Una noche más de competición, una derrota más que suma San Antonio Spurs y ya van 10, de las cuales 7 se han producido de manera consecutiva. El equipo entrenado por Gregg Popovich vive inmerso en una crisis de la que parece no divisar el final, más aún si tomamos como ejemplo la derrota del miércoles por 138-132 ante Washington Wizards, en un encuentro en el que desaprovecharon la oportunidad de romper el partido al tercer cuarto. Los 31 puntos anotados por DeMar DeRozan resultaron insuficientes para detener a una ofensiva rival que anotó 18 de los 30 triples que intentó.
Los Spurs mostraron dos versiones diametralmente opuestas en el mismo partido. Durante la primera parte, San Antonio consiguió seguirle el ritmo a uno de los equipos más prolíficos en anotación de toda la liga, firmando sus mejores marcadores de primer y segundo cuarto de esta temporada con 38 y 69 puntos al final de cada periodo. Sin duda, esa fue la clave del encuentro, el hecho de que la defensa de los texanos fuese incapaz de frenar la sangría anotadora que proponía Washington.
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Los capitalinos, a pesar de realizar menos intentos de campo, obligaron a sus rivales a mantener un ritmo de juego altísimo con un gran volumen de posesiones.Pero más allá del marcador tan amplio, la clave reside en el hecho de que los Spurs jugaron a 120 posesiones en el encuentro cuando su promedio es de 101, por debajo de la media de la liga. Además, el acierto de Wizards se impuso en un final agónico para los de Brooks, consiguiendo acabar el choque en 58% en tiros de campo y 60% en triples.
San Antonio, por su parte, fue a remolque durante una segunda mitad donde Beal (33 puntos), Bertans (21 puntos), Smith (21 puntos) o Wagner (13 puntos) entregaron un constante flujo de puntos, que los llevó a firmar un 38-29 en el tercer cuarto que resultaría mortal.
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Los Spurs se colocaron con un balance de 5-10 y sumando la séptima derrota consecutiva. Sin duda, el peor momento del equipo en casi dos décadas y que supone la peor racha negativa del equipo desde que Gregg Popovich tomase el mando en la temporada 1996-1997. Además, esta serie de encuentros es el peor trance desde aquel momento que desencadenó la decisión del actual técnico de los Spurs de pasar de los despachos al parqué, cuando Bob Hill comenzó con un balance de 3-15 y diez encuentros perdidos seguidos.
Nadie espera que el veterano Pop de un paso atrás, ni mucho menos, pero sin duda se trata del peor momento que vive el equipo texano en más de veinte años y que pone en peligro la integridad del proyecto.
Un ataque ineficiente
Los Spurs siempre se han caracterizado por mutar conforme los tiempos cambiaban, adaptándose rápidamente a todo tipo de variaciones en el tipo de estilo y juego. Desde la guerra de trincheras de finales de los años 90, pasando por el auge del poste bajo y defensa férrea de los 2000 hasta coronarse como baluartes del "beautiful game" en 2014. Pero con las diferentes retiradas de sus buques insignia y la salida de Kawhi Leonard, los de Popovich han perdido la identidad que los caracterizaba hasta convertirse en un sistema dependiente de DeRozan y Aldridge sin orden ni concierto.
La creencia de Popovich de abanderar la contracultura, contrarios a la explosión del triple, polarización de los espacios de uso y formatos móviles, ha hecho de los texanos una presa fácil para defender y un equipo al que le cuesta horrores producir puntos. Y, aunque eso sea un deseo del cuerpo técnico, la realidad es que en este arranque de temporada están anotando y lanzando más triples (9.9 de 25,3 intentos) que en toda su historia anterior. Un hecho que refleja que el ataque, aunque genera oportunidades, no resulta en absoluto eficiente ni tiene un traslado al balance general a modo de victorias.
El ascenso de ritmo respecto al pasado año (casi 4 posesiones más por noche) no ha supuesto una mejora en la productividad ofensiva, con balance de -2 en offensive rating, y permitiendo 2 puntos más en defensa por cada 100 posesiones.
Los Spurs generan más opciones ofensivas, lanzan más tiros y están en disposición de ganar más partidos y, sin embargo, ninguno de esos factores se convierten en victorias. La peor racha en la historia de la franquicia data de 1989 y se extiende a los 13 encuentros sin ganar, y es muy difícil imaginar un horizonte donde los de Popovich sean capaces de permitir duplicar sus derrotas consecutivas actuales, pero llegados a este punto es algo a considerar.
Por delante tienen siete encuentros ante rivales de la parte alta de la clasificación como 76ers, Clippers, Lakers o Rockets, con solo tres partidos "accesibles" frente a Knicks, Pistons y Wolves. Popovich se encuentra en un momento crítico de su carrera, quizás el mayor desde que relevó a Bob Hill.