Echar la vista atrás suele ser un ejercicio de nostalgia. Permite rememorar tiempos mejores, épocas que por la fuerza del tiempo ya se han relativizado. En la NBA pasa algo así. La dinámica pesismista del presente lleva a muchos equipos a mirar a temporadas previas con mejores ojos que en su momento. A Los Angeles Lakers les está ocurriendo esto. Trascurridos 40 partidos de la Fase Regular el balance del grupo es de 19-21, ubicándose fuera del Play-In y a años luz de los Playoffs. Curiosamente, en el mismo punto del curso pero tan solo un año atrás, los californianos atesoraban el mismo récord y la sensación de crisis era total.
La última derrota de los Lakers fue especialmente dolorosa. En una noche sin LeBron James, los angelinos visitaron la cancha de Utah Jazz con el objetivo de sumar una victoria. Nada más lejos de la realidad. El destino les tenía reservados a los de Darvin Ham el retorno por lo ocurrido hace apenas unos días contra los Raptors. Mientras los Lakers lanzaron un total de 24 tiros libres, los de Salt Lake City dispusieron de 39, 19 de ellos en el último cuarto. Una anécdota que sirvió para rematar la caída angelina en las frías tierras de Utah por 132 a 125.
Una derrota más, una oportunidad de reengancharse a la zona alta perdida de nuevo. Los Lakers no parecen el mismo equipo después de que ganasen el In-Season Tournament a comienzos de diciembre. Una marca de 5-12 desde aquello es el mejor resumen del momento que atraviesa el equipo.
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Con múltiples cambios, en búsqueda continua del ajuste definitivo y sin obtener resultados positivos, las miradas han empezado a centrarse en su entrenador, Darvin Ham. En las últimas semanas ha aumentado la presión sobre él, tanto que, recientemente, trascendió por medio de The Athletic, que este contaba con el apoyo de la dueña, Jeanie Buss. No obstante, este tipo de filtraciones suelen suceder cuando más inestabilidad hay en el puesto de head coach, casi como un paso previo al despido.
La comparativa de los californianos entre 2023 y 2024 es atractiva, pero las similitudes van desapareciendo cuando la lupa se acerca. En el curso previo, pese a tener idéntico balance, LeBron James y Anthony Davis se perdieron 24 partidos de manera conjunta. En este la suma se ha reducido drásticamente hasta haber jugado todos menos 7 duelos.
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El año pasado la cabeza de turco fue Russell Westbrook pese a que el principal escollo para los Lakers había sido la disponibilidad de sus estrellas. En este 2024 el foco de atención está en Darvin Ham, encontrando las razones en su gestión del equipo, sus constantes cambios y la incomodidad que estos han generado en ciertos jugadores.
Sin embargo, la realidad de ambas temporadas responde a una construcción del roster equivocada, consecuencia de errores pasados de la gerencia, a los cuales les han ido poniendo sucesivos parches hasta dar lugar a este plantel.
Con una defensa en la media de la liga y un ataque entre los peores, los Lakers se ubican en el limbo competitivo, el lugar más indeseable para cualquier equipo en la NBA. Si bien queda media temporada por disputar, su tramo más importante viene ahora, a menos de un mes para el cierre del mercado de traspasos y con rumores de que podrían no intentar ningún movimiento.
Perder el rumbo y dejarse llevar tan pronto es un riesgo demasiado alto para una franquicia que parecía haber dado definitivamente con la clave.
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