Derrick Rose cumplió 32 años hace dos semanas y con esa edad encarará la temporada 2020-2021 de la NBA, cuando sea que esta comience. El base, que iniciará su decimotercera campaña como profesional, tiene contrato con Detroit Pistons por un año más a cambio de un salario aproximado de 7 millones y medio de dólares, justamente el promedio de la NBA.
Pero Rose no es un jugador promedio. Aunque ya no sea el de aquel nivel que lo hizo consagrarse como el MVP más joven de la historia de la NBA con 22 años en el 2011, el ex Chicago Bulls finalmente ha encontrado un nuevo rol para él: fue el sexto hombre de Minnesota Timberwolves y de los Pistons en las últimas dos campañas y estuvo entre los jugadores de toda la liga con más anotación desde el banco: 18 puntos por partido en la 2018-2019 y 18,1 puntos en la 2019-2020.
En la última campaña, apenas los tres finalistas al premio de Mejor Sexto Hombre (Montrezl Harrell, Dennis Schroder y Lou Williams) convirtieron más que él entre los que jugaron menos de 20 partidos como titulares. El talento ofensivo de Rose sigue presente y, aunque se note más en equipos limitados como los Wolves o los Pistons, podría tener lugar en cualquier conjunto de Playoffs.
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Por eso no fue raro que a inicios del 2020 haya sonado su nombre como objetivo de traspaso de varios equipos que luchaban por los primeros puestos, principalmente el posterior campeón, Los Angeles Lakers. Y ahora es la franquicia angelina la que ha vuelto a ser relacionada con el oriundo de Chicago según algunas publicaciones, que igualmente no reportan ninguna información concreta. Pero si, no extrañaría que los Lakers intenten buscar algo por él, más que nada en un escenario en el que no logran renovar el contrato de un Rajon Rondo que declinaría su opción de jugador de monto muy baja para ser agente libre.
El bajo salario de Rose hace que no sea tan complicado para los Lakers u otra franquicia armar un traspaso por él: por ejemplo, los angelinos podrían dar a otros dos suplentes como Kyle Kuzma y JaVale McGee y listo. Y a Detroit puede parecerle agradable alguna situación así: los Pistons estuvieron muy lejos de competir por la clasificación a Playoffs en 2020, terminando con el quinto peor récord de la liga más allá de que se vieron afectados por problemas graves como las lesiones de Blake Griffin. ¿Cuánto rédito le podrían sacar a un año más de Rose? Les conviene pensar a futuro, con algún jugador joven o un pick del próximo Draft.
Ahora, desde el otro lado, vayamos un poco más en profundidad sobre la 2019-2020 de Rose para ver porque puede ser una pieza de valor en Playoffs siendo que apenas jugó cinco partidos de postemporada desde el 2015 (todos ellos con Minnesota como suplente en 2018).
Rose tuvo unos promedios de 18,1 puntos, 5,6 asistencias, 2,4 rebotes, 0,8 robos y 0,3 tapones en 26 minutos por partido en su primer año en Detroit. ¿Su acierto lanzando al aro? El mejor de toda su carrera: 49% de campo, con un 30% en triples que si que no deslumbra y 87% en tiros libres. D-Rose sigue sin ser un tirador fiable desde afuera, pero ha mejorado su selección de tiro: cuando fue MVP lanzaba cinco por partido, en una era de la NBA sin tanta obsesión por jugar desde el perímetro. En la 2019-2020 apenas probó de tres puntos en el 19,5% de sus intentos: 12,2 dobles y 2,9 triples por encuentro.
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Las lesiones en sus rodillas le quitaron bastante de su increíble explosividad de juventud y ya no es extremadamente agresivo para ir al aro, pero ahora es más constante encestando tiros libres: metió 525 de los últimos 604 que tiró en la NBA, un 87%. Con Rose los puntos llegan y como vemos, prácticamente tira mejor que el promedio de la liga en cada zona de la cancha excepto cuando se trata de los triples frente al aro.
Sea en transición (1,04 puntos por posesión con 53,7% de campo en esas jugadas), en situaciones de 1 vs. 1 (1,08 puntos por posesión con 49% de campo), como manejador del balón en el pick&roll (0,94 puntos por posesión con 48,5% de campo) o hasta en situaciones de spot up (1,04 puntos por posesión con 41,9% de campo), Rose ha sido una opción fiable para atacar dentro de un mal equipo como los Pistons, sin otros grandes objetivos a frenar para las defensas rivales: sin Griffin, apenas el ya traspasado Andre Drummond (17,8 puntos) y el tirador Luke Kennard (15,8 tantos) han promediando más de 15 puntos por partido.
En las últimas dos temporadas, D-Rose ha tenido 18 partidos de al menos 20 puntos y un porcentaje de campo mayor al 60%. 18 en 101 partidos. Antes llevaba 38 en 495 encuentros. Puede ser un anotador eficiente y un jugador capaz de crearse sus propias ocasiones, algo que a varios equipos, por caso Milwaukee Bucks, le terminó faltando en los Playoffs.
Además, las lesiones han dejado de interponerse tanto en el camino de Rose: los únicos problemas de cierta gravedad que tuvo desde el 2018 no fueron relacionados a sus rodillas: en la 2018-2019 jugó 51 partidos de 82, pero la gran mayoría se los perdió por un esguince de tobillo. En la 2019-2020, en la que Detroit cuidó sus esfuerzos y apenas cinco veces lo tuvo al menos 33 minutos en cancha, no jugó 16 partidos de 66 pero nunca estuvo más de cinco encuentros seguidos sin jugar. No es que esté súper sano, pero un equipo que no tenga que dejarle tantas cargas podría llevarlo mejor.
Entre los jugadores de los Pistons que disputaron al menos 600 minutos en la 2019-2020, Rose fue el de tercer mejor rating ofensivo con 108,8, atrás de Christian Wood (110,8) y Luke Kennard (109,2). En defensa si deja que desear y esa estadística lo muestra: un rating defensivo de 112,2 que es el segundo peor dentro de ese grupo de Pistons, apenas superado por el 114,8 del rookie Sekou Doumboya. Pero Rose nunca fue un gran defensor, ni cuando era el MVP de la NBA. Tampoco lo son otros sexto hombres cotizados como Lou Williams. En este rol, Rose puede lastimar un poco menos en eso.
Con sus pros y contras, Rose presenta una buena opción para incorporar en un mercado que parece no tener grandes estrellas disponibles y seguro más de una franquicia estará evaluando buscar alguna negociación con Detroit Pistons. ¿Tocará volver a ver al base en un aspirante al Larry O'Brien?
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.