Los Angeles Lakers siguen sin encontrar la regularidad en ausencia de LeBron James y en la noche del 12 de noviembre pusieron fin a su racha de 2 victorias seguidas volviendo a repetir errores del pasado. Esta vez los "verdugos" fueron unos Minnesota Timberwolves que no ganaban desde el pasado 27 de octubre y que en el Staples Center encontraron su mejor versión para imponerse por 107 a 83. Una noche de absoluta reivindicación para Karl-Anthony Towns que durante el tercer cuarto consiguió liderar a Minny en ambos lados de la cancha para encauzar el triunfo de los suyos.
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Precisamente esa fue la clave de triunfo de los Wolves que salieron del vestuario en el descanso con la determinación de dar un golpe encima de la mesa y anular completamente a sus rivales. Y vaya si lo hicieron. A base de ahogar las opciones de canasta de los californianos cerca del aro y de llevarles a tomar tiros incómodos los de Chris Finch fueron progresivamente tomando ventaja hasta el punto de cerrar el tercer cuarto con un parcial de 40 a 12, siendo esta la primera vez en la historia de Lakers en la que tienen un marcador tan amplio en un solo periodo.
No solo eso, sino que el diferencial de 28 puntos en el tercer cuarto fueron el segundo mayor dato en cualquier cuarto para los Lakers desde que se introdujo el reloj de posesión en 1954, solo superado por un -31 que los Clippers les endosaron en 2014.
Lejos de quedarse atrás, los Timberwolves siguieron apretando el acelerador, ahondando en la crisis de los angelinos, que mediado el último cuarto tan solo sumaban 17 puntos en la segunda mitad con sus principales jugadores en cancha.
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En ese sentido, el trabajo de Karl-Anthony Towns fue decisivo, liderando con 27 tantos, 9 rebotes, 2 robos y 1 tapón en 11 de 17 tiros de campo. El jugador de origen dominicano explotó en el inicio de la segunda parte, logrando 18 de sus 27 puntos en el tercer cuarto en 4 de 5 triples y 2 de 2 en tiros de 2. Inmejorable forma de liderar a Minnesota de vuelta a la victoria. Junto a él un acertado D'Angelo Russell en su vuelta al Staples Center, sumando desde la larga distancia con su característico triple tras bote para terminar con 22 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias en 8 de 19 lanzamientos.
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Por parte de los Lakers la historia volvió a ser la misma. Inconsistencia ofensiva sin un plan claro y la dependencia de que jugadores con un rol menor tuviesen que aportar puntos, algo que al contrario que en otras noches no sucedió. Carmelo Anthony no tuvo el día, sumando únicamente 3 puntos en 1 de 12 tiros de campo, Kent Bazemore se quedó sin anotar en 0 de 4 intentos, Avery Bradley finalizó con 5 tantos en 2 de 6 lanzamientos y Malik Monk, héroe en el pasado partido, solo pudo anotar 7 puntos en 3 de 11 tiros de campo.
¿Y qué pasó con las figuras principales? La realidad fue que tanto Anthony Davis como Russell Westbrook no estuvieron mal, de hecho fueron de lo poco salvable en los locales, pero la incapacidad del resto del grupo para competir de un modo consistente comprometió su actuación. Por parte del base, más allá del -32 que tuvo en cancha terminó con 20 puntos en 7 de 11 tiros de campo aunque con 5 pérdidas, mientras que AD lideró con 22 tantos y 8 rebotes en 7 de 13 intentos.
La diferencia en el marcador pudo ser mucho mayor de no haber sido por la rotación de los banquillos y el desacierto de los suplentes de Minnesota en el último cuarto, terminando los Lakers con la menor anotación en un partido desde abril de 2018 ante los Kings, siendo esta la primera vez en la era LeBron en la que no superan la barrera de los 83 puntos. De este modo, los de Frank Vogel ponen fin a su racha de 2 victorias consecutivas en los últimos días, volviendo a la derrota frente a un rival que venía en un mal momento y dejando la sensación de que están a años luz de una versión óptima que pueda luchar en la parte alta de la tabla.
A los angelinos les restan dos partidos más en casa contra Spurs y Bulls antes de iniciar una gira fuera de Los Ángeles, posiblemente con LeBron de vuelta.
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