Con el partido en un pañuelo y todo por decidir, lo habitual es que sean las estrellas quienes se encarguen de ejecutar el último tiro. El marcador está apretado, las defensas tienden a cerrarse sobre los mejores jugadores y las opciones, evidentemente, se reducen. Eso es precisamente lo que pensó Dallas Mavericks en la última jugada del partido ante Los Angeles Lakers, más después de que en el final del tiempo reglamentario fuese LeBron James quien asumiese ese lanzamiento final, aunque dando pie a que instantes después Wayne Ellington mandase el duelo a la prórroga.
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Los texanos no quisieron repetir el mismo error y presionaron a LeBron para que se quitase la bola de sus manos. El destino quiso que esa pelota llegase finalmente a Austin Reaves, probablemente el jugador del que menos esperar que fuese protagonista en este tipo de momentos, pero su situación no podía ser mejor: triple a pies firme y prácticamente solo. ¿El resultado? Mejor verlo que contarlo.
En el clutch suele preferirse un lanzamiento forzado o poco trabajado tácticamente pero ejecutado por una estrella en lugar de una secuencia en la que la pelota llegue en una posición más ventajosa a simple vista. Sin embargo, en el básquet es imposible predecir nada y la mejor virtud de un jugador en este tipo de situaciones es siempre su capacidad de lectura. Siempre se ha acusado a Russell Westbrook de no ser eficiente en este tipo de instantes, pero no han sido pocas las ocasiones en las que el MVP de 2017 ha sido protagonista indirecto de una victoria, dotando a un compañero de un pase para anotar la acción más importante del partido.
En esta tesitura, la mejor decisión que podía tomar Russ era encontrar a Reaves abierto y confiar en él para anotar. Un Reaves cuya historia en esta temporada 2021-2022 está siendo de las más interesantes por su papel bajo el radar en uno de los equipos con más presión de toda la competición.
Llegado al conjunto californiano después de no haber sido drafteado, el ex Oklahoma firmó un contrato dual con la organización, sorprendiendo en la Summer League hasta el punto de que los Lakers decidieron convertir su vínculo en uno que lo llevase a ser parte del plantel como miembro de pleno de derecho. De hecho, Reaves fue protagonista de otro tiro ganador, aunque no sobre la bocina, durante la liga de verano, evidenciando su sangre fría en el clutch.
Los problemas de bajas que afectaron a los angelinos al comienzo del curso le garantizaron un lugar en la rotación después de haber completado un correcto training camp con el grupo. Rápidamente, el escolta dejó claro que su perfil anotador que lo llevó en su último año a promediar 18,3 puntos podía tener cierta transferencia a la NBA, firmando 8 tantos en su primer partido profesional y 10 en el tercero.
Así, el rookie comenzó a ganar más relevancia para Vogel, lo que le permitió promediar 21,3 minutos hasta que se lesionó el 8 de noviembre, perdiéndose los siguientes 10 encuentros. A su vuelta sí que es cierto que ha tenido más problemas para encontrar su hueco y aportar en lo numérico, pero defensivamente ha supuesto un interesante recambio para los Lakers en las alas.
Ha sido precisamente en un momento crítico para los angelinos, con Malik Monk, Talen Horton-Tucker y Dwight Howard fuera por estar en protocolo y con Kendrick Nunn y Trevor Ariza de baja por lesión cuando la emergencia de un Reaves más decisivo se ha hecho efectiva. Con sus 15 puntos en 5 de 6 tiros de campo, así como 7 rebotes y 2 asistencias el novato tuvo su mejor encuentro en lo que lleva de carrera, protagonizando el sexto tiro ganador de un debutante desde la temporada 2018-2019, en una lista conformada por Cole Anthony (mayo y enero de 2021), Ja Morant (noviembre de 2019) y Trae Young (dos en marzo de 2019).
"No me importaba si yo anotaba o Russ o Bron lo hacían, solo quería ganar el partido", reconoció Reaves en rueda de prensa tras el choque. “Eso es realmente lo que importaba, si ganábamos o no. Pero sucedió que la pelota me llegó con un par de segundos en el reloj. Realmente no tuve la oportunidad de hacer nada más. Solo tuve que lanzar al aro".
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Al momento de entrar el balón la algarabía se desató entre los jugadores de los Lakers, abrazando al autor de la acción y uniéndose en un momento de compañerismo total. "Eso demuestra la genuina naturaleza de este equipo. No es algo que se ve mucho, especialmente con el tipo de jugador que tenemos en este equipo: seis miembros potenciales del Salón de la Fama y luego todos los compañeros que han estado en la liga durante 10-12 años. Es simplemente especial. No tengo palabras. Quiero decir, crecí viendo jugar a todos ellos. Ser solo su compañero de equipo es especial".
Todo plantel que aspira a luchar por el anillo necesita figuras anónimas, jugadores que cumplan con una función menor pero que cuando se los necesite estén ahí. Con un plantel tan veterano como estos Lakers con una situación salarial tan compleja, contar con una figura debutante como Reaves lo hace ser el centro de la atención al interno del vestuario entre los más experimentados. Desde el principio, todas las figuras de relevancia han acogido al debutante, mostrando una posición abierta a la mejora y a escucharlos.
"Es una esponja. Él absorbe toda la información que le damos", comentó Anthony Davis. “Quiere aprender. Quiere mejorar. No le teme al momento. Se nota en este momento. Es un gran trabajador, juega duro, hace las cosas correctas. Incluso cuando le decimos algo durante el partido. Él está ahí, aceptando las críticas, aceptando la ayuda y aplicándola en la cancha".
"Le dije después del partido que había sido un tiro increíble, pero que realmente la clave había sido todo el encuentro que tuvo", dijo el entrenador Frank Vogel. “Realizó una gran defensa, hizo pases correctos, compitió y obviamente anotó tiros importantes cuando le pasaron el balón. Una excelente manera de verlo obtener el triunfo".
La historia de Reaves podría ser la de cualquier otro anónimo en la NBA entre tantos otros, pero el hecho de formar parte de estos Lakers en particular lo coloca en el centro de la atención mediática. Con un camino particular a la élite, cambiando de universidad y no siendo elegido en el Draft, el rookie está obteniendo finalmente su oportunidad.
"Esto ha sido la historia de mi vida. Siempre me han subestimado. No fui a un gran instituto, así que no me reclutaron alto, pero al final del día, tienes que producir en la cancha de básquet y que yo haga ese tiro, que mis compañeros tengan la confianza en mí para hacer ese tiro, es muy, muy especial".
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