Cuando todo parecía de cara para que Los Angeles Lakers celebrasen esta noche su consagración como campeones de la NBA, Jimmy Butler se encargó de aguar la fiesta a los californianos, anotando 35 puntos y liderando a Miami Heat a la victoria por 111 a 108 en un partido espectacular. Una noche en donde el mayor atractivo y todos los focos acudieron al duelo protagonizado por las dos estrellas de los dos conjuntos, en otras palabras, entre el mencionado Butler y LeBron James.
El jugador de los Lakers tiró del carro durante todo el encuentro ante las dolencias que atormentaron a Anthony Davis, firmando una actuación excepcional de 40 puntos, 13 rebotes y 7 asistencias, que cerca estuvieron de servir para hacerse con el triunfo. Un partido en el que James controló todos los aspectos del juego del equipo y asumió una mayor responsabilidad desde el exterior ante la férrea defensa de Miami, que reiteradamente le negó la penetración.
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Como respuesta a esta defensa, LeBron respondió con un partido inédito hasta el momento en su carrera, que ya es mucho decir. El jugador de 35 años anotó 6 de sus 9 intentos desde el triple, siendo esta su máxima en las Finales, superando las 5 conversiones que consiguió en el séptimo partido ante San Antonio Spurs en 2013.
Sin embargo, todos estos registros apenas pesan teniendo en cuenta que los Lakers desaprovecharon su oportunidad de cerrar la eliminatoria, dando aire a un Miami Heat siempre peligroso y sin nada más que perder. Pese a disponer de una ventaja de 3-1, el fantasma de la remontada acecha a los Lakers, que deberán limitar al máximo sus errores para evitar que los de Spoelstra fuercen un séptimo donde puede pasar de todo.
"Juegas cada cuarto, juegas cada posesión y vives con los resultados. No piensas en lo que podría pasar al final del partido", dijo James. "No te quedas atrapado en las secuelas. Tienes que vivir el momento y prepararte en todas y cada una de las posesiones, porque si empiezas a divagar y tu mente empieza a irse, te equivocas. Una cosa sobre este equipo contra el que estamos jugando es que te hacen pagar por cada error. Es lo mismo que cuando estuve jugando contra Golden State todos esos años, cometes un error, te lo hacen pagar. Entonces tenemos que entender eso".
Los Lakers pagaron caras las 6 pérdidas que cometieron en el último cuarto, incluyendo una de Markieff Morris que podría haber supuesto la victoria si su pase hubiese llegado a buen puerto.
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"Tuvimos muchas posibilidades de ganar el partido y de ganar la serie. No me vengo abajo. Y luego obtuvimos un rebote ofensivo y perdimos el balón. Pensé que teníamos mucho más tiempo del que creía que incluso pensamos después del rebote ofensivo y no se ejecutó un pase como nos gustaría. Pero tenemos que ser mejores. Solo tenemos que ser mejores en el Juego 6 y cerrar la serie", señaló el Rey.
Un encuentro que se resolvió en una jugada donde primero Green y después Morris condenaron a los Lakers a la derrota por sus errores, pero que en los dos minutos precedentes tuvo como protagonistas a Butler y James, que dejaron algunas jugadas memorables y de altísimo valor para dar un espectáculo magnífico.
"Esa es la belleza del juego, poder competir al más alto nivel", expresó LeBron. "Aprovechas esas oportunidades y vives el momento. Estás tratando de hacer jugadas para tu equipo y tener éxito en ambos extremos, y ambos estábamos tratando de hacer eso y tratando de llevar a nuestro equipo a la victoria. Él pudo hacer una jugada más de la que yo pude hacer esta noche y se hizo con la victoria".
Ahora, con un día de descanso, LeBron y los Lakers deberán encontrar la manera de desactivar a este renovado Heat, que sueña con hacer lo imposible y remontar un 3-1 en contra.
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