"Este es solo mi tercer partido. No he tenido un training camp. No he jugado en pretemporada. Así que todo se está moviendo a mucha velocidad para mi. Voy a necesitar una ventana de unos 10 partidos y luego ver en qué punto estoy". Con estas palabras James Harden trataba de explicar su situación y bajo rendimiento con los LA Clippers después de su traspaso tras perder con contundencia contra los Dallas Mavericks. El MVP de 2018 lleva en el punto de mira desde que concluyó la pasada temporada, momento en el que solicitó el traspaso a los 76ers tras no llegar a un acuerdo de renovación.
Y no es para menos.
Desde diciembre de 2020 Harden ha solicitado en tres ocasiones distintas su traspaso, acabando en todas ellas en el lugar que él quería. Y en todas ellas acabó, al tiempo, pidiendo salir en una situación interna muy mejorable.
Ahora, en los Clippers, de nuevo rodeado de estrellas y en disposición de luchar por el campeonato, James Harden no parece estar cumpliendo las altas expectativas que se tenían. Tres partidos son pocos para sacar conclusiones, pero sí dan pie a que las alarmas se hayan encendido con un equipo que tiene mucha presión por obtener resultados.
De hecho, es una evidencia que, desde que llegó Harden, los Clippers han sido un peor equipo, incluso sin que Kawhi Leonard, Paul George o Russell Westbrook se hayan perdido un solo encuentro.
Si hasta el 6 de noviembre los angelinos poseían el tercer mejor net rating (diferencia entre eficiencia ofensiva y defensiva) de toda la NBA con un +11,6, desde el traspaso ese dato se ha convertido en el cuarto peor (-13,7). En un abrir y cerrar de ojos han pasado de estar a la cabeza de la liga a ocupar la zona media en cuestiones de eficiencia, una estadística que refleja en gran medida el rendimiento de los equipos.
Los números y estadísticas con una muestra tan reducida tienden a ser muy extremos, pero no dejan de ilustrar que el cambio no ha tenido un efecto positivo inmediato. Ahora bien, ¿es cuestión de adaptación o el traspaso de James Harden puede ser un gran fracaso para los Clippers?
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El acierto en el tiro de Harden, ¿se mantendrá o bajará?
Una de las pocas cosas que hay que poner en valor de la llegada de James Harden a los Clippers está siendo el acierto de cara al aro. En cuanto a las estadísticas tradicionales, James Harden está lanzando al 50% en triples y al 58,3% en tiros de dos, además de un 100% en tiros libres. Estos guarismos son insostenibles, más teniendo en cuenta que es un manejador, por lo que la mayoría de sus intentos vendrán en situaciones defendido de cerca.
No obstante, desde que fue traspasado de Oklahoma City Thunder no había estado tan rodeado de talento de manera continuada. Eso significa que las opciones de que disponga de lanzamientos más cómodos, a pies quietos o en semiventaja se verán incrementados, pudiendo, quizás, estar más acertado que en tiempos pasados.
De hecho, la pasada temporada en los 76ers representó su máximo en triples tras pase (1,8) desde la etapa previa a Mike D'Antoni en los Rockets. Ese fue un indicativo de que Harden estaba modificando su juego, aceptando su nueva realidad en cierta medida y dejando buenas sensaciones (41% en triples tras pase).
En este lapso de 3 partidos, James Harden ha lanzado una media de 2 triples tras pase, conectando el 50% de ellos. Un dato alto que debería estabilizarse en torno al 40% e incluso subir su volumen. Con el paso de las semanas el base acabará necesitando ese tipo de acciones conforme su rol en el equipo esté más definido.
Pese a esto hay que tener algo en cuenta. La estadística DARKO, centrada en proyecciones en base al tracking, predice que el acierto exterior de Harden sufrirá un desplome enorme en esta temporada. De acuerdo a estos datos, el jugador de los Clippers conectará el 35,4% de sus intentos exteriores, lo que sería una evolución lógica viendo que desde 2020 su acierto de media es del 35,8%.
Las temporadas en la NBA son muy largas y el paso de los partidos pueden terminar por ubicar al tiro de La Barba en el lugar que debe estar y no en el que ha mostrado hasta ahora.
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James Harden, liberador de estrellas
Como se explicó en su llegada en este medio, James Harden representa un viejo anhelo de la directiva de los Clippers para reforzar el puesto de base. Con Kawhi Leonard y Paul George en el roster es preciso contar con un manejador de élite que reduzca la presión sobre ellos y les dote de balones en situaciones ventajosas. El MVP de 2018 tiene como meta y objetivo cumplir esta misión, algo en absoluto sencillo.
Por otro lado, no es menos cierto que, si se analizan con detenimiento los partidos de Harden, se puede apreciar que está empezando a trabajar en esa línea.
Pese a promediar solo 4,7 asistencias respecto a las 10,7 del año pasado (máximo de la liga), Harden cuenta con unas 10,3 potenciales, según NBA Stats, produciendo 13,7 puntos para sus compañeros. Por poner en contexto, Russell Westbrook, que suma 6,1 pases de canasta por noche, produce un número prácticamente igual (14,4) con menos asistencias potenciales (9,8).
¿En qué se traduce todo esto? En que el resto de los jugadores de los Clippers no han estado todo lo inspirados de car al aro que podría esperarse. Sin ir más lejos, Kawhi Leonard y Paul George son los jugadores que más pases ha recibido del conjunto angelino. El campeón de 2019 apenas ha conectado 13 puntos en 29 pases con un 41,7% en tiros de 2 y y 20% en triples tras una conexión con Harden. Lo de PG es aun más preocupante con un 22,2% de dos y un 14,3% de tres.
Los números, como antes se explicaba, llegará un punto en el que se estabilizarán, pero el análisis de los encuentros invitan a ser optimistas, pues Harden está ejecutando los sistemas para que la bola les llegue en buenas situaciones a las estrellas de los Clippers:
El bloqueo directo, el talón de Aquiles de Harden y un peligro para los Clippers
El ascenso a las más altas esferas de la NBA por parte de James Harden vino impulsado por su destreza en el manejo de la bola. La Barba hizo del aclarado un sistema de juego en los Rockets y le convirtió en MVP, pero donde era realmente desequilibrante era en la ejecución del bloqueo directo, en el juego de dos por dos. El californiano controla muy bien variables clave como timing, ángulos de bloqueo y qué defensa plantea el rival.
Conforme han pasado las temporadas y su físico ha ido perdiendo el lustre de tiempo atrás, Harden ha acabado por depender mucho más de estas secuencias.
Ahora, en los Clippers, la estrella ha comenzado con buen pie en la gestión del bloqueo directo, ocupando el percentil 95,9 como manejador. Un dato que no cuenta que ha perdido la bola en casi un cuarto (23,5%) de las posesiones de las que ha dispuesto en este tipo de secuencias.
El problema tiene dos explicaciones compatibles.
Una, relativa al espaciado ofensivo de los Clippers, el cual ya estaba demasiado sobrecargado con jugadores no muy dados a ocupar roles de ejecutor. De tal modo que ante un bloqueo directo de Harden nadie está en el espacio más adecuado para hacerlo funcionar, permitiendo a la defensa rival estar cómoda:
Otra, fruto de la progresiva y constante pérdida de explosividad de Harden, la cual ha hecho que su toma de decisiones sea más previsible ante las limitaciones que tiene para finalizar cerca del aro. Eso le obliga a conectar mucho más de lo que debería con el interior en continuación al aro, un pase más crítico y complicado de lo que pueda parecer:
Es por todo esto que la mejor versión en el bloqueo directo de Harden ha venido cuando no ha estado rodeado de la combinación de Leonard, George y Westbrook, sino como el eje de la ofensiva de Clippers.
Ahí es donde los angelinos deben exprimir al máximo su IQ y lecturas, limitando mucho más eso cuando las dos principales estrellas le acompañen al mismo tiempo:
Las conclusiones que se pueden sacar en estos primeros partidos de James Harden con la camiseta de los Clippers son positivos a nivel individual y negativos en su extensión colectiva.
El volumen de sus pérdidas acabará por bajar conforme gane ritmo de competición, al igual que el acierto de sus compañeros por medio de sus pases crecerá y el suyo en el tiro irá en dirección opuesta.
Lo que no parece tan claro es si el proyecto de los Clippers bajo esta estructura acabará por tener sentido antes de que sea demasiado tarde.