Pau Gasol ya es eterno: Su impacto, valor y el respeto de la NBA por un auténtico Hall of Fame

Sergio Rabinal

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Valorar a un jugador en su justa medida resulta complejo, más cuando el factor nacional entra en juego en el deporte de alto nivel. ¿Se le valora por lo conseguido o por su lugar de procedencia? Esto se vuelve más y más complicado cuando se abordan personalidades que, si bien ganaron con regularidad, estuvieron en la pugna por grandes éxitos o bien simplemente disfrutaron una larga trayectoria, nunca estuvieron a la altura a nivel de palmarés de otros coetáneos. De ahí la importancia de la memoria.

Con todo esto encima de la mesa se presenta Pau Gasol en la que es la última cima de su carrera como deportista.

El Naismith Hall of Fame o Salón de la Fama del baloncesto reúne a la práctica totalidad de las leyendas de este juego, al menos nominativamente hablando, claro. De los pioneros a aquellos sin los que sería imposible comprender la NBA, pasando por figuras con un valor cultural o generacional.

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El nativo de Sant Boi de Llobregat pertenece a este último grupo, los jugadores generacionales. Así, la manera de mirar al catalán depende mucho del observador. Es decir, no será igual el juicio de quien le vio nacer y ascender de aquel que llegó en su apogeo en los Lakers o el canto de cisne que fue su paso por los Bulls. E independientemente del momento en el que el espectador disfrutase de Gasol hay algo fundamental: ninguna estadística o enumeración del palmarés hará justicia a su verdadero impacto y trascendencia.

Con Pau sucede algo parecido al caso de Manu Ginóbili. Los números y los galardones les colocan a ambos por debajo de otras personalidades de la historia de la NBA, no así en el mundo FIBA. Pero el calado en la cultura popular, en sus fronteras y más allá de ellas, así como su verdadero valor en pleno apogeo les convierten en piezas de museo en el buen sentido. Con su entrada en el Salón de la Fama, Pau Gasol pertenece ya a ese difuso y borroso universo encarnado por las leyendas del juego. Nada de lo que pueda hacer o decir cambiará la percepción de quienes compartieron vivencias en tercera persona con él. Ahora, aquel delgado gigante surgido de la zona metropolitana de Barcelona vivirá de su legado. Uno amplio, profundo y, sobre todo, sólido como una roca. Y todos aquellos que le sucedan, sean fans o jugadores, beberán de esa idea de Pau, inalterable al paso del tiempo.

Para sus contemporáneos fue un durísimo rival, una amenaza constante, tanto por inteligencia aplicada al juego como por sus propias habilidades. 

Pau Gasol & Bulls

“Pau es un talento especial. Muy habilidoso, muy competitivo", responde Joakim Noah a The Sporting News. "Estuve muy feliz de compartir cancha con él, e incluso es una mejor persona fuera del campo. Siempre se preocupaba del resto, apoyando a los jóvenes... Sólo tengo buenas palabras para él. Fue una pena que perdiésemos ante él en la final del Eurobasket [2011], pero fue un campeón al más alto nivel".

Aunque los resultados no siempre lo indicasen, medirse a Gasol en pleno pico de forma podía resultar hasta frustrante.

Quizá el mejor testimonio en ese sentido lo pudo dar recientemente Tony Parker, quien entre la broma y la confesión aseguraba la trascendencia del español en su propia evolución, pero también como muralla que le separó de mayores éxitos individuales.

“Siempre doy gracias a Pau por estar ahí y empujarme a mí y a la selección francesa a ser mejores. Si no hubiese nacido, hubiera ganado más medallas de oro”, dijo recientemente el base galo, ahora retirado.

LaMarcus Aldridge y Gasol, primer partido de Pau con los Bucks en San Antonio

Otros, primero le sufrieron y después le abrazaron como compañero. Ese fue el caso de LaMarcus Aldridge, quien desembarcó en la NBA cuando el catalán ya era All-Star, y que en la década siguiente pelearía con él por el calificativo de mejor cuatro de la liga.

“Pau era muy competitivo, un jugador muy habilidoso y un gran compañero cuando jugué con él. Disfruté jugando contra él, porque siempre creí que sacaba lo mejor de mí”, reconoce el propio LaMarcus Aldridge ante la pregunta de TSN. “Amaba jugar con Pau. Era muy altruista, compartía siempre y era tan inteligente que hacía mi trabajo mucho más fácil”, añade. 

“Disfruté de jugar y competir contra él. Estoy muy feliz de que entre en el Hall of Fame”, finaliza quien fue rival y compañero del primer jugador español en el Salón de la Fama. 

Nombres como Dirk Nowitzki, Tony Parker y el propio Pau, los cuales encabezan la clase de 2023 del Salón de la Fama portaron la bandera del baloncesto europeo a comienzos de este siglo. Un oportuno éxito que abrió las puertas a cientos de nombres que pudieron llevar sus talentos y elevarlos a más altas instancias en la mejor liga del globo. Después de ellos todas las franquicias querían dar con el siguiente internacional, como si de tesoros escondidos se tratasen.

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Más allá de los Estados Unidos, en territorios del Viejo Continente, su ejemplo servía a los más jóvenes como combustible. Puede que su posición no fuese la misma, que no compartiesen idioma (o sí) o que directamente fuesen rivales de su propio país en las competiciones de selecciones. El qué en particular era secundario, Gasol y otros tantos tiraron abajo la puerta y de golpe llegaron cientos.

Compartir espacio con quien uno sabe que es una leyenda andante da una trascendencia mayor a cada acto o gesto. Un mensaje, una conversación o un simple reconocimiento público pueden bastar para conquistar el corazón de ese jugador joven. Más si se comparte un lugar de origen similar.

O bien, como parte crucial de un cambio mucho mayor.

"Fue realmente importante [para los europeos]", dice Goran Dragic a The Sporting News. "Fue uno de los mejores cuatros o falsos cincos, podía jugar en ambas posiciones. Lo que hizo por el baloncesto europeo es increíble”. 

“Lo que consiguió en la NBA con una carrera tremenda, la verdad es que me alegro mucho. Siempre fue duro jugar contra él”, explica el esloveno. “Nombres como Drazen Petrovic, Vlade Divac, Toni Kukoc llegaron a la pero liga era muy diferente porque los europeos no tenían apenas oportunidades, así que tenían que batallar para conseguirlas. Todo eso le ayudó a Pau”.

Una ceremonia. Un discurso. Un nombre en una larga lista. La entrada de Pau Gasol en el Hall of Fame es el fin del camino, abriendo al mismo tiempo una nueva era para él, pues ya es historia. Y ahora el español vivirá para siempre en la memoria, una viva y pasional, pero también con altos y bajos, con sonrisas y lágrimas, con trofeos y viajes a casa con las manos vacías. 

El Salón de la Fama es la nueva casa de Pau. La morada que guardará todos los recuerdos de quien hizo del baloncesto español una referencia mundial, cambiando para siempre el destino de este deporte en el país ibérico.

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

Sergio Rabinal

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Sergio es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News. Desde 2018 desempeña las funciones de productor senior de contenido NBA. A lo largo de ese tiempo ha cubierto dos All-Stars, Basketball Without Borders y el NBA Paris Game, así como otros eventos. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.