Giannis Antetokounmpo estuvo sensacional en el tercer cuarto del segundo partido de las Finales 2021 de la NBA, pero ni siquiera la tremenda actuación del griego en esos 12 minutos (20 puntos, 4 rebotes, 2 asistencias y un tapón en 11 minutos de acción) pudo llevar mucha agua para el molino de Milwaukee Bucks, que apenas ganó ese período por 33-32 y que terminó cayendo por 118-108 ante Phoenix Suns en Arizona.
El griego de los Bucks tuvo un partido con pocas cosas negativas (42 puntos, 12 rebotes, 4 asistencias y 3 tapones encestando un 68,2% de sus tiros de campo) y aun así su desequilibro individual fue insuficiente contra el trabajo colectivo de los Suns, que ahora están a apenas dos triunfos de consagrarse campeones de la NBA: misma distancia a la que estuvieron en 1993 aunque con un grado de dificultad bastante menor: ahora ganan 2-0 y tienen cinco partidos para conseguir dos triunfos mientras que en 1993 recién obtuvieron su segundo triunfo en el quinto partido, quedando abajo por 3-2 y obligados a ganar todo.
Aquella vez terminaron siendo eliminados por Chicago Bulls en el sexto encuentro de la definición, con el triple ganador de John Paxson que quedó para la historia.
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Michael Jordan fue el responsable de complicarle la historia a los Suns en su última presentación en las Finales. El crack de los Bulls fue el MVP de la serie con un promedio de 41 puntos (50,8% de acierto de campo), 8,5 rebotes y 6,3 asistencias, algo que nadie logró en toda la historia de la liga.
Tan irrepetible como eso continúa siendo lo que realizó Jordan en el cuarto partido de la serie, disputado en Chicago el 16 de junio de 1993.
El 23 de los Bulls terminó aquella noche con ¡55 puntos! en 46 minutos para el triunfo de su equipo por 111-105 que le dio ventaja de 3-1 a los Bulls. No solamente nadie igualó o superó esa marca en unas Finales desde entonces, sino que solamente una vez se pudo acercar alguien: LeBron James con 51 puntos en el primer partido de las Finales 2018 (derrota de su Cleveland Cavaliers ante Golden State Warriors por 124-114).
Tampoco se pudo alcanzar la marca de los 22 puntos que Jordan anotó en un cuarto en aquel partido: Giannis podría haber llegado si no hubiera fallado tantos tiros libres (lanzó 9-14 en su tercer cuarto de 22 puntos).
"No sentí que estaba tomando el control del partido. Simplemente atacaba el aro, obtenía tiros fáciles. Sentía que podía capitalizar eso sobre la defensa. Cuando me di cuenta ya estaba en ritmo y más o menos cargando a mi equipo", declaró Jordan entonces.
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El crack de Chicago comenzó ese segundo cuarto de forma fenomenal, convirtiendo los 16 primeros puntos de Chicago. Descansó un poco, volvió para el final del período y sumó seis puntos más. A pesar de su rendimiento casi perfecto, con 9-12 en tiros de campo, su equipo perdió aquel período por 31-30 y se fue al vestuario con una ventaja de apenas cuatro unidades: los Bulls debieron luchar hasta el final de aquel partido para asegurar el triunfo.
Phoenix fue un equipo muy competitivo en aquellas Finales de 1993: logró dos victorias y sus cuatro derrotas fueron por márgenes cerrados: ocho, tres, seis y un punto de diferencia. Pero el jugador que marcó el ritmo de esa serie fue Jordan, el mejor del momento: por eso el trofeo Larry O'Brien no se quedó en Arizona. ¿Lograrán los Suns levantarlo esta vez por primera ocasión? Sus perspectivas son favorables pero deberán mantener este nivel: Giannis Antetokounmpo ya demostró lo que es capaz de hacer y Milwaukee Bucks tiene potencial para mejorar su desempeño.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.
