Este artículo, escrito por Murray Janoff, apareció por primera vez en la edición del 23 de mayo de 1970 de The Sporting News. La revista se publicó dos semanas después de que los Knicks ganaran el título de la NBA de 1970 con Willis Reed como el MVP de las Finales. El texto ha sido ligeramente editado para mayor claridad.
NUEVA YORK — Fue una declaración simple, una de las que fluyó como el champán que sirvieron después de que los New York Knicks ganaran su primer campeonato de la NBA en 24 años. Fue ofrecido por Walt Frazier en la celebración de la victoria del equipo celebrada la noche posterior al dramático final de la temporada.
Todo lo que dijo Frazier fue: "Lo haremos de nuevo el próximo año".
Esta fue una noche divertida, una noche de buenos chicos. El equipo, los jefes del Madison Square Garden y algunos amigos estuvieron allí para la celebración. Y de repente Frazier va y dice algo así. No iba a esperar a la habitual declaración de aquellos que siempre critican al mirar a un campeón y dicen: "salid ahí y demostradlo".
¿Demostrar el qué?
¿La temporada con un balance de 60-22 que incluyó una racha récord de 18 victorias seguidas? ¿O el final dramático cuando superaron la lesión de Willis Reed? Un Willis que disputó el séptimo partido contra los Lakers arrastrando una pierna y poniendo el broche de oro a una temporada de ocho meses el pasado 8 de mayo.
Los datos estadísticos del ascenso de los Knicks al título, algo de lo que se vieron privados en años previos son hechos más que conocidos. Todo lo que hizo Frazier fue tirar abajo una cierta muralla mental. ¿Es este el comienzo de una dinastía en Nueva York?
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El homenaje de Wilt Chamberlain
Wilt Chamberlain, quien regresó después de una lesión en una rodilla, no fue suficiente para frenar a los Knicks e impulsar a los Lakers a su primer anillo en Los Ángeles después de siete decepcionante visitas a las Finales. Un Chamberlain que sonrió ante las preguntas.
"Ellos estuvieron genial", dijo después del último encuentro que los Knicks ganaron (113-99) en casa. "Digamos que ahora ellos son los más grandes porque ganaron y nosotros perdimos. Pero tendrán que conseguir un par de títulos más para ser comparados con los Boston Celtics".
Joe Mullaney, quien estuvo cerca de convertirse en el primer entrenador debutante en ganar un campeonato desde George Senesky con los Philadelphia Warriors en 1956 dijo lo siguiente:
"Este podría ser el comienzo de una dinastía en Nueva York. Los Knicks son un equipo joven y encajan como un rompecabezas. Encajan a la perfección. Estoy seguro de que Eddie Donovan (ex-GM) y Red Holzman (quien reclutó a la mayoría de los jugadores actual y ahora es su entrenador y GM) los hizo encajar pieza por pieza. Es la única forma en que un equipo como este podría haber tenido éxito".
En el quinto partido de las Finales los Knicks ganaron por 16 puntos sin contar con Willis Reed, quien se había visto obligado a abandonar la acción por una lesión muscular en el muslo derecho.
"Esta fue la mayor remontada en la historia de este deporte", dijo John Havlicek de los Celtics. Una semana después, Fred Schaus, GM de los Lakers, dijo: "Perdimos la serie en el quinto encuentro. Tuvimos nuestra gran oportunidad y la desperdiciamos".
O retrocedamos al tercer encuentro jugado en Los Ángeles, cuando a los Knicks se les arrebató temporalmente la victoria de las manos con un tiro de casi 17 metros (55 pies) obra de Jerry West que envió el partido a la prórroga. "Nos costó mucho", dijo Dick Barnett sobre esa acción. "Nos costó mucho volver". Pero lo hicieron y ganaron ese duelo. Un equipo menor se habría venido abajo.
Wilt Chamberlain, desatado
Dos noches antes, en L.A., Reed no pudo trasladar su nivel MVP a la cancha del Forum porque su pierna derecha le dolía y Wilt pasó por encima de Nate Bowman, Bill Hosket, Dave DeBusschere y Dave Stallworth...
... los mismos cuatro que lo habían avergonzado en el quinto partido, especialmente DeBusschere y Stallworth.
Chamberlain anotó 45 puntos y capturó 27 rebotes, permitiendo que los Lakers empatasen a 3 la serie. Al día siguiente pondrían rumbo a Nueva York con gran optimismo.
Pero Willis ya estaba en casa. Se había ido justo después de ese partido con el Dr. James Pares, el hombre encargado de la salud de los jugadores, y había comenzado dos días de tratamiento intenso. "Jugaré incluso si tengo que gatear", dijo.
"Espero que lo haga", dijo DeBusschere. "Es mejor con solo una pierna que cualquier otra persona que tengamos".
Pero los aficionados neoyorquinos (no son fans, según Bill Bradley, sino 19.500 participantes) estaban preocupados. El optimismo no se respiraba en cada esquina del Madison Square Garden.
Y había que estar ahí para creer verdaderamente lo que pasó esa noche. Era puro drama, una atmósfera concienciada y ningún guionista podría haber hecho un mejor trabajo.
Holzman, acusado de poner en marcha la maquinaria que levantó a los Knicks y puso en guardia a los Lakers, negó estar detrás de aquello. "No soy tan inteligente", dijo.
Reed se quedó en el vestuario cuando los equipos salieron para hacer los calentamientos previos al encuentro. El jugador recibió varias inyecciones de carbocaína y cortisona. Se suponía que su pierna derecha debía estar entumecida y permanecer así. Y cinco minutos antes de que comenzara el partido salió arrastrando los pies. Cojeaba de su pierna derecha, Chamberlain y Keith Erickson se miraron y sonrieron. Entonces comenzó el partido y Willis pudo convertirse en el primer hombre en ganar para un equipo simplemente haciendo acto de presencia. Estadísticamente, sólo 4 puntos en 15 minutos. Pero...
Los números de Walt Frazier en el Game 7 le hicieron un héroe
"Solo la presencia de Willis fue un impulso psicológico para nosotros", dijo Frazier, quien podría haber sido el héroe si Reed no hubiera sido responsable de un giro tan emotivo, porque el base anotó 36 tantos en 12 de 17 intentos y consiguió un récord de 19 asistencias, registro compartido por Cousy y Chamberlain. También le ganó el pulso al talentoso novato de los Lakers, Dick Garrett. Ambos fueron alumnos de Southern Illinois y ambos se jugaron una fiesta. El perdedor tendría que pagarla.
En el sexto encuentro, cuando los Lakers empataron la serie y Garrett había acertado sus primeros ocho tiros contra Frazier, Walt dijo: "Garrett se creó muchos problemas esta noche".
"Es difícil de explicar, hay tanta emoción", reconoció DeBusschere después de sus 18 puntos y 17 rebotes, ayudando al grupo mientras Reed no podía ni siquiera saltar. "La lesión de Willis fue un revés importante, pero esto demostró que podíamos recuperarnos. Demostró el gran equipo que somos".
Un coraje "increíble"
"El coraje que Willis demostró fue su fe en nosotros", dijo Bradley después de su contribución de 17 puntos. "Su coraje es increíble. Tuve escalofríos antes de este partido. Willis no solo jugó con una pierna, sino que evitó que Wilt anotase".
Chamberlain solo realizó 16 tiros. Reed siguió obligándolo a salir de la zona cortándole el camino hacia la canasta.
"Me siento muy orgulloso", dijo Barnett después de sus 21 puntos y un trabajo defensivo que limitó y frustró a Jerry West a 9-19 de cara al aro cuando el escola no pudo ganar de nuevo en la que fue su séptima final (fue la octava para Elgin Baylor). "Pero Willis tuvo mucho que ver. Todos estaban ansiosos esperándole. Incluso los Lakers estaban mirando el pasillo para ver si salía. Tuvo que tener algún efecto en ellos".
"Todo lo que queríamos de él era defensa", dijo Bradley. "Y luego hizo sus dos primeros tiros y dije: Espera un minuto. Tal vez tenga algo más'".
Lo tenía.
Los Knicks se despertaron y ya ganaban por 29 antes del descanso.
Ahora Reed, con la pierna muy incómoda, pidió otra oportunidad en la segunda mitad. Los equipos estaban a punto de reanudar el encuentro cuando él salió cojeando del vestuario nuevamente. El choque se retrasó unos segundos hasta que pudo reemplazar a Bowman y 19.500 almas gritaron. Sólo duró seis minutos en la segunda parte... pero fue suficiente.
"Fue duro", dijo Reed más tarde. "Las piernas comenzaron a doler desde el salto inicial".
"Apenas puede caminar y le pedimos que corriera", dijo Cazzie Russell.
"Costó mucho y descubrí que estaba tan destrozado como él", dijo Dave Stallworth, el mismo Stallworth que había regresado esta temporada después de un ataque al corazón sufrido hace dos años. Y Red Holzman lo resumió diciendo: "Willis es la persona con el mayor coraje. Pero eso es lo que puedes esperar de él".
En la fiesta de la noche siguiente, Reed cortó el pastel de la victoria.
Fue esa velada en la que los Knicks se repartieron los dividendos de la prima de 118.000 dólares que se habían ganado.