Shai Gilgeous-Alexander está siendo una de las sensaciones de la temporada 2023-2024. Oklahoma City Thunder ha conseguido definitivamente dar el salto del Play-In a luchar por acabar en primera posición de la Conferencia Oeste. Una mejoría fruto del debut de Chet Holmgren así como de la irrupción de Jalen Williams, pero nada de esto habría sido posible sin la conversión de jugador franquicia a estrella del base canadiense.
En términos numéricos, Shai es el que más presión en el aro rival pone de toda la NBA. Sus 22,6 drives por encuentro, unido al 57,6% de acierto en jugadas así van camino de convertirle en el primer jugador desde que hay registro en encadenar cuatro temporadas seguidas como líder en este rubro. Sin sus divisiones a canasta no puede entenderse al base de OKC. Alguien con una inagotable variedad de recursos en movimiento que, sin un tiro en suspensión particularmente brillante, ha logrado ser considerado una amenaza constante en acciones de este tipo.
La riqueza del juego de Gilgeous-Alexander da lugar a que se pueda poner atención en multitud de detalles. En cada partido deja un gesto que entraña una dificultad mayúscula, o bien una lectura que evidencia su gran inteligencia e instinto.
Sin embargo, hay una jugada en concreto para la que los equipos NBA todavía no tienen respuesta y va camino de convertirse en una acción indefendible.
Esta es una sección en la cual el Staff de The Sporting News NBA analiza una acción en particular de un determinado partido de los Playoffs, revelando detrás de ella un significado mucho más grande del que parece.
La posesión
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La jugada que hace indefendible a Shai Gilgeous-Alexander
Vivimos en la era del bloqueo directo. A día de hoy este deporte, independientemente de la liga en la que se juegue, no puede entenderse sin esta particular asociación de dos por dos. Debido a la relevancia que tiene el bote como la principal fuente de creación de ventajas los equipos y jugadores han tenido que configurar sus sistemas y estilo para adaptarse al contexto. De hecho, aquellos que tienen éxito sin una gran importancia de este tipo de acciones son la excepción que confirma la norma.
Como consecuencia de su importancia, las defensas han aprendido a plantear todo tipo de alternativas para mitigar su efecto, poniendo especial atención en los ángulos, rotaciones o distribución de los jugadores no involucrados directamente en la acción.
De ahí que ser un virtuoso del bloqueo directo a día de hoy esté al alcance de muy pocos elegidos. Uno de ellos es Shai Gilgeous-Alexander. El canadiense destaca por su maestría en acciones de este tipo, ocupando el percentil 92 en el global de la NBA, siendo el tercer mejor entre los más prolíficos.
Pero hay un gesto en concreto que, cuando lo pone en práctica, hace de él un jugador imparable: el reject.
El reject consiste en que, ante un bloqueo directo, el jugador con balón no sigue su camino por el lugar donde se está colocando la pantalla, atacando así el espacio vacío. Esto, que en el pasado pudo ser entendido como un error o una muestra de las carencias del manejador con ambas manos, cuando lo realiza Shai alcanza un altísimo grado de perfección.
Gilgeous-Alexander consigue con este gesto pillar desprevenida a la defensa. Y es que uno de los pilares fundamentales del bloqueo directo es la distribución de responsabilidades en base a eso, la pantalla. Si se genera la disposición a nivel ofensivo, el oponente se prepara en consecuencia para poder responder. El canadiense rompe ese "acuerdo", saliéndose por la tangente y dejando al otro equipo en una situación vulnerable.
Esto se debe a que por medio del reject la jugada pasa de ser un dos contra dos a un aclarado como tal, recayendo toda la responsabilidad sobre el defensor individual de Shai. Es por ello que Oklahoma City tiende a buscar desbloqueos hacia el triple en las jugadas donde Gilgeous-Alexander es el manejador, pues le dejan camino libre al aro además de permitirles la oportunidad de tirar de lejos.
Y si el base va en ventaja hacia la canasta es muy complicado que un defensor le pueda frenar a nivel individual:
Con Gilgeous-Alexander poner la atención en los detalles acaba mereciendo la pena. El canadiense es un maestro a la hora de disociar la dirección de su tren inferior y superior. Gracias a su rapidez de pies puede extender la proyección de su cuerpo sin que el bote se vea afectado por ello. Al mismo tiempo hace que sus hombros generen la incertidumbre respecto hacia dónde irá después.
A veces es un "simple" movimiento del pie contrario a balón, otras es un in-and-out con la bola que hace que su defensor entre en el ángulo del bloqueo para a continuación atacar el espacio vacío:
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Esto no es algo exclusivo de sus lecturas del bloqueo directo, pues también lo hace en secuencias en transición o aclarado, pero lo que marca la diferencia es cómo ha transferido un gesto técnico al contexto táctico, haciendo del reject un movimiento con marca registrada.
Y es que al no continuar con la jugada tal como la defensa esperaba, aislando y poniendo en aprietos a su par, el emparejamiento del jugador dependiente de la pantalla también queda expuesto. De este modo tiene que tomar una rápida decisión. O pone atención en Shai y sigue el balón o bien todo lo contrario. Esas décimas de segundo definen el éxito o el fracaso para el oponente y es ahí donde el canadiense brilla por su gran inteligencia aplicada.
Compañeros como Holmgren, Williams, Giddey o Dort se están nutriendo de la atención que genera Gilgeous-Alexander en sus rejects, pudiendo anotar casi completamente liberados o en posiciones ventajosas.
Los equipos son conscientes de la tendencia del canadiense a este gesto, preparando defensas concretas para tratar de mitigar su efecto. El problema para ellos es que Shai va varios pasos por delante de ellos, anticipándose y encontrando la salida más exitosa para no verse afectado:
Los genios siempre encuentran pequeñas grietas en el sistema por las que colarse. En un momento donde cada vez resulta más complicado marcar la diferencia en una situación, como el bloqueo directo, que define a esta épica, Shai Gilgeous-Alexander ha conseguido hacer del reject un gesto casi indefendible.
Su plasticidad y creatividad le permiten ser del todo impredecible para quien tenga la complicada responsabilidad de frenarle. Y lejos de ser un sistema heliocentrista como ocurre con otras estrellas actuales, Shai es un generador de ventajas que se mueve en una velocidad distinta al resto.
No es que sea mejor, es que no hay otro como él.