Las malas actuaciones de una gran estrella llegados a este punto de la lucha por el anillo no suceden por casualidad. Los jugadores han alcanzado un cierto nivel de excelencia sostenida que les permite noche tras noche estar en una arena por encima de sus compañeros de profesión y que acaba marcando la diferencia. Los entrenadores saben cómo colocar sus piezas de tal forma que demostraciones individuales como las que se llevan viendo a lo largo de todos estos Playoffs sean posibles y sean el desencadenante que favorezca o no el triunfo de los suyos.
Por ello, los 15 puntos en 6 de 9 tiros de campo, 5 rebotes y 5 pérdidas de Anthony Davis en la victoria de Miami Heat por 115-104 ante Los Angeles Lakers en el Juego 3 de las Finales de la NBA no es casualidad, sino que responde a una estrategia perfectamente calculada por Erik Spoelstra y su staff técnico para minimizar el poderío ofensivo de la principal arma del conjunto californiano. Porque AD estaba siendo el elemento que más ventajas sin respuesta era capaz de generar cada vez que el balón llegaba a sus manos, haciendo daño desde el poste bajo principalmente y facilitando con su gravedad ofensiva que otros pudiesen anotar.
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Este hecho, que ya resaltamos al término del segundo partido y que venía siendo una constante a lo largo de toda la postemporada, había adquirido una dimensión mayor si cabe ante la ausencia de Bam Adebayo (cuello). El jugador del Heat ha dado buena cuenta de su vocación defensiva una y otra vez y estaba llamado a ser el emparejamiento natural y aquel que detuviera a Davis. Así se explica que en los dos primeros choques, AD no hubiese tenido rival sobre la cancha, emulando a otras leyendas de los Lakers y promediando 33 puntos, 11 rebotes y 63% de acierto en tiros de campo. Absolutamente imparable.
Miami debía responder. El tercer partido se presentaba vital pues una derrota dejaría prácticamente sentenciado al Heat, ya que nadie ha remontado jamás un 3-0 en contra, más si tenemos en cuenta las bajas. Así, los de Erik Spoelstra apostaron por una estrategia tremendamente agresiva y arriesgada a partes iguales en el costado defensivo, que forzó a LeBron James a tener un papel mucho más resolutivo de cara al aro y no tanto como generador de juego, aspecto que lo llevó a finalizar con un alto volumen de puntos: 25 puntos en 8 de 11 en tiros de 2 y 1 de 5 en triples, con 8 asistencias y 8 pérdidas de balón.
Ahora bien, ¿en qué se basó el plan defensivo del Heat para tratar de rascar una victoria? Vamos a analizarlo.
Objetivo Davis
La estrategia defensiva de Miami Heat en los dos primeros partidos había sido sumamente cambiante, algo lógico dadas las circunstancias. Si en el primero combinaron su clásica zona mixta 3-2/2-3 con un sistema de cambios automáticos que buscaba proteger la pintura, para el segundo lo apostaron todo por la zona confiando en que los Lakers no acertaran desde la larga distancia. Ambas propuestas acertaron en cierto modo, pero la combinación de recursos y acierto de sus rivales dejó sin recompensa el trabajo colectivo de los de Florida.
Encontrar una solución que verdaderamente fuese eficaz resultaba más que vital, pero por encima de cualquier estrategia colectiva había que buscar un plan para detener al principal productor en ataque de los Lakers como venía siendo Anthony Davis.
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La principal zona de acción de La Ceja en los dos primeros choques había sido la pintura y la media distancia, desde donde recibía de espaldas al aro para resolver a placer con un fadeaway o bien una penetración. El juego al poste de Davis ha sido extremadamente eficiente en toda esta postemporada, siendo el segundo jugador que más posesiones ha acumulado como finalizador ahí (76) solo por detrás de Jokic (93) y dejando unos registros sorprendentes dado el volumen: 1,03 puntos por posesión, 4,3 puntos y 52% en tiros de campo. De hecho, desde los laterales en la media distancia había sido capaz de anotar un 5 de 11 en suspensión (45%), y en la pintura se había ido a 16 de 21 (76%) en los dos primeros choques.
La clave para Miami era tratar de reducir su impacto al poste bajo al máximo, pues no se trataba únicamente de lo que pudiese producir él mismo, sino de lo que atraía a sus defensores en esas situaciones, algo que los Lakers tienen extremadamente estudiado y saben reaccionar de manera fantástica, invirtiendo el balón desde esas posiciones y buscando cortes sin balón cuando llega el momento. Así, Spoelstra preparó para el Juego 3 una estrategia arriesgada la cual se basó en poner a los cinco defensores lo más cerca posible de AD en cuanto este recibiera el balón y desplegando una serie de fintas, dobles marcas y colapsando la pintura con el objetivo de que se desprendiera de la bola o bien cometiera un error. Sencillo, ¿no? Nada más lejos de la realidad.
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Realizar un trap al poste a un All-Star y All-NBA no es algo que suela hacerse con mucho éxito (que les pregunten a los Clippers ante Nuggets) porque en estos niveles de competición todos los jugadores alrededor saben identificar y responder ante una semiventaja como esta en el momento en el que se rompe el trap. Sin embargo, los de Florida fueron capaces de realizar esta estrategia sin mostrar apenas fisuras y dejando a Davis en únicamente 9 tiros de campo.
Y no solo eso, Anthony Davis únicamente pudo realizar dos intentos desde el poste bajo en todo el partido sucediendo el primero prácticamente al final del tercer cuarto cuando conectó un fadeaway ante Iguodala. El segundo llegó a cinco minutos del final en una secuencia idéntica que acabó en fallo gracias a la defensa de Kelly Olynyk.
Normalmente los Lakers cuando entregan el balón al poste bajo a cualquiera de sus jugadores el pasador corta hacia el lado débil, en el camino a veces suelen encontrar un pase de vuelta clásico en entrega. En caso de que no haya opción de pase, todo el lado fuerte queda liberado para el posteador, que teniendo en cuenta que suelen ser Davis y LeBron, las posibilidades de que acabe en una suspensión son altas, por lo que despejar la esquina y el codo permite un espacio amplio para resolver a placer.
De este modo, el Heat puso en marcha una estrategia basada en los siguientes conceptos:
- Defensor de balón: niega el centro para conducirlo hacia el fondo de la cancha y forzarle a que o bien tenga que saltar la ayuda o que deba recular y buscar un pase hacia atrás.
- Defensor del pasador: en caso de que corte el 2 contra 1 se genera de manera natural en el momento en que Davis pica y si no corta, este va hacia balón cuando recibe, "atacando" su espalda para un trap que le deja sin alternativa a AD.
- Primera ayuda: muy hundida y pendiente que el trap pueda venirse abajo para frenar cualquier tentativa en la pintura por parte de Davis.
- Segundas ayudas: pendientes de colapsar la pintura por una cuestión de espacio perceptivo y para rotar defensivamente en caso de que haya un pase que desajuste el 2 contra 1.
Anthony Davis es un jugador total en muchos sentidos, pues es capaz de anotar desde dentro y fuera, poner el balón en el suelo y emparejarse tanto con jugadores exteriores como interiores. Sin embargo, su habilidad para el pase no está a la altura de sus capacidades para la anotación, estando lejos de destacar en este aspecto como otros interiores móviles como Adebayo o Jokic. Por ello, obligarlo a que haga una lectura a la que no está acostumbrado en una situación de estrés como es un 2 contra 1 en busca de una línea de pase puede no resultar efectivo para los Lakers, como se demostró en este Juego 3.
La clave de esta apuesta defensiva se basa en el timing de ejecución del trap, pues los de Florida trataron de realizarlo al primer drible de Davis, por lo que limitaban mucho más la capacidad de reacción de este y, de hacerlo correctamente, lo conducían a que finalizase su regate y pudiese cometer un error al pase o bien le sustrajesen la bola en defensa.
En caso de que Davis no picara el balón, el resto de los jugadores del Heat se mantenían preparados para saltar sobre él, colapsando pintura y generando un clima en el que apenas tenía opciones de desprenderse de la bola.
Los dos principales defensores de Davis en el tercer encuentro fueron Andre Iguodala y Jae Crowder, que hicieron de sombra del jugador de Lakers, persiguiéndolo allá por donde fuera. Su papel no solo se limitó al poste, sino también en las continuaciones tras bloqueo directo, apareciendo en su recepción automática e indistintamiente, como reemplazo para evitar canastas sencillas que sucedieron en los dos primeros choques. Ambos están realizando un papel más que digno dadas las circunstancias de Miami, promediando un 57% de acierto cuando es defendido por Iggy un 50% cuando lo es Crowder.
El objetivo fundamental del Heat con este plan es alejar a Anthony Davis de la pintura al máximo, forzándolo a ocupar una posición exterior y, al mismo tiempo, hacer que sea LeBron James quien asuma más balón como anotador y no como distribuidor de balón que había venido siendo una de las claves del éxito de los Lakers hasta este momento.
Miami salvó un partido importantísimo con un ajuste de libro y que les permite estar a una victoria de empatar la serie y ganando tiempo a la espera de poder recuperar a Bam Adebayo o Goran Dragic para la causa.
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