La temporada 2019-2020 de la NBA fue de desarrollo algo traumático para San Antonio Spurs. Un equipo acostumbrado a las victorias que de pronto se encontró con largas rachas de derrotas (ocho consecutivas en noviembre, cinco seguidas en febrero) y a pasarse casi todo el año fuera de los puestos de Playoffs.
Cuando la temporada se paralizó por la pandemia del COVID-19, los Spurs estaban duodécimos en el Oeste con récord de 27-36 . Un 42,9% de victorias, un número excesivamente bajo para una franquicia que no terminaba por debajo del 50% desde el debut de Tim Duncan en 1997. De hecho, desde entonces que los texanos nunca faltaron a los Playoffs. Primero con Timmy y David Robinson, luego con las llegadas de Manu Ginóbili y Tony Parker y luego con Kawhi Leonard, LaMarcus Aldridge o DeMar DeRozan, los Spurs siempre tuvieron All-Stars que los lleven a la tierra prometida. Siempre fueron competitivos. Y el hechizo ahora parecía haberse acabado.
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La caótica salida de Kawhi Leonard dejó al equipo en una situación complicada, buscando ser competitivo de la mano de Aldridge y DeRozan, dos jugadores que ya parecía que habían pasado su mejor momento, y sin algún jugador joven llamado a ser estrella debido a que San Antonio no tiene un pick de lotería del Draft desde justamente el de Duncan en 1997 (pick 1).
Con todo eso, y con las bajas de LaMarcus Aldridge (operado en el hombro derecho en el mes de abril) y Trey Lyles (sufrió de apendicitis), los Spurs no llamaban mucho la atención de cara al retorno de la NBA, en el que están porque las chances matemáticas de clasificar a los Playoffs todavía existían. Sin embargo, hasta desde la misma organización no se ponía el foco en eso en la previa. El desarrollo de los jóvenes, algo a lo que se le había empezado a dar lugar en los últimos partidos del mes de marzo, era lo primordial.
"Hay una gran oportunidad de continuar con el proceso de desarrollo que empezaron al principio de la temporada" , había dicho el gerente general de la franquicia, Brian Wright. Y eso se vio. Pero además de generar desarrollo individual en esos jóvenes, generó un desarrollo en el juego del equipo. En los primeros partidos de la reanudación, los Spurs están luciendo mejor que nunca en la 2019-2020. Son un equipo muy dinámico, que abandonó un poco el camino contracultural por el que iba Gregg Popovich y que da batalla durante 48 minutos.
Así tuvieron un gran inicio, ganándole a Sacramento Kings y Memphis Grizzlies y luchando hasta el final con Philadelphia 76ers y Denver Nuggets. Y de pronto aparecieron como contendientes de verdad al Play-in del Oeste. Pero más allá de los resultados, hay muchos motivos para sonreír en el sur de Texas. Sin haber pasado por un proceso de reconstrucción, hay un futuro que comienza a aparecer.
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Siete jugadores de 26 años o menos conforman la gran parte de su rotación en la "burbuja", siendo incluso cuatro de ellos aún sub-23. DeRozan, Patty Mills, Rudy Gay y Marco Belinelli dan la cuota de experiencia, pero los jóvenes son el motor de estos nuevos Spurs.
Keldon Johnson, un caballo listo para competir
El nombre que más llamó la atención en los Spurs, por la cuestión de la novedad, es el de Keldon Johnson. Un escolta-alero de 1,96 metro y 20 años al que draftearon con el pick 29 del último Draft, entre nombres como los de Dylan Windler, Mfioundu Kabengele, Jordan Poole y Kevin Porter. Y que en un principio jugaba incluso menos que varios de esos: debido a que San Antonio tiene un plantel cargado en los puestos perimetrales, Johnson solamente tuvo 10 minutos en cancha en los partidos previos al All-Star Weekend.
El año de Keldon pasó en gran parte en la G-League, donde se destacaba en Austin Spurs (20,3 puntos, 5,8 rebotes, 2,1 asistencias) a pesar de mostrar algunas falencias como el tiro de tres puntos (23,7% de acierto). Toda su capacidad atlética ya se podía ver, aunque el nivel de competencia sea menor. Y un jugador tan joven con esa potencia y ganas de competir no es para desestimar.
Su presentación principal en Orlando fue ante Sacramento Kings, teniendo 30 minutos en cancha de golpe y haciendo una buena producción de 8 tantos, 6 rebotes y 2 asistencias, con 3-7 de campo y 2-4 en triples. Luego se mantuvo en ese nivel, siendo un jugador importante de la segunda unidad, más que nada contra los Sixers, equipo al que le anotó 15 tantos en 21 minutos, y ante Nuggets, cuando metió 20 tantos en 26 minutos. Su media de 13 puntos y 5,2 rebotes desde el banco demuestra su impacto. Contra Denver pasó a ser el tercer rookie de la historia de los Spurs en tener un partido de al menos 20 puntos, dos triples y más de 70% de efectividad de campo. ¿Los anteriores? Manu Ginóbili y Davis Bertans.
"Está tirando un poco mejor de lo que yo esperaba. Es una buena señal que tenga la confianza necesaria", dijo Popovich sobre Johnson.
Keldon destaca por su capacidad defensiva para cubrir tanto a guardias como aleros y, más que nada, por su juego atacando el aro. Contra los Sixers fue un factor yendo siete veces a la línea de tiros libres, anotando seis lanzamientos, y contra Denver lo repitió con 4-4. Además de un especialista como DeRozan, los Spurs no tienen otro jugador que promedie unos cuatro tiros libres por partido y no están en la mitad superior de la liga en este registro. Y Johnson tiene una facilidad importante para ir hacia allí.
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El apodo de Mustang, que le puso Gregg Popovich por el caballo salvaje típico de tierras norteamericanas, le encaja a la perfección.
Lonnie Walker, con el atrevimiento que le faltaba
Lonnie Walker tiene un año más de experiencia en la NBA que Keldon Johnson, pero el recorrido del jugador surgido de la Universidad de Miami no tiene demasiada diferencia. Apenas jugó 17 partidos la temporada pasada y en sólo un encuentro de toda su trayectoria había jugado más de 27 minutos: fue en su gran presentación al público del 3 de diciembre de 2019, cuando le anotó 28 puntos a Houston Rockets convirtiendo cuatro triples.
En el medio, Lonnie había generado algo de esperanza entre los fanáticos de los Spurs porque a simple vista se ve que es talentoso y que tiene las herramientas físicas necesarias para que un escolta de 1,96 metro marque diferencia, por ejemplo cargando bien el rebote, pero también había sido una experiencia de algo de frustración por su inconsistencia y por la poca paciencia que parecía que le tenía Popovich, que confiaba más en Belinelli y Forbes.
Sin embargo, en Orlando, siendo titular en una nueva formación en la que juega de alero, este nuevo Walker rapado al ras parece tener vía libre para ser sí mismo dentro de la cancha. Y aunque a veces eso puede implicar errores, en otros momentos implica grandes acciones individuales. Con menos timidez, Lonnie gravita mucho más y empieza a valer el pick 18 que San Antonio utilizó para elegirlo.
Walker está promediando 10,5 tantos por partido en Orlando y, siendo principalmente un anotador, podría hacer más que eso. Pero verlo así de suelto ya es una buena sensación.Back-to-back buckets to get us started.@lonniewalker_4 | #GoSpursGo pic.twitter.com/u4cJtyf0CY
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Murray y White, estandartes defensivos
Primero apareció Dejounte Murray en la temporada 2017-2018, llegando a ser el jugador más joven de la historia de la NBA en ser elegido para uno de los quintetos de especialistas defensivos, siendo un rookie de 21 años.
Luego fue el turno de Derrick White, que pasó de ser un jugador de G-League a un hombre vital de San Antonio en la 2018-2019 por la baja de Murray, luciéndose en defensa también e incluso llegando a participar de la Selección de Estados Unidos en el Mundial 2019.
Con los dos jóvenes guardias juntos, todos temían el caos que podía generar la defensa perimetral de los Spurs. Pero Popovich lo desactivó. No solo Murray y White se alternaban el puesto de base titular, sin coincidir en el quinteto titular, sino que cuando uno estaba en cancha, el otro solía sentarse en el banco de suplentes. Como si ponerlos juntos fuese demasiado y no diera solución a los graves problemas defensivos que presentaban los Spurs.
Finalmente el momento de verlos juntos llegó en Orlando y, como se anticipaba, dio bastante resultado sumando a ellos a otro pilar, clave en la formación de small-ball de San Antonio: el pivote austríaco Jakob Poeltl, rendidor en este tipo de formaciones para proteger la pintura. Ellos tres juntos le dan otro ritmo de juego al equipo, otro nivel de agresividad.
Out here turning defense to offense!
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Un trending topic de la "burbuja" ha sido la disposición de White a entregarse por el equipo y tomar cargas en defensa, sacándole faltas ofensivas a sus rivales en todos los encuentros, al mejor estilo Kyle Lowry. "Él sacrifica su cuerpo mucho más del crédito que se le da", dijo Patty Mills sobre Derrick post derrota con Denver.
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Además White es el guardia que más tapones ha puesto en la temporada 2019-2020: 56, misma cifra que James Harden, que promedia varios minutos más en cancha. En cuanto a las cargas, se ubica tercero en toda la NBA con 26, apenas superado por Kyle Lowry y Montrezl Harrell. Y en Orlando al compartir cancha con Murray y DeRozan está tomando más responsabilidades sin balón y lo hace bien. De los tres triples por partido que llevaba de media en este curso pasó a lanzar 33 en cuatro partidos, metiendo 15 de ellos, una verdadera amenaza que San Antonio necesita.
Murray, en tanto, ya es conocido por su habilidad para robar balones y salir de contragolpe, el fuerte del juego de un armador que es una verdadera amenaza en esas jugadas pero al que todavía le cuesta jugar a media cancha. Lo peligroso que es Murray defendiendo en primera línea es algo que nos enseñan las Hustle Stats de stats.nba.com: DJ se ubica quinto en la liga en deflecciones por 36 minutos entre los jugadores que al menos disputaron unos 1000 minutos, con 4,5.
Teamwork makes the dream work on both ends. pic.twitter.com/VkgiRtZWbp
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DJ gonna DJ. 🔒@DejounteMurray | #GoSpursGo pic.twitter.com/KOEmDHwbtH
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White, poco más de dos años mayor, parece ser un defensor más consistente y astuto, y Murray alguien de mayor potencial, pero con ellos dos las molestias para los rivales quedan aseguradas.
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DeRozan, reservado al clutch
DeMar DeRozan ya es bastante veterano: el 7 de agosto cumple 31 años, lleva 11 temporadas en la NBA y carga con 58 partidos de Playoffs en el lomo. Lo mejor de su carrera probablemente ya haya pasado para este cuatro veces All-Star. Pero puede que San Antonio haya desbloqueado una nueva faceta de su juego: la de un DeRozan manejador de balón que mira un poco más a sus compañeros y administra mejor su eficiencia en ataque.
DeRozan es el base de facto de San Antonio desde su llegada: líder del equipo en porcentaje de uso de balón y también en asistencias. 6,2 por partido en la 2018-2019 y 5,6 en la campaña actual. Pero nunca se lo vió tan cómodo como cuando actúa con la formación baja actual. Con más espacio en la cancha, DDR es más peligroso para atacar la canasta y está mejor rodeado para sacar la pelota con un pase hacia afuera, siendo alguien cuya capacidad como pasador es usualmente infravalorada.
Así, en Orlando está poniendo su esfuerzo principal en llevar los hilos del equipo: repartió 10 asistencias en la victoria ante Sacramento y 7 contra Memphis, intentando 23 tiros al aro entre ambos partidos cuando su promedio es de 15,6 por encuentro. Contra Philadelphia, con menos respuesta alrededor, sí se mostró más en su faceta original, tirando 11-20 de campo y hasta anotando un triple (recién el décimosexto que convierte en San Antonio). Pero contra Denver volvió el DeMar armador: 8 asistencias, dos pérdidas, 11 tiros (metió 5).
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No hesitation 👌@DeMar_DeRozan | #GoSpursGo pic.twitter.com/pq7hHhn0Iy
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"No hay bases, solamente jugadores perimetrales", dijo Popovich sobre su nueva ofensiva. Y es cierto: tanto DeRozan como White, Murray o hasta Walker pueden llevar el balón. "No veo cómo pueden hacer para scoutearnos, tenemos muchos pitbulls salvajes corriendo por ahí", explicó DeMar, que agregó que sus compañeros jóvenes lo hacen sentir viejo, pero lo mantienen joven.
Ahora el ex Toronto ya no es el único foco del ataque. De hecho en los cuatro partidos jugados en Orlando hasta el momento es recién el tercer jugador del equipo en cuanto a uso de balón, y con otros realmente cerca: 27,6% para Rudy Gay, arma principal de la segunda unidad, 23,9% para White, 23,8% para DeRozan, 22,3% para Murray, 19% para Mills, 18,3% para Walker. Todo muy repartido.
Eso sí, su momento es el clutch. Allí, cuando se minimiza el margen de error, los Spurs confían la llave de la victoria en el veterano anotador con experiencia, que llega lo suficientemente entero físicamente al repartir tareas antes. Contra Sacramento estuvo espectacular, anotando 17 de sus 27 puntos en el último cuarto, dando clase al atacar el aro. Al final de los partidos tiene más sentido el juego individual y la media distancia.
Locked in down the stretch 🔒
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17 of @DeMar_DeRozan’s 27 PTS came in the fourth quarter vs. Sacramento! pic.twitter.com/Nejlfs9Q5g
Contra Memphis, lo mismo: 14 puntos en el partido, 8 en el último cuarto, tirando 3-3 cuando tenía 2-7 previamente. Ante los Sixers volvió a ser clutch, con 13 tantos y 2 asistencias en apenas ocho minutos del período final, y con Denver una vez más: 9 puntos sin fallar, con 2-2 de campo y 5-5 en tiros libres.
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Eubanks promedia 7 puntos, 5 rebotes y un tapón en 15,5 minutos de media en Orlando, muy buenos números para un pivote suplente que está demostrando que puede tener minutos en la NBA. Como dijo Popovich, entiende bien su lugar: "Él sabe su rol, no trata de hacer lo que no puede". Un buen auspicio para que la próxima temporada consiga algún contrato garantizado, sea en San Antonio y otra franquicia.
Weatherspoon está un poco más tapado, pero igual tuvo sus chances: 10 minutos de promedio por partido, con un aporte de 1,7 puntos, 1,5 asistencias, 1,2 rebotes y 0,7 robos. Contra los Sixers mostró algo de lo que puede hacer, quitándole un balón a Embiid en un aro y encestando un triple al contraataque en el otro.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.