Creada en 1970, la franquicia de Portland Trail Blazers apenas festejó una vez el título de la NBA: lo obtuvieron en la temporada 1976-1977, bajo el liderazgo del MVP de aquella campaña, el excéntrico y talentoso pivote Bill Walton.
Desde entonces, los Blazers no conocen lo que es estar en la cima de la liga: dos veces llegaron a las Finales, pero en ambas ocasiones fueron derrotados sin siquiera poder llegar al séptimo partido. Todo da a pensar qué distinta hubiese sido su historia si en el Draft de 1984 hubiesen elegido a Michael Jordan con el pick número 2, en lugar del pivote Sam Bowie.
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El error Bowie
El movimiento de los Blazers escogiendo a Bowie es uno de los más infames de la historia del básquetbol. "Ya estamos cubiertos en el puesto de escolta" pensaron, teniendo a Clyde Drexler, elegido 14 en 1983 y en quién confiaban para el futuro a pesar de un año rookie discreto (7,7 puntos, 2,9 rebotes, 1,9 asistencias y 1,3 robos en 17,2 minutos por partido). Así que en lugar de MJ, el mejor jugador del básquetbol universitario en la temporada anterior, fueron en búsqueda del pivote para acompañar a Drexler y escogieron a Sam Bowie, un chico de 23 años y 2,16 metros de la Universidad de Kentucky con buena carrera en la NCAA, aunque también con antecedentes de problemas físicos (no jugó entre 1981 y 1983 por una fractura por estrés en la pierna izquierda).
A Portland, desesperado por un pivote, no le importaron las alarmas alrededor de Bowie. Se arriesgaron por él, y en su primer año jugó bien: 10 puntos, 8,6 rebotes, 2,8 asistencias y 2,7 tapones de promedio, disputando 76 partidos y siendo escogido en el quinteto ideal de novatos. Eso sí, claramente quedó claro que no era Michael Jordan, rápidamente convertido en estrella en los Bulls.
El problema más serio llegó luego: mientras Jordan seguía creciendo y se afianzaba como la gran figura de la NBA, Bowie pasaba su tiempo recuperándose de lesiones: entre las temporadas 1985-1986 y 1988-1989 jugó apenas 66 partidos, sumando fase regular y Playoffs. Su pierna izquierda se volvió a romper al comenzar su año sophomore, la tibia de la derecha se fracturó en el quinto juego del tercer año y Bowie recién regresó en febrero de 1989, promediando 8,6 puntos y 5,3 rebotes en 20 partidos desde el banco. Los Blazers se cansaron y lo traspasaron a New Jersey Nets en 1989. El final de una pésima decisión.
Los problemas con Bowie no impidieron que Portland tuviera éxito: para 1988 Drexler ya estaba entre los 10 mejores jugadores de la NBA, promediando 27 puntos por partido, y los Blazers eran una fija en los Playoffs (se clasificaron a postemporada de forma initerrumpida entre 1983 y 2003).
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Tras varias caídas en la primera ronda, finalmente en 1990 se les despejó el camino y llegaron a las Finales de la NBA con Drexler, Terry Porter, Jerome Kersey y Kevin Duckworth entre otros, para perder por 4-1 ante Detroit Pistons. Hubiese sido un primer cruce ante Jordan y los Bulls, si Chicago no hubiera perdido el séptimo juego de la final del Este con los Bad Boys.
Las Finales de 1992
El destino guardaba un momento para que los Blazers se crucen con el resultado de su error: si ellos escogían a Jordan, no había tal dinastía de Chicago. Y en la temporada 1991-1992, ellos eran el último escollo que podía impedir que MJ y compañía logren el bicampeonato.
Ambos equipos eran los favoritos de su respectiva conferencia en la previa a la postemporada: los Bulls habían terminado al tope del Oeste con 67-15, y los Blazers fueron líderes del Oeste con 57-25. De hecho, contaban con los dos mejores guardias de aquella campaña: Jordan fue el MVP y Drexler fue su escolta en esa votación y el único guardia que lo acompañó en el quinteto ideal de la liga. Jugando en el mismo puesto, con la misma edad (29 años) y estilos muy parecidos, las comparaciones entre Drexler y MJ entonces eran constantes.
Camino a las Finales, los Blazers arrasaron con Los Angeles Lakers, Phoenix Suns y Utah Jazz, sin necesidad de ir a un séptimo partido; mientras que los Bulls eliminaron a Miami Heat, New York Knicks y Cleveland Cavaliers, yendo a un séptimo juego contra los neoyorquinos. Con Magic Johnson retirado y Larry Bird en su última temporada, la final esperada estaba dada. Jordan contra Drexler. Chicago contra Portland.
Los Bulls contaban con ventaja de localía y "Su Majestad" salió a marcar la cancha rápidamente. Metió 35 puntos en el primer tiempo del primer partido de la serie, marcando el récord de mayor cantidad de puntos en la primera parte de un juego de Playoffs. Lo hizo con seis triples, otro récord por entonces, y su recordado festejo encogiéndose los hombros. El #23, que llevaba apenas cinco triples encestados en todos los Playoffs, no podía creer como había metido seis en tan poco tiempo. Finalizó el partido con 39 puntos y 11 asistencias y los Bulls ganaron por 122-89
Portland revivió dando un golpe grande en el Chicago Stadium, quedándose con el segundo juego en tiempo suplementario por 115-104. Drexler anotó 26 puntos y Jordan metió 13 más, pero el #23 cerró mal el partido, con Drexler ya estando expulsado por seis faltas, los Bulls desaprovecharon una ventaja amplia y se les escapó la victoria.
En viaje a Portland, se repartieron los primeros dos juegos: los Bulls recuperaron la ventaja de localía al ganar el primer cruce a pura defensa: 94-84 con 26 tantos de "Su Majestad". Los locales respondieron ganando 93-88 el cuarto partido, con otro extraño mal cierre de Jordan, que no convirtió puntos en los 10 minutos finales.
Todos los ojos quedaban enfocados en el quinto partido, el que dejaría a un equipo a un solo paso de la gloria. ¿Y qué mejor momento para Jordan de demostrarle a Portland cómo se habían equivocado en 1984? El escolta de los Bulls metió 46 puntos con 14-23 de campo, mientras que Scottie Pippen lo acompañó con casi un triple-doble: 24 puntos, 9 asistencias y 11 rebotes. Drexler logró un doble-doble de 30 tantos y 10 recobres por su parte, pero no pudo evitar el 119-106 de Chicago.
En el sexto juego, los Blazers, obligados a ganar, empezaron de nuevo con una buena defensa sobre Jordan, quien no anotó puntos en los primeros 11 minutos. Así Portland alcanzó una ventaja de 43-28 que, ya con Jordan en mejor funcionamiento, igual fue de 79-64 al terminar el tercer cuarto. Todo se les descontroló en el último período: los Bulls lo ganaron 33-14, liderados por Pippen en el inicio de la remontada y por MJ en el final (metió 10 de los 12 tantos). Chicago venció por 97-93 y se alzó con el título de 1992.
Portland nunca más volvería a una definición. Jordan fue el MVP de las Finales, promediando 35,8 puntos, 6,5 asistencias, 4,8 rebotes y 1,7 robos en los seis partidos. La desgracia de 1984 había golpeado a los Blazers dos veces.
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