Hace prácticamente un año los Detroit Pistons se encontraban en un momento complicado. La franquicia estaba experimentando cambios con la reciente salida de Ed Stefanski como general manager y el arribo de Troy Weaver al frente de las oficinas. La primera decisión que esta iba a tener que tomar sería qué hacer con la elección número 7 del Draft de 2020, un pick lo suficientemente bajo como para que pueda alcanzar a un talento notable, pero lo suficientemente alto como para que las opciones de que sea un robo se reduzcan notablemente.
En una camada en donde los grandes nombres no destacaban especialmente, los de Michigan optaron por darle sentido al proyecto que estaba a punto de nacer eligiendo al francés Killian Hayes. Un base con amplia experiencia como profesional, habiendo debutado con apenas 16 años en la primera liga francesa antes de dar un paso adelante en su carrera firmando con el Ratiopharm Ulm. En Alemania, Hayes se consagró como uno de los principales talentos jóvenes del Viejo continente, demostrando ser un virtuoso del bloqueo directo y de la creación desde el drible.
El futuro de los Pistons parecía estar en las manos del nativo de Florida, pero una lesión en la cadera en el mes de enero únicamente le permitió disputar 26 partidos el pasado curso.
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Mientras, el equipo no logró cumplir las expectativas puestas tras la firma de Jerami Grant y del buen arranque que realizaron, hundiéndose rápidamente en la clasificación hasta finalizar en último lugar con 20-52 de balance. El premio a tan desastroso rendimiento no fue otro que la consecución del primer pick del Draft de 2021, lo que les dio la posibilidad de elegir a uno de los talentos más destacados de los últimos años como es Cade Cunningham, un 2,03 que ejerce de director de juego y cuyas comparaciones en lo ofensivo hacen referencia a figuras como Luka Doncic, Ben Simmons o Jayson Tatum.
La lógica invita a pensar que en un contexto como este los Pistons primarán el desarrollo de Cunningham por encima de cualquier otro jugador en la plantilla, tratando de construir alrededor del nativo de Texas un equipo que se adapte a sus características, y así regresar a lo más alto. Hay razones de sobra para creer en esto. El número 1 del Draft posee un paquete técnico sumamente variado, un físico más que preparado para rendir desde el primer día en la NBA y la actitud de líder que tan necesario resulta en contexto como este.
Sin embargo, Detroit tiene otros planes y esos pasan por hacer funcionar a Hayes y Cunningham juntos.
"Ambos somos jugadores realmente inteligentes", contó el francés en declaraciones recogidas por la franquicia.“Cade tiene un IQ de baloncesto realmente alto. Creo que no será un ajuste difícil. Ves a muchos equipos que tienen dos manejadores de pelota y creadores en la cancha al mismo tiempo. Es más difícil de defender".
Es legítimo que la franquicia quiera conocer cuál es el verdadero potencial y rendimiento de ambos jóvenes en el corto plazo, más cuando lo esperable con respecto a Detroit es que no consigan pelear por grandes metas a nivel de resultados. Durante la Summer League ambos ya coincidieron numerosos minutos en pista, algo positivo en la adaptación de ambos el uno con el otro, compartiendo responsabilidades y empezando a tejer lo que será su relación.
“Va a ser una curva de aprendizaje", comentó Dwane Casey sobre la unión de Cade y Killian. "Ese es el tipo de expectativas que tienes para los jugadores jóvenes. Esperas eso. Habrá algunas noches en las que no podrán cruzar la mitad de la cancha, algunas noches donde juegan muy bien. Es por eso que el proceso de pensamiento es interpretar a Killian y Cade al mismo tiempo. Si pones el balón en una de sus manos, será un problema debido a la falta de experiencia jugando contra tipos como (Marcus) Smart y Patrick Beverley. No sería justo".
Por otro lado, el hecho de que el pasado curso Hayes apenas pudiese jugar siquiera hace que tanto la gerencia como el staff técnico deseen ver de lo que el francés es capaz. Tras un año de adaptación nada sencillo, el ex del Ulm se ha presentado en Michigan como un jugador completamente diferente, más maduro y preparado física y mentalmente.
“Killian ha hecho un gran trabajo. Creo que está liderando al equipo en asistencias”, reveló Dwane Casey sobre el trabajo en los entrenamientos. “Hoy, estaba manejando la pelota, haciendo las jugadas correctas. Permitió que el equipo azul anotara con facilidad. Me encanta la forma en que lleva el ritmo. Ha tenido más el balón hasta ahora. Tenemos algunos anotadores dinámicos como Jerami (Grant), Saddiq (Bey), tenemos algunos anotadores, pero necesitamos tener a jugadores que llevan el balón en la transición, algo que Cade (Cunningham) y Killian pueden hacer".
En la NBA existen ejemplos para casi todo pues con una historia tan amplia, rica y detallada rápidamente pueden establecerse similitudes con mayor o menor acierto. En la temporada 2018-2019 los Dallas Mavericks se encontraban en una situación relativamente parecida a la de los Detroit Pistons. Los texanos acababan de elegir a Luka Doncic en el Draft, un talento generacional formado en Europa y que estaba llamado a ser el pilar del nuevo proyecto. Un año antes se habían hecho con Dennis Smith Jr, un manejador eléctrico, físico y con un amplio margen de mejora. En este contexto, Rick Carlisle decidió que la mejor forma de hacer crecer al proyecto era alinear a ambos en el quinteto titular, haciendo que compartiesen la bola de manera alternativa.
Sin embargo, el resultado no pudo ser más desastroso. La unión de ambos no satisfizo a nadie. Cuando el ataque dependía de Smith Jr el equipo perdía creatividad, pero era más eficiente (+3,38 de net rating), y cuando solo Doncic estaba en cancha los Mavs daban la sensación de ser un mejor conjunto, más sólido pese a los resultados (-1,38). El problema era cuando ambos compartían pista, solapándose el uno con el otro y sin que ninguno sacase su mejor versión con un -4,79 de net rating.
El turnismo ofensivo es un arma de doble filo en este tipo de situaciones pues permite que ambas figuras tengan sus momentos para mostrarse tal y como son sin que el otro se vea comprometido. El problema para los Mavs con respecto al esloveno y al nativo de North Carolina es que no podían ser jugadores más diferentes. Uno era un creador de juego nato, alguien con una visión única para interpretar el básquetbol, mientras que el ex de NC State venía de una lesión en una de sus rodillas y su explosividad se había visto reducida, afectando notablemente a su juego.
Finalmente la decisión de los Mavs fue entregar las llaves del ataque a Doncic y enviar a Smith Jr a los Knicks a cambio de Kristaps Porzingis, Tim Hardaway Jr, Trey Burke y Courtney Lee con un resultado más que positivo para Dallas y no tanto para DSJ.
Detroit Pistons necesita aprender de la lección ofrecida por los Mavericks con respecto a sus proyectos jóvenes, haciéndoles trabajar en la misma línea e integrándoles en un sistema que tenga sentido para ambos. La diferencia sustancial entre ambos casos es que tanto Hayes como Cunningham son dos bases puros, capaces de anotar, pero que deben todavía aprender a jugar sin balón, a ser pacientes y, sobre todo, a asociarse entre ellos.
Si el plan de la franquicia es hacer de ambos un tándem a futuro los dos prospects deberán trabajar en la misma línea y así devolver a los de Michigan a los Playoffs.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.