La apertura del año 2023 en la NBA vista a pocos días de que concluya la presente temporada ofrece una imagen bien distinta a la actual. En aquel inicio de enero los Brooklyn Nets y New Orleans Pelicans eran los nombres propios de cada lado del cuadro, segundo y tercero respectivamente en su Conferencia. Poco más de dos meses después la situación no puede ser más opuesta en ambos casos, aunque las sensaciones también difieren. Los neoyorquinos han saneado su proyecto mientras que NOLA ha visto cómo vivía una caída sin frenos ante la lesión de su mejor jugador, Zion Williamson.
Desde el 3 de enero, momento en el que la franquicia anunció la baja de su estrella, los Pelicans apenas han sido capaces de ganar 11 de sus 34 partidos. Un pírrico 32,4% de victorias para un equipo que cuenta con piezas más que suficientes para mantenerse a flote, algo que demostraron la pasada temporada sin ir más lejos, clasificándose para los Playoffs.
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A 19 días de que la Fase Regular llegue a su fin los hombres de Willie Green se encuentran fuera de la zona de Play-In. Sí, en una Conferencia Oeste donde todo es posible, en la cual tienen el top 10 a un partido de distancia. Sin embargo la tendencia y el nivel competitivo de los Pelicans en comparación al resto les pone en una situación de desventaja.
¿Cómo se ha producido un desplome tan pronunciado y sin respuesta por parte de un conjunto con tanto potencial, a priori?
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Un ataque ineficiente sin Zion Williamson
El regreso de Zion Williamson a las canchas este pasado mes de octubre tuvo un impacto inmediato para los Pelicans. Con la estrella en el campo el ataque de New Orleans era de los mejores, ubicándose en el percentil 87 según Cleaning the Glass. Aunque muy dependiente de su producción en transición, en estático el trabajo del joven y del resto del equipo superaba la media, razón por la cual llegaron a lo alto del Oeste.
En definitiva, NOLA iba en una tendencia positiva y con Zion como eje el cielo era su límite.
En el momento que la lesión de este sucedió todo se vino abajo. Del 114,7 de ratio ofensivo (7º mejor) en los primeros 37 partidos se ha pasado a 111,7 (5º peor) en los siguientes 34 compromisos.
Una de las razones detrás de esto reside en su rendimiento en llegada, ocupando el percentil 51 en ese sentido en el global del curso. Pero ninguna más importante que el abrupto descenso en la producción exterior. Con un 34,3% de media sin Williamson, New Orleans no ha podido competir por victorias en una liga que lanza, de promedio, al 36,1%.
Brandon Ingram y CJ McCollum, insuficientes
La baja de Zion sucedió prácticamente a la vez en la escala temporal con la vuelta a las canchas de Brandon Ingram. El alero, una de las apuestas de la organización, había experimentado una lesión en un dedo del pie izquierdo y su regreso fue recibido como agua de mayo por el equipo.
La cuestión es que ni siquiera sus 25,2 puntos, 5,3 asistencias y 47,2% de acierto en tiros de campo han servido para evitar un nuevo fracaso de los Pelicans. De hecho, tampoco ha sido suficiente el constante aporte de CJ McCollum, con 22,3 tantos de media en 2023 y un 37,4% desde la larga distancia.
La entrada y salida de figuras complementarias como Jose Alvarado, Larry Nance Jr. o la nefasta operación por Josh Richardson explican, en gran medida, el bajo e inconsistente rendimiento de New Orleans.
Un proyecto, ¿agotado?
Si 2022 fue el año de la esperanza para New Orleans Pelicans, 2023 ha sido un regreso al punto de partida. Las dos caras que se han visto del equipo en esta campaña son la mejor prueba de su limitado potencial. Limitado no por quienes integran el plantel, sino por la disponibilidad de su mayor activo: Zion Williamson.
Con él sano los Pelicans podrían haber alcanzado cómodamente la zona de Playoffs, más dado el nivel del Oeste en esta campaña. Sin él han vuelto a ser el irregular equipo del pasado, solo que sin el impulso e ilusión que vivieron el año anterior gracias a los fichajes y los novatos.
Los de Louisiana pueden haber tocado fondo en esta 2022-2023. Quizá no a nivel deportivo, pues sus opciones de pisar la postemporada siguen ahí, más bien por la constatación de una inversión a la espera de dividendos.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.