George Mikan, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Shaquille O'Neal y Pau Gasol son cinco jugadores interiores de diferentes características pero que tienen algo en común: fueron campeones con Los Angeles Lakers. Los 16 títulos obtenidos por la franquicia angelina (anteriormente ubicada en Minneapolis, Minnesota) poseen el denominador común de la presencia de un pivote All-Star en el equipo (en 1949 y 1950 todavía no existía el All-Star Game pero Mikan hubiese formado parte con seguridad de ser así).
Por eso tiene un cierto sentido histórico que a los Lakers no les haya alcanzado con incorporar a LeBron James en la temporada 2018-2019 para ser contendientes al título, pero que ahora con Anthony Davis estén a apenas cuatro victorias de volver a alzar el trofeo Larry O'Brien, de volver a ser la franquicia más laureada de la NBA, lugar que perdieron a manos de Boston Celtics en la década del 60. Un AD fabuloso, siempre con lo hecho por LeBron James al lado, pudo volver a poner a los púrpura y oro en el primer plano de la liga.
Pero los comienzos de Davis, que hoy es un intimidante 4-5 de 2,08 metros capaz de dominar en la pintura (promedia 10,4 rebotes y 2,4 tapones por partido en su carrera profesional) fueron lejos del lugar de la cancha designado para los más grandes.
Hace 10 años, cuando los Lakers jugaban sus últimas Finales, Davis vivía un año increíble en su vida por otras razones que el éxito del equipo de Kobe Bryant. De hecho posiblemente en esas finales él haya apoyado a los Boston Celtics de su ídolo Kevin Garnett, otro jugador formado en las calles de Chicago como AD.
Ahí, en Chicago, AD se formó como un base. En los primeros años de su adolescencia, Davis jugaba en la media cancha del equipo de la Perspectives Charter School, una institución sin mucha tradición deportiva, en la que Davis no era una gema escondida. "La mayoría de los entrenadores del sur de Chicago lo conocíamos como el pequeño que tiraba triples desde las esquinas. No habían escuelas muriéndose por tenerlo en su equipo", dijo en el 2010 Robert Smith, el entrenador de Simeon, una escuela mucho más conocida por la que, por ejemplo, pasó un tal Derrick Rose.
¿Pero por qué en el 2010 ya se hablaba de Davis en los medios? ¿Que había cambiado en ese chico que por entonces tenía 17 años recién cumplidos? Lo que cambió fue su altura. Un estirón impresionante que lo llevó de tener el cuerpo de un escolta a la envergadura de un pivote. Empezó en el high school midiendo 1,83 metro y para el inicio de su tercer año, 2009-2010, ya estaba por encima de los dos metros. Todo en una familia donde el pariente más alto era un tío de 1,93 metro. El niño había sobrepasado cualquier expectativa.
Pero lo único que cambiaba para AD eran su altura y la atención que recibía debido a que, con semejante físico, cada vez era mejor adentro de una cancha de básquetbol. Su lugar seguía siendo Perspectives Charter School, una escuela de tan poca atención al deporte que no tenía su propia cancha de básquet: el equipo iba a entrenar al tercer piso de una iglesia del centro de Chicago, la Second Presbyterian Church, un hermoso edificio de arquitectura gótica donde uno ni siquiera sospecharía que se formó Anthony Davis al pasar por afuera.
Obviamente Davis no iba a estudiar ahí para desarrollarse en el deporte. Siendo oriundo de Englewood, uno de los barrios más pobres de Chicago (con mayor concentración de crímenes que sus barrios aledaños según los datos de la ciudad), sus padres lo enviaron a Perspectives para cambiar su ambiente. "Hay otras escuelas más cercanas a las que podría haber asistido, pero su padre pensaba 'no voy a enviar a mi hijo ahí, estas áreas no son seguras', le contó Cortez Hale, el entrenador de AD en la escuela, al LA Times.
En lo deportivo si había un problema: el equipo era muy flojo, participaba de la división azul de la Chicago Public High School League, ignorada por los medios y los scouts, y no ganaba ni siquiera allí, ni con el estirón de Davis. En su tercer año allí, el récord del equipo fue de 8-15. Tenía la chance de cambiarse a una escuela con un equipo más competitivo, pero con su familia decidieron que siga allí, sin causar demasiado alboroto, aunque entrenase en una cancha de dimensiones muy chicas.
Las luces grandes llegaron mediante el sistema de AAU, el circuito que reúne a los mejores jugadores jóvenes de Estados Unidos en un ambiente competitivo a través de todo el país. Davis, que hasta el momento apenas tenía una oferta de beca universitaria de la desconocida Cleveland State, llamó la atención de todos luciéndose con el equipo Meanstreets, a pesar de que apenas jugó seis minutos en su primer partido debido a que salió lesionado. Y eso que cuenta que estaba asustado ese día, jugando en un nivel de competición distinto, con compañeros mejores.
"Me sorprendió, me shockeó y me asustó tanto que casi que no quería jugar más al básquet. Después mi papá me dijo que lo aguante. Fui a jugar un torneo con esos chicos, dije 'esta será la prueba', le contó AD al OC Register sobre sus primeras prácticas en AAU. "Al principio lucía algo tímido, creo que hasta intimidado, lo que es gracioso de decir ahora", manifestó el ex jugador de la NFL Tai Streets, que era su entrenador allí.
Mientras que para AD la vida era muy rara en esos meses ("mi madre me compra ropa y me queda chica", decía), los scouts empezaban a maravillarse. ''No quería sobrerreacionar después de verlo por primera vez, pero después de varios eventos quedó claro que es uno de los mejores jugadores del país. Mide 2,03 metros y es increíblemente hábil pasando la pelota, tirando triples o dobles de media distancia y definitivamente puede ser disruptivo en defensa con su timing y su tamaño", le decía el analista Joe Henricksen al Chicago Sun Times.
Davis, ese jugador que no estaba en el radar de nadie más que la gente de Cleveland State, de pronto aparecía en todos los rankings como uno de los tres mejores jugadores a ingresar en la NCAA en 2011 y como un pick seguro de lotería en la NBA para el Draft 2012. "¿Por qué no tardó un año más en crecer?", se lamentaban en Cleveland. El padre de un jugador de la Universidad le había recomendado al entrenador Jayson Gee que vaya a ver a Davis: "No pienso que haya sido sobresaliente, pero tenía una chance de llegar a nuestro nivel", opinaba Gee. Al nivel de una Universidad de primera división de la NCAA pero que en toda su historia apenas participó dos veces del torneo nacional de marzo.
"Cuando volví a verlo el año siguiente, ya medía 2,03 metros. Entonces supe que se había terminado todo para nosotros. Después siguió creciendo más. Nunca más le volvimos a hablar", explicó el entrenador. Es que CSU ya estaba fuera de su liga. Davis era pretendido por nombres grandes como Kentucky, Ohio State y Syracuse. En tanto, en Perspectives, seguía siendo el jugador que subía el balón: había demasiada diferencia con sus compañeros y tenía que hacer todo en la cancha. Promedió 32 puntos, 22 rebotes y 7 tapones por partido en la última campaña escolar, pero el equipo apenas ganó 6 partidos de 25 aunque contaban con la que ya era la próxima estrella de Kentucky.
AD se había decidido por los Wildcats del entrenador John Calipari a mediados de 2010, tras ver a cuatro jugadores de primer año de Kentucky ser elegidos en la primera ronda del Draft de la NBA: John Wall, DeMarcus Cousins, Eric Bledsoe y Daniel Orton. Con Calipari, el hombre que ya había tenido éxito en Memphis con un chico de Chicago como Derrick Rose, Davis sabía que tenía las mejores perspectivas de formación directa para el básquet profesional.
Igual no se conformó con estar de paso en la Universidad, como tantos jugadores de la NBA que pasan por manos de Calipari últimamente.
El año de AD allí fue histórico: ganaron 38 partidos de 40 disputados, fueron los campeones nacionales, Davis se hizo con todos los premios individuales posibles y ya no habían dudas de que sería el pick número uno del siguente Draft. Ahí Davis se perfeccionó mucho como jugador interior, promediando 14,2 puntos, 10,4 rebotes y 4,7 tapones por encuentro, con un 62,3% en tiros de campo. Toda la otra parte de su juego ya estaba desde antes: "Como antes jugaba como guardia todo es más fácil para mí. Realmente no tuve problema en hacer la transición desde el perímetro a la pintura, no se como sucedió", decía AD, que de idolatrar a Tracy McGrady y Allen Iverson había pasado a seguir a Kevin Durant y Kevin Garnett, otros dos jugadores grandotes pero con mucho talento para salir de las inmediaciones del aro. Estaba claro que no sería un pivote convencional.
Todo eso le venía espectacular para llegar a la NBA justamente en una época en la que la era de los pivotes a la Shaq iba terminando. En la que era campeón Miami Heat, que ponía a sus rivales realmente en problemas cuando Chris Bosh jugaba de cinco y se alejaba del aro.
#TBT to my old point guard days! pic.twitter.com/k6SfVpwSCS
— Anthony Davis (@AntDavis23) February 19, 2015
Su entrada al estrellato de la NBA fue a lo grande: Davis, con apenas 19 años, participó de la Selección de Estados Unidos que se consagró campeona olímpica en Londres 2012. New Orleans Pelicans lo escogió con el pick número uno y jugó siete años allí, siendo seis veces escogido al All-Star Game y cuatro al primer quinteto All-NBA. Esos logros los repitió esta campaña en Los Angeles Lakers, donde llegó con la ambición (y la presión) de consagrarse campeón.
Hasta ahora AD se está luciendo en su primera vez con más de 10 partidos jugados en unos Playoffs: promedia 28,8 puntos, 9,3 rebotes, 3,6 asistencias, 1,2 robos y 1,2 tapones con un 36% de acierto en triples. Solamente tres jugadores de 2,08 metros o más en toda la historia de la NBA tuvieron una postemporada así: mitos del nivel de Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain y Hakeem Olajuwon.
Viene de ganarle la batalla a un crack como Nikola Jokic y de meter un tiro que puede que termine siendo inolvidable en el segundo partido de la serie contra Denver Nuggets. Además, en defensa es clave para los angelinos. "Lo ponemos sobre los guardias, lo ponemos sobre los aleros, lo ponemos sobre los pivotes. Nos pemite hacer mucho más que un jugador ordinario de su posición", decía Frank Vogel argumentando que Davis debía ser elegido el mejor defensor de la temporada (quedó segundo en la votación, detrás de Giannis Antetokounmpo).
En tanto, en pleno éxito, AD no se olvida de sus inicios. De haber tenido que entrenar en esa cancha que tenía varios metros menos de longitud que una cancha tradicional, de tener que caminar hasta la iglesia. Por eso, junto a un sponsor, donó el dinero para que afuera del colegio haya una cancha de un aro. "Traté de hacer algo por la escuela porque no teníamos un lugar para jugar allí, así que quise hacer algo especial. Es una escuela pequeña, no hay espacio para hacer un gimnasio completo, pero pudimos hacer algo afuera", dijo AD. Eso no fue lo único. Les dona uniformes a los equipos, les da zapatillas y tickets para ir a verlo jugar cuando enfrenta a Chicago Bulls en el United Center.
De hecho este año, cuando visitó Chicago con motivo del All-Star Game, Davis inauguró el "AD Lab" en la escuela, un lugar especial para que los alumnos desarrollen sus habilidades tecnológicas con softwares de audio y video, impresoras 3D y programación de robótica.
En los últimos 10 años, la vida lo llevó a Davis mucho más lejos de lo que seguramente soñaba en la década anterior. Todo comenzó con un estirón repentino. Ahora está a apenas cuatro victorias de alcanzar la gloria y ser campeón de la NBA.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.