La temporada 2019-2020 terminó resultando única y excepcional por diversos motivos. La suspensión y reanudación de la Fase Regular, lo atípico del calendario, el hecho de finalizar la competición en un terreno neutral o la ausencia de aficionados fueron algunos de los acontecimientos que hicieron de aquel curso algo irrepetible. Sucedió además algo inédito en prácticamente dos décadas: los San Antonio Spurs no estuvieron en los Playoffs. El final de una racha que se había mantenido desde 1998 casi como una tradición conoció su final en Walt Disney World en Orlando, finalizando la campaña en undécima posición en el Oeste y balance de 32-39.
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Cuando este resultado parecía conducir inequívocamente a un cambio de ciclo en Texas con el esperado relevo generacional de Gregg Popovich, el veterano entrenador ha conseguido colocar a los Spurs nuevamente en la zona noble de la clasificación y con opciones de seguir creciendo. Ahora mismo San Antonio ocupa el séptimo lugar en la Conferencia a tan solo 3 partidos de distancia del cuarto clasificado, LA Clippers, en la que está siendo una temporada de reivindicación para la franquicia.
Curiosamente, los Spurs han conseguido hasta el momento ubicarse en la zona noble siguiendo un modelo de juego que va en contra de lo que se considera actualmente la norma. En otras palabras, el equipo de Gregg Popovich parece haber rechazado de manera total las certezas que la extensión de la estadística avanzada había promulgado y sobre la que se asienta el actual momento de revolución ofensiva.
Si las bases del movimiento que progresivamente fueron calando en la composición de los sistemas ofensivos en la NBA se fundamentaban en una concentración de esfuerzos en los triples, puntos en la pintura y tiros libres, los texanos están consiguiendo construir un proyecto de futuro remando a contracorriente.
Los Spurs son ahora mismo uno de los equipos que menos intentos realizan desde la línea de tres puntos, representando apenas el 33,4% de sus tiros de campo, solo por delante de Grizzlies, Knicks y Cavs, además de invertir tan solo el 40% de sus intentos en la pintura (8º que menos) y son una de las escuadras que menos faltas consiguen por encuentro (18,3).
De este modo, San Antonio ha reconducido su sistema para que sea productivo en las conocidas como zonas intermedias, liderando la NBA en porcentaje de puntos desde la media distancia (15,1%), una norma que sigue la tendencia iniciada por el equipo de Popovich en 2019, justo con la llegada de DeMar DeRozan al plantel, y que desde entonces han ocupado la primera posición en la tabla en ese aspecto. De entre los jugadores que han disputado una media de 30 minutos en lo que llevamos de curso, los Spurs han conseguido colocar a dos de sus jugadores entre aquellos que más puntos anotan desde la media distancia, con el mencionado DeRozan en quinto lugar (21,1%) y Dejounte Murray en segundo (23,4%), solo superado por Chris Paul.
Mapa de calor de la distribución de tiros entre Warriors y Spurs: dos opuestos en sus intentos
La apuesta en firme por la media distancia resulta un tanto compleja de realizar en el actual ecosistema de la NBA por las dinámicas que tienen los equipos, los cuales han puesto todos sus esfuerzos en producir desde la larga distancia. Esto responde a una lógica evidente, ya que un 50% de acierto en tiros de 2 puntos equivaldría a un 33% en triples con un menor número de posesiones utilizadas, es decir, economización de los esfuerzos y una potenciación de los ataques. San Antonio, en contraste, es el equipo que más tiros de campo invierte por detrás de la línea de tres puntos, lo cual viene a aprovecharse de las defensas, las cuales priman la protección de la pintura y las esquinas, desprotegiendo lo que se considera un lanzamiento poco efectivo.
Pese a esto, los de Popovich no han renunciado al triple, ni mucho menos, únicamente están realizando una mejor y mayor selección de sus intentos en ese sentido, anotando un 36,3% desde la larga distancia. Lejos de la élite, pero establecidos en la media de la competición.
San Antonio está edificando su proyecto sin necesidad de derribar lo construido en los 20 años anteriores, generando un ecosistema ganador desde la defensa, la cual se ubica en 9ª posición actualmente (109,7), mejor que Milwaukee Bucks, LA Clippers o Boston Celtics. Algo que nace del buen hacer de figuras como Dejounte Murray, Rudy Gay o Patty Mills, y sostenidos en ataque por la evolución ofensiva de un DeMar DeRozan que desde que llegó a los Spurs en 2018 se ha convertido en un jugador mucho más completo y fiable. Hay cuerda para rato en el equipo de Popovich y no sería extraño volver a verlos en los Playoffs al finalizar el curso.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.