NBA Draft 2019: ¿Cómo llega Zion Williamson en comparación con estrellas del pasado?

Leandro Fernández

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Zion Williamson. O, simplemente, Zion. Esas cuatro letras que forman un nombre ya parecen ser una marca registrada. Un motor de atracción que ni siquiera ha empezado a rodar en la NBA. Así de grande es lo que está generando la estrella de la Universidad de Duke, elegido como N°1 del Draft 2019 por New Orleans Pelicans y llamado como uno de los jugadores más prometedores de la historia en cuanto al hype que genera su inminente arribo a la mejor liga del mundo.

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No es para menos, claro. Desde la explosión 2.0 de ver videos con resúmenes de una bestia física que no paraba de destrozar aros a pura volcada, su proyección no paró de crecer. Una jugada maravillosa atrás de otra, un highlight humano haciendo gala de unas condiciones atléticas pocas veces vista. Un jugador que en un año en la NCAA hizo de cada partido de Duke una situación imposible de perder. Un chico al que ya le llueven miles de oportunidades por fuera de la cancha, incluso antes de empezar a brillar en la mejor escena posible.

Williamson está generando lo que pocos hicieron en el pasado. ¿Cómo se plantea su arribo en relación a otras leyendas que terminaron siendo N°1? Viajamos al pasado para establecer un paralelismo con otros grandes.

LeBron James

LeBron James

Por cercanía e impacto, el arribo de Zion tiene una conexión automática con LeBron. Aquel que llamaron Rey o Elegido antes de transformarse en lo que es hoy: posiblemente el mejor jugador de los 2000.

Y James no necesitó del paso por la NCAA para establecer un impacto mediático impresionante para la época. Sus cuatro años en el instituto St. Vincent–St. Mary High School se transformaron en una constante evolución de su juego y de atención generada. Y todo fue mucho más allá de los tres campeonatos estatales logrados. Su juego ganó seguidores, los estadios se llenaron (y hasta se necesitó de otros para recibir más gente), las cámaras no pararon de llegar (hablamos de televisación nacional en Estados Unidos), las portadas de la revista lo alzaron a otro pedestal, los contratos de patrocinio fueron millonarios incluso antes de su gran debut... Y la historia sigue.

LeBron fue LeBron antes de ni siquiera empezar a mostrar el potencial del jugador que terminó siendo. Cuando la NBA y Cleveland Cavaliers lo recibieron como el N°1 del Draft 2003, pocos (por no decir 'nadie') desconocían su existencia. Todos, sin dudas, lo llamaban por su nombre de pila. Seis letras en su caso, en lugar de cuatro. ¿Esa situación les suena familiar a lo que está pasando con Zion?

Shaquille O'Neal

Antes de convertirse en uno de los pivotes más dominantes de la historia de la NBA, Shaq era un fenómeno juvenil en Estados Unidos. Lo fue en su paso por la preparatoria Robert G. Cole (San Antonio, Texas), con título estatal de por medio (y monstruosos promedios de 32,1 puntos, 22 rebotes y 8 tapones), y no desentonó la llegar a LSU en la NCAA. Puntos, rebotes, tapones. Shaq era una máquina indetenible para los rivales.

Lo fue durante sus tres años universitarios, donde ganó muchísimas menciones individuales y estableció récords y más récords. Fue, incluso, uno de los nombres de la NCAA que estuvieron como candidatos para ocupar el último lugar de la lista de 12 del Dream Team original de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Es más, su carrera podría haber comenzado antes en la NBA, pero por consejo de su padre evitó saltar a la liga tras apenas su primer año universitario.

Orlando se lo llevaría como el N°1 del Draft 1992, y en su primera temporada empezaría a demostrar todo lo que se vendría para quien ya era una celebridad, por carisma y talento. Es más, se llevó la mención al Mejor Jugador de la semana en el comienzo de su carrera, algo inédito y que sería todo un presagio. ¿Hablamos de fuerzas físicas dominantes? ¿Les suena Williamson?

Tim Duncan

Es probable que, por su forma de ser, el tema de los reflectores y hype a la hora de llegar a la NBA no sea algo que se emparente con Duncan como si lo pudo ser con LeBron o Shaq, o como lo será con Zion. Pero Timmy D entró a la NBA como el mejor jugador universitario de Estados Unidos después de un camino un tanto atípico: el de completar sus cuatro años en la NCAA, haciéndolo a puro brillo de la mano de Wake Forest.

El mismo Duncan que apenas tuvo pocas ofertas de universidades después de jugar en High School en St. Dunstan's Episcopal de su St. Croix natal, el mismo que había empezado a jugar al básquet poco tiempo atrás (a los 14 años ) y por "culpa" del Huracán Hugo que arrasó su Islas Vírgenes natal y derrumbó su prominente carrera como nadador, es quien se convertiría en una fuerza dominante a nivel universitario. En su año senior, antes de saltar a la NBA, se llevó todos los premios individuales del año (¿hola, Zion?), y llevó a los Demon Deacons a los campeonatos de la ACC en 1995 y 1996, los primeros desde los '60. 

Sólo 11 jugadores en la historia de la División I terminaron con más de 2.000 puntos y 1.500 rebotes, y Duncan es uno de ellos. Su manera de irrumpir no fue automática e intensa, sino sostenida en el tiempo. Se ganó el lugar de elite a puro trabajo, constancia y dominio. Así llegó a la NBA para ser elegido como N°1 del Draft por San Antonio Spurs en 1997. Así empezó su camino a convertirse, quizás, en el mejor ala pivote de todos los tiempos gracias a una carrera con mucho más que 5 campeonatos.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Leandro Fernández

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Editor en Jefe de las ediciones en español de The Sporting News. 15 años de experiencia en el mundo del periodismo deportivo, con pasos previos por Clarín, Olé, e incluyendo más de 3 años construyendo y desarrollando los sitios oficiales de NBA.com en Argentina, España y México. Ahora parte de TSN. Si existe un Fantasy de NBA, seguramente él lo ganó.