Los capítulos 3 y 4 de “The Last Dance” nos dieron una mayor perspectiva de Dennis Rodman, un tipo excéntrico que en la cancha jugaba de una forma muy dura y de los mejores reboteadores que han existido en la historia del básquetbol. Además de ser muy talentoso en la cancha, también las cosas que hizo fuera de ella llamaron la atención.
Campeón cinco veces de la NBA (tres con los Chicago Bulls y dos con los Detroit Pistons), se convirtió en un hombre importante para Michael Jordan, porque se encargaba del trabajo sucio para que el equipo funcionara.
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“Dennis es uno de los jugadores más inteligentes con los que jugué. Entendía la defensa, todas las rotaciones. No tenía límites en lo que hacía”, definió Su Majestad durante la serie documental.
Años después de su última aventura en la liga con los Dallas Mavericks, fue contratado como refuerzo con los Tijuana Dragons, un equipo de la ABA. Ahí coincidió con Enrique Zúñiga, un mexicano que estaba en sus primeros años de su carrera profesional.
“Tuvimos la gran oportunidad de que Rodman esté como refuerzo. Tuve la oportunidad de jugar 3 juegos con él. Ya estaba retirado”, comentó el de Guadalajara, Jalisco, en entrevista con NBA Global.
“Tenía como dos años de retirado (Dennis), estaba arriba de los 40 años. Pero era un súper atleta, todavía estaba agarrando 18, 20 rebotes por juego. Un jugador súper inteligente, un muy buen pasador y un IQ de juego increíble. La verdad me impresionó mucho, verlo en las canchas ver lo que hacía y de repente tenerlo ahí, a un lado, la forma en que se comunicaba y se jugaba con él, increíble”, añadió.
“Era un líder en la parte defensiva, hablaba mucho. Aunque se veía un jugador muy serio en los tiempos fuera. A la ofensiva estaba tratando de poner un buen bloqueo, ir por el rebote, mantener el balón vivo. Pero efectivamente hablaba mucho, nos comunicaba bastante: pantalla a la derecha, pantalla a la izquierda, mucho hablar. Yo creo que es en lo que se especializó. Me tocó esta experiencia cuando ya estaba retirado, arriba de los 40 años. Físicamente se veía impresionante. Muy imponente. Te pones enfrente de él, impone. Algo que me sorprendió mucho era eso, aunque eran pocos juegos con el equipo, hizo valer su jerarquía como líder dentro de la cancha”, comentó.
Pero como una súper estrella que triunfó en uno de los mejores equipos que ha existido en el deporte, los reflectores estaban sobre él y era muy distinto el trato que tenía a diferencia de todos los demás miembros. No entrenaba con ellos, tampoco calentaba y salía a la cancha minutos antes de que empezara el partido.
“Tenía sus rituales raros, no calentaba con el equipo, salía a la cancha un minuto, dos minutos antes de que empezara el juego, estiraba un poco y estaba listo para jugar. En los tiempos fuera se quitaba los tenis y se la ponía en la cabeza, luego se volvía a poner los tenis y salía a la cancha de nuevo. Cosas raras, pues”, apuntó Enrique.
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Cuando tuvieron tiempo para convivir juntos, el mexicano le preguntó al Gusano sobre Michael Jordan y aunque no hubo mayores detalles, respondió: "Era un enfermo, pensando en básquetbol y compitiendo con todo. No podías estar en el vestidor y agarrar una camisa y meterla en el cesto de la ropa sucia porque él quería hacer lo mismo y te apostaba por eso. Nos dio mucha risa esa parte”.
El siguiente domingo 3 de mayo saldrán los capítulos 5 y 6 de “The Last Dance”, y al día siguiente en Netflix en todo el mundo.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.