376 días fuera de la NBA estuvo Carmelo Anthony. Más de un año. Demasiado tiempo para alguien que estuvo en la liga de forma ininterrumpida desde los 19 años hasta los 34, pasando prácticamente la mitad de su vida como una de las estrellas de la mejor liga del mundo.
Por eso, más allá de la frustración deportiva de no integrar un equipo, para Anthony fue diferente. Después de su etapa frustrada y corta en Houston Rockets, Melo no lograba entender como ninguna franquicia le abría una oportunidad. "Estoy sorprendido", declaraba a los medios cuando comenzó la temporada 2019-2020 y aún no había conseguido equipo.
Pero a mediados de noviembre, con apenas 15 partidos disputados, apareció Portland Trail Blazers y lo fue a buscar al 10 veces All-Star. Anthony necesitaba un lugar donde demostrar que todavía podía ser valioso en la NBA. Portland necesitaba un jugador de jerarquía para completar su quinteto inicial, tras la lesión de Zach Collins (fue operado en su hombro izquierdo) en el cuarto juego de la fase regular.
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En un nuevo episodio del podcast "Pull Up with CJ McCollum", conducido por su compañero de equipo CJ McCollum, Anthony se manifestó muy feliz por la situación en la que terminó quedando. "Portland llegó en un momento clave de mi vida y mi carrera. Necesitaba a Portland en este momento, es lo que estaba buscando dentro y fuera de la cancha. Lo necesitaba, necesitaba la serenidad de estar en Portland, necesitaba el espacio. Necesitaba este tiempo para mí para encontrarme, para enfocarme en mi cuerpo y mis emociones. Realmente necesitaba a Portland. Tanto como ellos me necesitaban por motivos deportivos, yo los necesitaba por otras razones", afirmó Melo.
El ex jugador de New York Knicks agregó: "Siempre digo que Dios no comete errores y esto llegó en un momento fundamental para mí, y estoy aprovechando de ello. ¿Se nota no? No lo digo desde un punto de vista del básquetbol. Es simplemente la felicidad de estar acá y estar alrededor de los muchachos y ser capaz de amar al juego de nuevo, viajar, hablar y compartir mi experiencia y conocimiento con la gente. Eso es lo más importante para mí en este momento".
Anthony lleva 50 partidos jugados en la franquicia de Oregon. Está promediando 15,3 puntos, 6,3 rebotes, 1,6 asistencias y 0,8 robos por partido en 32,5 minutos por juego, con una efectividad del 42% en tiros de campo, 37% en triples y 84% en tiros libres. Números mejores que su producción en los 10 partidos que duró en Houston y que terminan siendo valiosos para un Portland que lo firmó por un contrato inferior a los 2 millones y medio de dólares.
Andre Miller, su compañero favorito
"En Denver tuve a mis compañeros favoritos. Kenyon Martin, mi pequeño hermano JR (Smith) y después llegó Allen Iverson. Nunca había jugado con alguien como Iverson. Eramos muy similares, aunque teníamos una dinámica diferente. Y el mejor compañero de todos fue Andre Miller. Nunca se quejaba de nada, trabajaba todos los días. Conocía el deporte, como tenía que prepararse. Si puedo aprender de como te preparás para jugar, sos uno de mis compañeros favoritos. En New York me pasó lo mismo con Lance Thomas, que hoy es uno de mis mejores amigos", declaró Anthony.
Melo y Andre Miller compartieron tres temporadas en Denver desde 2003, cuando Anthony fue novato, hasta fines de 2006, cuando Miller fue traspasado a Philadelphia 76ers por Allen Iverson.
"La cultura en la NBA y en el deporte profesional cambió"
Con 17 temporadas de trayectoria encima, Anthony dice que vio a las cosas cambiar y mucho. "Cuando arribé a la NBA no sabía lo que era ser el primero en llegar y el último en irse. Hacer las cosas necesarias como ejercicios para estirar el cuerpo, meterse en la bañera con hielo. No entendía que hacían mis compañeros y me reía. Pero cuando crecí me di cuenta que hay que hacer todo lo correcto para estar listo, cuidar el cuerpo, lo que comés, lo que tomás. A los 19 años era la cara de la franquicia y nadie se animaba a decirme las cosas o no les importaba ayudarme. Pero algunos me ayudaron y siempre los respetaré y valoraré hasta el final."
"Odio hablar del pasado, pero antes los rookies no se podían sentar siquiera en la misma mesa que los veteranos. Ahora todo cambió, es al revés. Ayudando a los jóvenes hacemos lo correcto. Me hubiese encantado que todo hubiese sido así antes. El deporte cambió dentro y fuera de la cancha. La cultura en la NBA y en el deporte profesional cambió."
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.