La historia de los Denver Nuggets podría remontarse hasta 1949, primer año de la liga bajo las siglas de la NBA, y donde un modesto equipo, el más lejano del mapa por entonces, se atrevió a probar suerte en el mundo profesional. Aquella experiencia tan solo duró seis meses y no les dio ni el presupuesto ni el nivel deportivo para completar siquiera el curso. El éxito no fue en lo que Carl Scheer se fijó cuando en 1975 decidió cambiar la denominación de su organización inspirándose en ese equipo que quedaría pronto como una anécdota más en las enciclopedias.
En ese momento la ABA estaba en una guerra con dos frentes. Por un lado, la liga rebelde estaba negociando para unir sus caminos con la NBA. Y por otro, mantenían una batalla legal por un posible caso de monopolio. Scheer, General Manager del equipo de Denver, con la mente puesta en lo que podría suceder optó por cambiar la denominación de la franquicia de los Rockets a Nuggets. Así evitaba un posible conflicto de intereses con la franquicia NBA en Houston y de paso conectaba al conjunto con la historia de la ciudad. Una historia que aquella franquicia de la ABA solapó pronto y es que hablar de los Denver Nuggets en la liga rival es hacerlo con una de las organizaciones con más renombre y recorrido de aquella competición.
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Bajo los focos del Denver Auditorium Arena y del McNichols Arena se pudo ver a algunos de los nombres más reconocibles de la década de los 70 como Spencer Haywood (MVP y Rookie del Año en la misma temporada), Bobby Jones, Dan Issel, Larry Brown y, por supuesto, David Thompson. Tal fue el éxito de aquellos Nuggets que en la temporada 1975-1976 encadenaron 25 noches consecutivas con todas las entradas vendidas. Un éxito dadas las circunstancias.
Nombres que han quedado tan enterrados por el tiempo como lo ha hecho su paso por la difunta ABA, la cual le dio las mayores alegrías a la ciudad de Colorado. Al menos hasta la llegada de Nikola Jokic.
Y es que en 1976 los Denver Nuggets disputaron la que era, hasta 2023, sus únicas series Finales por un campeonato. Una eliminatoria ante los New York Nets que, de nuevo, terminaron por pasar al recuerdo gracias al liderazgo de un Julius Erving de leyenda. No obstante, es preciso detenerse y recuperar el relato de lo que fue el hito más grande para una organización con 55 años de recorrido.
David Thompson, héroe por un año
El deporte está lleno de casos como el de David Thompson. Figuras con un talento descomunal a los que las lesiones o los problemas extradeportivos frenaron de golpe su ascenso. En el caso de Skywalker fue una mezcla de ambas sufriendo varios infortunios en un pie desde bien temprano en su carrera y lidiando con una adicción que fue mermando su rendimiento hasta agotar casi por completo su talento.
Antes de que esas sombras consumiesen su luz, Thompson llegó a los Nuggets en una operación muy típica de esa época. Elegido con el número 1 del Draft de la NBA de 1975 por los Atlanta Hawks, el escolta tenía su mirada puesta en la ABA, cuyos derechos estaban en poder de los Virginia Squires. Carl Scheer fue hábil y traspasó a Mack Calvin, su mejor jugador, por aquel joven surgido de NC State. Después empezó una guerra de pujas con los Hawks para convencer a Thompson de que se uniera a los Nuggets.
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Para convencerle llevaron a cabo todo tipo de estrategias. Ganarse la confianza de su padre, ir a sus partidos en la universidad, firmar a su amigo Monte Towe de apenas 1,70 de estatura... E incluso le prepararon una bienvenida especial en un encuentro de los Nuggets en Playoffs con una pancarta que decía "Bienvenido, David Thompson".
"Fue una elección fácil", reconoció el escolta años después en el libro sobre la ABA escrito por Terry Pluto. "No importaba que Denver estuviera en la ABA, porque los Nuggets pertenecían a las grandes ligas”.
Skywalker tardó poco en justificar su altísimo salario de medio millón de dólares (2,8M en la actualidad), tanto que el debate sobre si era mejor que Julius Erving estaba encima de la mesa en el contexto de la ABA.
“En ese momento, David Thompson era un jugador increíble. Su habilidad para saltar era bien conocida, pero el tipo también era un gran tirador en suspensión y podía defender extremadamente bien", contó David Scheer en la mencionada obra. "Antes de que David tuviera problemas era lo más parecido a Michael Jordan que se había visto en este deporte. Cuando tienes un talento emocionante como ese en tu equipo, sabes que tu franquicia está en excelente forma”.
Con tan solo 21 años Thompson cerró su año rookie con 26,0 puntos, 6,3 rebotes, 3,7 asistencias, 1,6 robos y 1,2 tapones. Todo ello lanzando al 51,9% en tiros de dos. Por poner en contexto ningún otro debutante ha logrado algo así en cualquiera de las dos ligas y entre los últimos en conseguir números similares en la NBA se encuentran Joel Embiid, Giannis Antetokounmpo o LeBron James.
Canto de cisne en un final de película
Hablar de la temporada final de la ABA es hacerlo de un "sálvese quien pueda" constante, una obra de culto a este deporte a todos los niveles y cuya aportación al juego sobrepasa el legado maldito de la liga rebelde. Auténticas exhibiciones ante un selecto grupo de aficionados, partidos fantasma por la desaparición de franquicias ante la inviabilidad del negocio y la persistente incertidumbre si tras bajarse del avión tendrían rival o el viaje habría sido en vano.
Cinco fueron los equipos que tomaron parte finalmente en los Playoffs por el título. En aquel mes de abril de 1976 era vox populi que aquellos serían los últimos partidos de la ABA, ya fuese por su desaparición total o por su fusión con la NBA. Finalmente lo que aconteció fue una disolución y expansión con una selección de franquicias concretas.
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Los Nuggets del mítico Larry Brown navegaron como nadie entre ese mar de dudas. Y lo hicieron a pesar de haber aplicado junto a los Nets para unirse a la NBA en el futuro. La franquicia ganó el 71,4% de sus partidos de Fase Regular, organizó el primer Slam Dunk Contest de la historia en el descanso de su All-Star Game y colocaron a tres jugadores en el segundo mejor quinteto. En definitiva, tras el frustrante desenlace del curso anterior, en 1976 estaban listos para ser campeones.
Pero delante tenían a un Erving que se dejó el alma para evitar que así fuese.
De aquella serie se conservan algunos momentos en formato audiovisual, como el tiro ganador del Dr. J en el primer partido. Un reverso y suspensión a la media vuelta con toda la defensa de los Nuggets delante que puso la guinda a los 45 puntos de Erving. Y, afortunadamente, el sexto y definitivo duelo, retransmitido por HBO para los habitantes del área de Nueva York en un precario sistema de cable. Revisitar aquella eliminatoria es hacerlo con una oda al juego, un último canto de cisne que representa a la perfección tanto lo que fue la ABA como el estilo que acabó por imponerse en la NBA años después. Ataques rápidos, predominio de los exteriores y una libertad mayúscula para que el talento no tuviera freno.
Con opciones reales de forzar un séptimo partido hasta el tercer cuarto, el destino tenía guardado para los Nuggets un amargo desenlace. Los de Larry Brown tenían todo bajo control. David Thompson estaba inspirado (42 puntos) y Dan Issel había sido el escudero perfecto. Sin embargo, en el último cuarto, el despertar de Julius Erving y la constancia de John Williamson fueron suficiente para borrar de un plumazo las esperanzas de título de Denver. La algarabía se desató en el Nassau Coliseum, con el que sería, hasta el momento, el último campeonato de un equipo profesional de básquet en el Estado de Nueva York.
Una anécdota que refleja bien lo alocada e imprevisible que fue la ABA ocurrió entre el quinto y el sexto partido. Los Nets tenían la opción de ser campeones en Denver, de tal modo que la liga por medio de Jim Bukata, director de márketing, portó el trofeo a la ciudad de Colorado. La fortuna (y un descuido) quiso que alguien lo robase del coche de alquiler donde lo había dejado este, de tal modo que si los neoyorquinos hubieran ganado no habrían tenido nada que entregar. Así, días después, cuando los Nets se proclamaron campeones, la ABA simuló que les daba un galardón nuevo, cuando en realidad era el mismo que consiguieron en 1974. Semanas después la estatuilla apareció misteriosamente en las oficinas de la liga enviada desde Denver sin remitente.
Concluída la competición fue el momento de que los ejecutivos saltasen a la cancha en unas negociaciones que se cerrarían el 17 de junio de 1976 con la expansión de la liga (que no fusión) a cuatro nuevos equipos: Nets, Pacers, Spurs y, cómo no, Nuggets.
Esperanzas frustradas en sus primeros pasos
El salto de la ABA a la NBA dejó claro que la repetida diferencia competitiva entre ambas ligas no era tal como muchos hicieron creer. Nuggets y Spurs se clasificaron para los Playoffs, mientras que los Pacers se quedaron a las puertas de hacerlo (4 partidos de distancia), mientras que los Nets tuvieron que competir sin Julius Erving, el mejor jugador de la liga, ahora en los 76ers.
De entre todas las franquicias venidas de la competición rebelde Denver fue sin duda la que más éxito tuvo y mejor se adaptó a la nueva realidad. No solo porque pudieron mantener su bloque más o menos intacto, sino porque esos jóvenes en los que confiaron evolucionaron a pasos agigantados. Así, en su primer año de existencia en la NBA llegaron a Semifinales de Conferencia, siendo eliminados por los Blazers campeones (4-2) y al siguiente a las Finales del Oeste, cayendo a manos de unos Sonics que perdieron en el séptimo la opción de anillo.
El curso 1978-1979 fue la constatación de que el proyecto había llegado a su fin. Sin Bobby Jones y la salida de otros veteranos clave, Larry Brown poco pudo hacer, siendo despedido a mitad de temporada y sin que el futuro GM de los Knicks, Donnie Walsh, pudiera hacer mucho por evitar el fracaso.
Los Nuggets forjados en la ABA tocaron a su fin, cerrándose la ventana de campeonato que brevemente tuvieron.
“Hay 22 equipos en esta liga y para ser el campeón necesitas buena suerte y buena fortuna", reconoció Carl Scheer en 1979. "Lo más importante es mantenerse competitivo año tras año, y luego esperar que la suerte y el impulso te acompañen en el momento adecuado”.
Quién podía intuir que los Nuggets tendrían que esperar casi 50 años para volver a pisar unas Finales en una liga profesional y que el artífice principal del éxito sería un gigante nacido en un remoto pueblo serbio, a escasos kilómetros de la frontera con Hungría y Croacia, de nombre Nikola Jokic.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.