, décimos en intentos aunque primeros en acierto.
Esta apuesta total por el triple está haciendo de Utah Jazz uno de los conjuntos más eficientes en términos ofensivos, con el quinto mejor ataque de la liga (113,9 de ratio ofensivo) y el cuarto con mejor porcentaje de tiro efectivo, guarismos que responden a un contexto que aboga por la apertura del campo y un mejor espaciado ofensivo. Lo cual ha permitido convertir a la franquicia en uno de los grupos más temidos, poseedores de la mejor racha en activo de victorias con un total de 9, invictos desde el pasado 6 de enero y con opciones de seguir alargando este dulce momento. De hecho, a lo largo de ese lapso el Jazz ha ganado 8 de esos 9 duelos por más de 10 puntos de diferencia, a una media de 18,7 triples por noche, números únicos.
Sin ir más lejos, los de Snyder encadenan un total de 7 partidos consecutivos anotando más de 15 tiros exteriores por noche, lo que los convierte en la tercera mejor racha en ese sentido de toda la historia de la NBA, y solo superado por los 8 encuentros de Dallas Mavericks y los 10 de los texanos.
Más partidos seguidos con +15 triples
Ránking | Equipo | Partidos seguidos | Temporada |
---|---|---|---|
1 | Houston Rockets | 10 | Entre la temporada 2018-2019 y la 2019-2020 |
2 | Dallas Mavericks | 8 | 2019-2020 |
3 | Utah Jazz | 7 | 2020-2021 |
4 | Houston Rockets | 6 | 2017-2018 y 2019-2020 |
El ejemplo de los Rockets de temporadas anteriores ha servido de punto de partida para el Jazz, que está tratando de replicar la tendencia marcada por el equipo dirigido por Mike D'Antoni. Si bien en el caso de los texanos llegó un momento que todo emergía de la unión Capela-Harden desde el pick&roll, Utah está consiguiendo replicar eso mismo con su particular pareja, añadiendo otro manejador de élite como Mike Conley y tiradores off ball y off the dribble como son Bojan Bogdanovic y Jordan Clarkson, ambos fundamentales en la ejecución ofensiva.
Snyder y su staff han pulido el espaciado ofensivo de tal modo que ahora sí que son capaces de generar ventajas para el tiro exterior desde el bloqueo directo y obligar a los rivales a realizar ayudas largas que faciliten un tiro abierto. La mayor parte de los triples de Utah están llegando a través de situaciones de este tipo, tan preciadas y codiciadas como difíciles de conseguir en la actual NBA. Y es que los de Salt Lake City están produciendo 10 de sus 16 conversiones con el tirador completamente liberado y un asombroso 44% de acierto. En contraste, en el curso anterior apenas eran 7,7 con un porcentaje del 42,2%. En otras palabras están sacando 9 puntos más con 5 situaciones de este tipo por noche y aumentando el acierto incluso.
Como consecuencia directa de esta firme convicción por el tiro exterior, el Jazz está dejando de lado la que había sido la seña de identidad de su juego hasta la fecha: la pintura. Si en el curso anterior la mayor parte de sus puntos habían venido de la zona restringida con un 42,3%, esto se ha reducido drásticamente dejando paso al triple en una paradójica situación por la que han invertido la distribución:
Temporada | %Puntos en la pintura | % Puntos desde el triple |
---|---|---|
2019-2020 | 42,3% | 36,1% |
2020-2021 | 39,2% | 44,2% |
El valor añadido de los 3 puntos respecto a los 2 que otorga todo tiro bajo el umbral de la línea exterior es una recompensa demasiado alta para no invertir más y más esfuerzos en conseguir acciones de este tipo en cada posesión. Por el momento, el Jazz ha incrementado su producción en cuanto a volumen teniendo como reacción inmediata una explosión en forma de puntos, pasando de ser uno de los equipos que menos anotaba entre los que entraron en los Playoffs a liderar la liga en los últimos 9 partidos en ese sentido:
Puntos por partido | Ránking NBA | |
---|---|---|
2019-2020 | 111,3 | 18º |
2020-2021 | 112,9 | 12º |
Últimos 9 partidos | 116,1 | 1º |
De continuar Utah Jazz por este camino en cuanto a volumen y acierto desde la línea exterior, emularían algo solo conseguido por los Houston Rockets de 2019 como el único equipo capaz de promediar más de 16 triples por noche. No obstante, la tendencia al alza del triple parece ser una cuestión generalizada en la actual temporada, con hasta 5 equipos por encima de las 15 conversiones de promedio (Jazz, Raptors, Bucks, Clippers y Blazers), un hito solo firmado por los Mavs de 2020 y los Rockets entre 2018 y el pasado curso.
Solo el paso de las semanas y partidos podrá determinar si la apuesta del Jazz es sostenible así como su racha, lo que no resta importancia al mérito que tiene haber cambiado de manera tan rápida, veloz y eficiente su forma de entender y acercarse al juego dada la composición de su plantel.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.