La temporada 2019-2020 de New Orleans Pelicans fue bastante especial.
Todo empezó con la salida del equipo, via traspaso a Los Angeles Lakers, de Anthony Davis, su jugador emblema desde el año 2012. Luego draftearon a Zion Williamson, sufrieron con las lesiones del rookie, tuvieron un pésimo comienzo de temporada con récord de 6-22, empezaron a levantar la cabeza en la época de Navidad, Brandon Ingram fue All-Star, Zion debutó y ganaron 11 de los primeros 20 partidos desde ese momento, parecían candidatos para meterse en el Play-In del Oeste en Orlando, solamente ganaron dos de ocho partidos allí y finalizaron décimoterceros en su conferencia con récord de 30-42.
Una especie de montaña rusa con picos altos para ilusionarse y también bajos de preocupación.
La juventud presente en el núcleo del equipo les da esperanzas de lograr una reconstrucción realmente rápida tras la salida de Davis, a diferencia de lo que viven otras franquicias cuando se marchan sus estrellas: tienen a Ingram y Lonzo Ball de 23 años y a Williamson de 20, los tres ya afianzados como jugadores titulares. Igualmente esa juventud no alcanzó: la imagen de New Orleans en Orlando fue la de casi todo el año. Un equipo talentoso pero al que le costaba cerrar los partidos, que no lograba competir en defensa al más alto nivel y que podía ganarle a cualquiera pero que tampoco tenía triunfos asegurados por jerarquía.
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Ahora, de cara a un nuevo ciclo, los de Louisiana comenzaron el mercado con un cambio grande desde arriba: se marchó el entrenador Alvin Gentry y llegó otro de experiencia pero con un enfoque un poco más defensivo y conocimiento del trabajo de estrellas en formación como Dwyane Wade en Miami y Dwight Howard en Orlando: Stan Van Gundy es el nuevo coach de los Pelicans.
El movimiento de piezas de parte de la gerencia del equipo comandada por David Griffin no se quedó ahí: se fueron Jrue Holiday y Derrick Favors, dos piezas titulares del equipo y de sus mejores defensores en la última temporada, pero llegaron Eric Bledsoe y Steven Adams para sustituirlos. El núcleo de la segunda unidad, con JJ Redick, Josh Hart, Nicolo Melli y Jaxson Hayes se mantiene, pero también llegaron caras nuevas para el final de la rotación: Kira Lewis Jr. (vía Draft). Willy Hernangómez y Wenyen Gabriel.
A priori los perfiles son parecidos en altas y bajas para lo principal que necesita el equipo, el aporte defensivo. Bledsoe es un guardia capaz de defender bases y escoltas y de resistir en los cambios, mientras que Adams, más corpulento, da incluso mayor presencia en la zona pintada que Derrick Favors. Con Bledsoe hablamos de un jugador que estuvo en los quintetos All-Defensive en las últimas dos temporadas, con Adams de un pivote que en las últimas tres campañas promedió 13 puntos, 9,3 rebotes, 1,2 robos y un tapón por partido.
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En juego ofensivo caen en la comparación, más que nada porque Holiday es más dúctil y completo que Bledsoe y por lo tanto más productivo con el balón en las manos, pero con Zion disponible, con Lonzo Ball evolucionando (12,5 puntos, 8,1 asistencias, 6,8 rebotes y 38,4% en triples desde el 1 de enero) y con toda la confianza depositada en Ingram tras haberle renovado contrato por 5 años y el máximo monto permitido, el ataque de NOLA deberá girar a través de ellos tres.
El banco, además del protagonismo para Redick como tirador excelso y de Josh Hart por su versatilidad y energía, permite aventurarse a decir que Nickeil Alexander-Walker (12,6 minutos por partido en la 2019-2020) tendrá un mayor protagonismo.
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Más allá de los movimientos en el plantel, la estructura de los Pelicans termina siendo bastante similar aunque con nuevo entrenador. ¿Alcanza eso para asegurarles un lugar en el Oeste? No, en una Conferencia en la que salvo Oklahoma City Thunder, más relegado y en proceso de reconstrucción, todos los demás apuntan a la postemporada. New Orleans ya no es el equipo que empezó con dudas en la 2019-2020, pero todavía no puede decir que es una realidad y su lugar deberá ganárselo desde afuera. El sistema de la próxima campaña, con chances de Playoffs para los 10 mejores debido a un sistema de Play-In más grande, les dará mayor margen, pero si no se corrigen, todo se les complicará fácil.
Eso si, no dejan de ser muy atractivos para ver, con jugadores talentosos y de perfiles muy disímiles, como tampoco dejan de presentar una amenaza para el resto del Oeste si terminan de concretar todo lo que pueden insinuar. En poco más de tres semanas se empezará a contar su verdad.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.
