Tuvo que pasar un verano, una temporada casi al completo y 376 días para que Carmelo Anthony vuelva a enfundarse la equipación de un equipo NBA en un partido oficial. Demasiado tiempo desde aquel fatídico 8 de noviembre de 2018 donde los Houston Rockets se enfrentaron a Oklahoma City Thunder. Su 1-11 en 20 minutos y la derrota por 18 puntos de diferencia pesó más que su legado y figura, relegándolo al ostracismo del que Portland Trail Blazers lo rescató en la noche del martes.
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Apenas tardó un ataque en demostrar que no ha cambiado apenas. Guste o no, Melo no deja indiferente a nadie y, en un baloncesto que ha evolucionado a pasos agigantados desde que formase parte del Olimpo de la NBA a comienzos de la década, Anthony demostró que su juego pesa más que su contexto. En su primera acción, tras jugar un pin down con Whiteside y con todo dispuesto para devolvérsela en el desbloqueo, el alero de los Blazers se elevó en la media distancia incitado por la defensa de los Pelicans. El tiro golpeó sin piedad el aro sin opción a entrar, con sonido seco.
A partir de ese momento las sensaciones fueron mejorando, es cierto, anotando un triple liberado tras una mala rotación de los Pelicans. De hecho, el lanzamiento exterior fue la nota positiva del debut de Anthony, enchufando 2 de 3 intentos, aunque a decir verdad se le vio falto de forma y con poca puntería en el lanzamiento como demuestra su 2 de 11 en tiros de dos, una bandeja y un lanzamiento de media distancia. Sus aciertos se contaron con los dedos de una mano, sus errores en el tiro en suspensión y en la continuación tras los bloqueos fueron los protagonistas durante los 20 minutos que estuvo en cancha. El alero de 35 años finalizaría el partido con 10 puntos, 4 rebotes y 1 tapón a lo que añadió 5 pérdidas, 5 faltas y un -20 de balance general con él en pista.
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Contrastes en New Orleans
Noche de contrastes en el Smoothie King Center de New Orleans. Feliz por la oportunidad, con fallas y trabajo que realizar para colocarse al mismo nivel que sus compañeros y el estándar de la NBA actual. Mientras su uso ofensivo se basó en acciones donde él era el protagonista (bloqueador o bloqueado), en defensa dio muestras de desconexión y problemas en el espaciamiento y posicionamiento, especialmente en el lado débil. Anthony se interponía en las ayudas potenciales de Whiteside o simplemente no se colocaba correctamente para cerrar el rebote.
"Solo puedo decir que me sentí genial por volver al ritmo del juego, volver a la cancha, volver a donde creo que pertenezco, simplemente estar allí con los chicos nuevamente", dijo Anthony a los periodistas después del encuentro.
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"Pienso más en la rutina, el autobús del equipo, el almuerzo, estar cerca de los muchachos, el vestuario, solo la rutina a la que he estado acostumbrado durante 17 años, así que volver a eso. Pero en cuanto al partido, estuvo bien estar de vuelta".
"La mejor sensación de todas fue sentirme querido por un grupo de muchachos que creen en mí y en mi talento y en lo que puedo aportar al juego", agregó Anthony. "No fueron solo los jugadores. Fue el cuerpo técnico. Realmente mostraron un fuerte nivel de confianza en mí y en lo que todavía puedo hacer", aseguró emocionado Melo.
En esa misma línea se mostró su entrenador Terry Stotts. "Creo que Anthony lo hizo bien", dijo Stotts. "Para haber formado parte solo de una sesión de tiro por la mañana, creo que fue bastante bueno. Lanzó cada tiro que tuvo y entró con decisión a canasta".
El tiempo será el mejor juez para Carmelo Anthony en una oportunidad que tiene que servirle para relanzar su carrera y no tanto para recuperar su condición de super-estrella de la NBA, al estilo de otros grandes regresos como Derrick Rose, Kristaps Porzingis o Michael Jordan.
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