Luego de que su Oklahoma State quedé eliminado del Torneo NCAA a manos del sorpresivo Oregon State, Cade Cunningham cumplió con lo esperado y anunció que estará dejando la universidad para ingresar al NBA Draft 2021. Algo completamente esperable si tenemos en cuenta que se trata del hoy considerado como el mejor proyecto para dicho evento, apareciendo en lo más alto de la mayor parte de los mocks actuales.
Cunningham, un guardia de 2,03 metros nacido en Texas, ya llegó a la NCAA para la pasada temporada considerado como el mejor jugador de su clase y a diferencia de otros prodigios del básquet de High School, no decepcionó. Su campaña con los Cowboys fue realmente excepcional, promediando 20,1 puntos, 6,2 rebotes, 3,5 asistencias, 1,6 robos, 0,8 tapones, un 44% de campo, un 40% en triples y un 85% en libres durante 35,4 minutos por presentación.
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Más allá de los números, ¿qué es lo que hace de Cunningham un proyecto tan especial? Para empezar, su combinación de longitud (altura y brazos muy largos) junto a su capacidad triplera y de creación con el balón en las manos. Conseguir un playmaker alto, con buen tiro y gran visión de cancha es el sueño de toda franquicia NBA en la actualidad y Cunningham es exactamente eso. De hecho, cuesta recordar un proyecto que combine sus características en el último tiempo, siendo Luka Doncic probablemente lo más similar, aún cuando se trata de jugadores diferentes.
El nivel técnico de Cunnigham es extremadamente elevado. Es un jugador acostumbrado a jugar con el balón en las manos, pero que a diferencia de otros jóvenes, suele tomar buenas decisiones con él y no depende exclusivamente de su explosión atlética para marcar diferencias. Para empezar, el texano puede anotar desde cualquier sector de la cancha: lanzó un 40% en triples en casi 6 intentos por partido, puede penetrar y poner presión a la defensa o también levantarse para un fluido lanzamiento en la media distancia.
La habilidad para generar juego con la bola, pero también poder ser una amenaza sin ella, en un rol de tirador, es un combo ideal que no muchos disfrutan. Cunningham posee una mecánica compacta y prolija, la cual no debería tener problemas en trasladar a la NBA, más allá de la mayor distancia de la línea de tres.
Sus habilidades técnicas son tan desarrolladas para su edad, que incluso es normal verlo aprovechando su ventaja de estatura frente a otros guardias en el poste bajo. Se trata de un jugador capaz de explotar diferentes tipos de mismatches.
A la hora de trazar comparaciones con jugadores NBA actuales, Paul George es un nombre que viene a la mente, por tratarse de jugadores de más de dos metros, con una fluidez asombrosa para moverse con o sin balón. Sin embargo, hay una diferencia importante: Cunningham posee mucha mejor visión de cancha que George e incluso no sería raro que termine jugando como el portabalón principal de su equipo, aún sin ser un base natural.
Jugador | FG% | 3% | FT% | Asi. | Reb. | Pts. |
---|---|---|---|---|---|---|
Paul George | 44,7% | 39,6% | 80,3% | 2,8 | 7,9 | 18,2 |
Cade Cunningham | 43,8% | 40,0% | 84,6% | 3,9 | 7,0 | 22,8 |
El ex Oklahoma State genera juego constantemente desde el pick and roll y es un asistidor desprendido y creativo, capaz de encontrar al compañero abierto con frecuencia. Su promedio de 3,5 asistencias no termina de reflejar su potencial en este sentido.
A la hora de operar desde el pick and roll, Cunningham juega siempre a su ritmo y gracias a su altura y visión, no sufre cuando las defensas lo doblan o atrapan. No suele entrar en pánico en estas situaciones y hace descargas simples para sus compañeros, tomando lo que el rival le entrega.
A pesar de su talento anotador, Cunningham no frena la bola en ataque, sino que involucra al resto del equipo y genera un movimiento de balón más que interesante. Incluso en situaciones límite como la siguiente, con su equipo cerca de quedar eliminado, el oriundo de Arlington sigue jugando de la manera correcta, sin abusar de la individualidad. Hay quienes marcan cierta falta de mentalidad anotadora a la hora de analizarlo, pero siempre es preferible tener a un jugador con su lectura, que uno egoísta. Y después de todo, viene de promediar 20 puntos en su primer año NCAA. Nada mal.
Como si todo esto fuera poco, Cunningham también tiene un alto potencial defensivo, sobre todo en términos de versatilidad. Puede marcar múltiples posiciones sin sufrir en los cambios y tiene un físico desarrollado para un jugador de su edad. Es activo en este costado, hace jugadas sobre la bola (robos, rebotes, tapas) y es sólido en el uno contra uno.
A la hora de buscar defectos, no hay demasiados que sobresalgan, al menos por lo mostrado en la NCAA. Hilando fino, uno de ellos es el cuidado del balón: promedió 4 pérdidas por partido en su campaña de novato en Oklahoma State, algo comprensible por su nivel de uso (casi el 30% de las posesiones), pero aún así un promedio demasiado alto.
Por otro lado, Cunningham no es un atleta fuera de serie a la hora de compararlo con otros proyectos de élite. Esto puede jugarle alguna mala pasada en defensa, donde puede ser superado por rivales más veloces, sobre todo defendiendo sin el balón.
Cade Cunningham es uno de los mejores proyectos surgidos de la NCAA que hayan aparecido en el último tiempo, especialmente comparándolo con otros jugadores de su posición. Mucho puede cambiar de aquí al 29 de julio, pero en este momento, sería una sorpresa si quien se queda con el número uno del orden no selecciona al texano con ese pick.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.