La venganza es un plato que se sirve frío y buena parte de los entrenadores gozan de una memoria prodigiosa cuando se trata de recordar las derrotas. Los técnicos no olvidan con facilidad aquellos momentos donde sus respectivos equipos chocaron de frente ante un muro que parecía infranqueable, en donde las circunstancias superaron la preparación realizada con anterioridad y el rival fue capaz de imponer su voluntad pese a todo.
Durante mucho tiempo Frank Vogel no supo lo que significaba la palabra ganar. No en un sentido literal, sino de manera abstracta pues un año tras otro sus equipos eran incapaces de superar un muro infranqueable a la hora de la verdad, en los Playoffs.
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2012, 2013 y 2014 se resumen rápido en el currículum de Vogel como entrenador: LeBron James. Durante tres temporadas consecutivas el por entonces entrenador de Indiana Pacers se vio apeado de la postemporada a manos del #6 de Miami Heat que dominó cada una de las series a placer a razón de 27,3 puntos, 8,1 rebotes y 5,6 asistencias en los 19 partidos en los que se vieron las caras.
Pero por encima incluso de King James, hubo una figura que pareció superarle con creces durante aquellas series de Playoffs como fue Erik Spoelstra que en la lectura de los partidos, en los ajustes entre encuentros y en la puesta a punto de sus pupilos parecía siempre ganarle la partida al nativo de Nueva Jersey. Los Pacers de Vogel llegado el momento de la verdad parecían siempre dirimirse y deshacerse como un cubo de azúcar.
Los Pacers eran capaces de poner contra las cuerdas a los Heat, pero en el cuerpo a cuerpo, con el partido en el alambre a Spoelstra no le temblaba la mano y si tenía que asumir un riesgo lo realizaba, pues tenía fe ciega tanto en la solidez de su grupo como en sus decisiones.
El momento en el que más cerca estuvo Vogel de doblegar a su némesis sucedería en 2013, cuando Indiana consiguió forzar un séptimo partido ante Miami pero acabó sucumbiendo al vendaval ofensivo de James y Wade así como la asfixiante defensa que estos les profesaron y que los dejó en tan solo 76 puntos, una de las 15 anotaciones más bajas de la historia de los Game 7.
Tras esa derrota el 2014 sería un mero trámite en manos de los Heat antes de que Vogel iniciase un largo camino de renovación e introspección que coincidió con el fin de proyecto de los Pacers, saliendo este rumbo a Orlando Magic donde entre 2016 y 2018 apenas superaría el 32% de victorias globales. Un año sábatico estudiando el juego y analizando qué había sucedido mal con anterioridad y en busca de las respuestas a sus errores.
Ese tiempo de reposo y análisis le sirvió al entrenador para recibir la oferta que cambiaría para siempre su vida profesional. Los Angeles Lakers le ofrecerían ser el head coach del equipo, y no cualquier equipo, un conjunto llamado a conquistar la NBA de la mano de una dupla histórica formada por Anthony Davis y, cómo no, LeBron James. "Sus Pacers siempre fueron uno de mis rivales más duros cuando yo jugaba en Miami", dijo la estrella hace apenas un año, "por eso cuando la organización decidió que Vogel sería nuestro nuevo entrenador supe que él estaría bien preparado para la ocasión".
La temporada regular de los Lakers sirvió para despejar una vez más las dudas al respecto de la capacidad de Frank Vogel como constructor de un equipo efectivo al medio plazo, más con James a los mandos de la nave y rescatando a jugadores "desterrados" para la ocasión como Rajon Rondo, Dwight Howard o Alex Caruso que acabarían siendo piezas clave del éxito posterior.
No obstante, su reivindicación sucedería en los Playoffs donde los Lakers han demostrado ser el mejor equipo, el más regular y el más mutable, características intrínsecas de un conjunto campeón, que ha conseguido sacar oro de activos que estaban lejos de poder lucir al mismo nivel que sus dos estrellas. Los roles y las órdenes claras son fundamentales en el éxito colectivo, más dada la construcción del equipo angelino, y Vogel en ese sentido ha establecido una jerarquía muy marcada y efectiva.
Pero antes de gozar de las mieles del éxito Vogel debía pasar su última prueba de fuego ante su verdadero némesis como era Miami Heat y en especial Erik Spoelstra en el mejor escenario posible como eran unas Finales de la NBA. A lo largo de 6 partidos los californianos supieron encontrarle la vuelta a los famosos ajustes del técnico del equipo de Florida. Ni la zona, ni el trap a Davis, ni el small ball hicieron daño a los Lakers de Vogel que siempre encontraron un camino para escaparse y alcanzar el éxito.
Un éxito que paradójicamente vino de la mano de la esencia que hizo grandes a los Pacers de Vogel como fue la defensa, sirva como ejemplo el sexto partido de las Finales, que el propio técnico la que calificó de "una pieza maestra" en un tiempo muerto después de dejar a Miami en 16 puntos en el segundo cuarto y firmar la segunda mayor diferencia al descanso de un partido de las Finales (+28).
El triunfo de los Lakers es fundamentalmente la redención de Frank Vogel y su bautismo como uno de los técnicos con más recursos de la actual NBA, realizándolo junto al jugador que más le privó del éxito y frente al técnico que más quebraderos de cabeza le generó.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.