Si hay una palabra que mejor puede definir la pasada temporada para los Philadelphia 76ers, esa es decepción. Decepción por los objetivos no conseguidos, por la imagen mostrada y por la sensación de estancamiento del proyecto, ya que pese a contar con los activos sufientes para optar al campeonato, los de Pennsylvania no fueron capaces siquiera de ganar un partido en los Playoffs, siendo barridos por su rival histórico, Boston Celtics, a las primeras de cambio. Desde aquella Primera Ronda hasta la noche del Draft han pasado ya varios meses en los que la franquicia ha experimentado una renovación completa de su ejecutiva deportiva, incluyendo un nuevo entrenador como ha sido Doc Rivers y un nuevo Presidente de operaciones, Daryl Morey.
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Visto el juego de los 76ers en el pasado curso fue más que evidente que la composición del plantel no sacaba lo mejor de sus dos principales figuras como son Joel Embiid y Ben Simmons, de hecho las hacía empequeñecer y evidenciaba sus carencias incluso. Un juego centrado en la media cancha y de corte lento que progresivamente fue perdiendo fluidez hasta anclarse en una serie de secuencias perceptibles de ser anticipadas por la defensa rival y, en consecuencia, generando un ataque extremadamente poco eficiente. Esas piezas que llegaron en 2019 con el reto de ayudar a las dos estrellas emergentes a sacar todo su potencial como fueron Al Horford, Josh Richardson y Tobias Harris estuvieron considerablemente lejos del nivel que se les presuponía, más teniendo en cuenta el salario que recibieron dos de ellos en la Agencia Libre.
Philadelphia necesitaba un cambio, pero un paso en falso o en una dirección errónea podría tirar todo el camino andado desde 2013 y por ende con el proyecto.
Sucedió así que en el primer movimiento de Daryl Morey como ejecutivo de los 76ers, este consiguió librarse del contrato de Al Horford que se extiende hasta 2023 y cuyo salario anual oscila entre los 26,5 y 76,5 millones, consiguiendo a cambio al tres veces campeón de la NBA Danny Green (15,3M) que es además expiring junto a Terrance Ferguson que apenas suma 3,9 millones a los libros de cuentas de Philadelphia y también acaba contrato. Con esta operación los Sixers liberarán de cara a los próximos años un amplio espacio salarial que reducirá el impacto en años venideros referente al impuesto de lujo y ampliará las posibilidades de adquirir talento a través de la Agencia Libre.
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Pero la noche no quedó ahí ya que entablaron conversaciones con los Dallas Mavericks para intercambiar a Josh Richardson, que finalizará contrato en 2022 (opción de jugador en la 2021-2022) y al pick 36 que se convirtió en Tyler Bey a cambio del veterano Seth Curry, un jugador de altísimo valor por su experiencia y condiciones ofensivas que debería otorgar una mayor consistencia a la segunda unidad.
Ambas operaciones realizadas por los Sixers nacen de la necesidad de reforzar la principal carencia que acompañó al equipo durante todo el curso 2019-2020: el tiro exterior.
Durante la pasada campaña Philadelphia fue uno de los conjuntos que menos ventajas sacó del triple, no ya solo por porcentaje de tiro sino por volumen y uso, ocupando la 22ª posición general en triples intentados por noche y la 12ª entre aquellos equipos que entraron en los Playoffs. Todos los guarismos de Philly desde la larga distancia no fueron más que el síntoma de un problema de creación de juego y de espacios, que impedía a contrastados lanzadores como podían ser Harris o Richardson de encontrar la regularidad, quedándose ambos en un 36% y 34% respectivamente.
La incorporación de Curry y Green debería solucionar en cierto modo esta situación, añadiendo a dos especialistas que atesoran un 44% y un 40% de porcentaje de acierto en triples a lo largo de sus carreras y que han demostrado en repetidas ocasiones su capacidad de adaptación a diferentes sistemas y ambientes ofensivos.
Si hay una manera de explotar todo el potencial tanto de Simmons como de Embiid es rodearlos de ejecutores desde la larga distancia. "Tener un tirador verdaderamente de élite realmente cambia la dinámica de Ben y Joel", dijo Morey tras la incorporación de los nuevos fichajes.
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En el caso del australiano, durante la última temporada fue uno de los jugadores que más puntos generó para sus compañeros a través de asistencias, produciendo 20,8 por noche, a lo que hay que añadir que aunque sumó 8 asistencias de media, estos números podrían haber sido incluso mayores, ya que las asistencias potenciales ascienden a 16. Además, con Simmons en cancha los 76ers anotaban de media más de 8 triples mientras que cuando este salía el número descendía a 5,2. Mientras, con Embiid sucede de un modo similar ya que el pivote camerunés cuenta con un talento único para producir desde el mano a mano, pudiendo facilitar a otros tiradores de situaciones propicias en lugares concretos como bien evidenció en la etapa de JJ Redick en el equipo, algo que de podría beneficiarse Seth Curry (51,7% de acierto en hand off).
Pese a todos los problemas de tiro que tuvieron, paradójicamente los 76ers fueron uno de los equipos más destacados en acción de catch & shoot, ocupando la 12ª posición general con un 37.8% de acierto de media siendo el 6º conjunto que más intentos acumuló por noche. Esto deja claro que de la mano de Simmons en especial los nuevos fichajes pueden encontrar rápido su espacio y rol en el equipo, más teniendo en cuenta el 37% que Danny Green promedió en los Lakers en 2020 con 4 tiros por partido. Por último, la salida de Horford permitirá a Tobias Harris recuperar su posición natural de ala pivote o 4 abierto y que los 76ers puedan centrarse en formatos más móviles que deje espacio a Embiid para producir al poste, donde realmente marca la diferencia.
Con la Agencia Libre a punto de comenzar, Philadelphia ha conseguido reformular su proyecto en cuestión de horas, pasando a convertirse en un equipo que girará alrededor de sus dos estrellas y que podría seguir añadiendo talento en este sentido o bien reforzar posiciones como la interior de la mano de gente como Nerlens Noel, Bismack Biyombo, Willy Hernangómez o Aron Baynes, o bien en la defensa perimetral con Rondae Hollis-Jefferson.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.