Cualquiera que se disponga a mirar los números tradicionales de Devin Booker sacará rápidamente una conclusión muy sencilla: está jugando peor. Su media de puntos ha caído de 25,6 a 23,7 mientras pasaba del 48,4% en tiros de campo a un pobre 43,7%. Sin embargo, la realidad es bien diferente y el jugador de Phoenix Suns no solo está jugando mejor, sino que está dando los pasos adecuados para el siguiente punto de su carrera.
Lo difícil de la NBA y del deporte profesional no es llegar, sino mantenerse, más cuando se trata de la élite de la competición, cumbre ocupada por lo mejor de lo mejor y donde solo un puñado logra permanecer ante el imparable efecto del tiempo. Devin Booker tardó cuatro temporadas en ser All-Star y seis en jugar su primer partido de Playoffs, un tiempo demasiado amplio en el que pasó por todas las fases, posiciones y roles imaginables, incluido el de base.
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Durante la pasada campaña todo el mundo abrió los ojos con respecto al nativo de Grand Rapids, destapándose como un certero anotador en salidas de bloqueo, un tirador nato y alguien con un instinto anotador único que junto a Chris Paul solo podía aspirar a lo más alto. Alcanzada esa meta ahora ha llegado el punto más crucial en la breve trayectoria de Booker, pues no solo ha de demostrar que es alguien que puede consolidarse como uno de los mejores en su posición, sino que debe añadir muchas más armas a su juego.
¿Y cuáles son las claves de esa evolución? Creación con balón, lanzamiento desde el drible y pasar de ser un jugador unidimensional en ataque a una amenaza constante. Un trabajo en absoluto sencillo pero sí necesario y que va a ser clave en el potencial a futuro de estos Suns.
En la muestra comprendida entre 0 y 2 dribles antes de ejecutar un tiro a canasta, Booker ha logrado asentarse como uno de los jugadores más peligrosos. El escolta sabe medir muy bien los tiempos con respecto a su perseguidor, controlando cuándo y cómo ejecutar en función de la reacción rival. En resumidas cuentas, el ex de Kentucky, en acciones cortas donde las opciones son más limitadas puede destacar por encima del resto, algo que se vio beneficiado por el sistema rápido y con salidas para tiradores de Monty Williams.
El jugador de los Suns ahora mismo está saliendo de su zona de confort, pues siguiendo en el rol y desempeño que tuvo durante la pasada temporada podría estar rindiendo probablemente a un nivel superior. En cambio, Booker quiere darle una nueva perspectiva a su juego, más adaptada a los Playoffs, incrementando el volumen de lanzamientos habiendo dado 7 botes previos o más y potenciando su habilidad como playmaker. La figura de Phoenix ha pasado de promediar un 30,6% en triples habiendo dado entre 3 y 6 botes a un 36,8% y de un 41,9% con 7 botes o más a un 44,4% aumentando al mismo tiempo la media de intentos en ese sentido.
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Era de esperar que, en cierto modo, Booker no pudiese seguir realizando del mismo modo y con el mismo acierto aquello que hizo la pasada temporada. Al fin y al cabo, comandar a un equipo a las Finales hace que el resto de la liga pase a considerarlo una amenaza todavía más peligrosa de lo que ya era de por sí, siendo más habitual en Fase Regular el hecho de afrontar defensas agresivas, con más contacto físico y que dificultan la anotación.
Así se explica que, pese a haber mantenido prácticamente el mismo volumen de acciones como manejador en el bloqueo directo, su eficiencia haya caído ligeramente, pasando del percentil 84 al 69 en cuestión de una temporada. Sin embargo, su nivel de lecturas está siendo mucho mejor y está perdiendo menos balones, evolucionando de una media de 0,4 pérdidas en bloqueo directo a 0,2, lo que se ha traducido en involucrar mucho más tanto al continuador como a un tercer hombre, lo que revela una notable evolución en su juego.
No es solo reaccionar, sino tomar la decisión correcta, algo que puede parecer muy sencillo de decir, pero que con la tensión del partido y el rival marcando la batuta en defensa lo complejo es hacer lo fácil.
El increíble nivel al que está rindiendo Chris Paul a sus 36 años no es lo habitual y creer que puede perdurar en el tiempo sería ser iluso. La realidad es que el futuro de la franquicia pasa necesariamente por las manos de Devin Booker, quien debe crecer y añadir cuantas más armas sean posibles a su juego, para que en el momento en el que CP3 de un paso a un lado este pueda tomar el testigo como director de juego. El descenso en sus porcentajes de lanzamiento, en su media de anotación o incluso en sus percentiles en acciones concretas es un precio justo a pagar para que pueda crecer en la línea correcta.
Y es que la diferencia entre ser un buen jugador y una superestrella va más allá de una consideración o un estatus, ya que tiene agregado una serie de condicionantes que requieren de una excelencia y una precisión con la que muchos solo aspiran.
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- Fecha: domingo 16 de enero
- Horario: 15:00 (Argentina) y 12:00 (CDMX)
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