Stephen Curry es al triple lo que en un tiempo pretérito fue Shaquille O'Neal a las volcadas. El jugador de Golden State Warriors ha reducido al absurdo la facilidad para producir desde la larga distancia, convirtiéndose en un anotador ligero sin precedentes y que, en su regreso tras una temporada lesionado, está consiguiendo elevar su juego a un lugar desconocido.
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A estas alturas a nadie debería sorprender el impacto de Curry desde el exterior, su consagración como estrella de la NBA y jugador de vanguardia vino de la mano de una producción sinigual que allanó el camino para el proceso de explosión ofensiva en el que nos encontramos. No es solo que la estrella de los Warriors siga siendo el máximo triplero en lo que llevamos de curso a sus 32 años, sino que está manteniendo una progresión por la cual en poco más de una temporada asaltará el primer puesto de la lista histórica de triples, ocupada actualmente por Ray Allen, a 309 conversiones de distancia.
Esta es una temporada atípica, no solo por el inicio de la Fase Regular, sino también por la compresión del calendario de 82 a 72 partidos, con la posibilidad de que muchos conjuntos no lleguen a disputar ese mencionado número por cuestiones relativas a la crisis sanitaria. Además, de esta situación deriva el hecho de que hay un menor tiempo de descanso y espaciamiento entre encuentro y encuentro, llegando a tener prácticamente un partido cada 1,5 días aproximadamente.
Como consecuencia, el número de encuentros con el que se ha llegado al parate del All-Star ha sido drásticamente inferior al de años anteriores y, en el caso de Curry ha pasado a ser tan solo 35, perdiéndose únicamente dos noches hasta el momento.
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Eso no le ha impedido terminar esta primera mitad del calendario como el máximo triplero y el que más lanza de toda la NBA. Algo que se había convertido en algo habitual en las últimas campañas, como se ve a continuación:
Temporada | Partidos | 3P | 3PI | %3PT |
2020-21 | 35 | 169 | 411 | 41,1% |
2018-19 | 46 | 236 | 531 | 44,4% |
2017-18 | 43 | 178 | 431 | 41,3% |
2016-17 | 55 | 220 | 537 | 41,0% |
2015-16 | 50 | 245 | 540 | 45,4% |
2014-15 | 51 | 161 | 404 | 39,9% |
Normalmente llegados al parate del All-Star, Curry había disputado entre 10 y 15 partidos más, lo que supone un incremento considerable en el volumen de intentos y aciertos, la diferencia en este 2021 respecto a años anteriores está siendo la efectividad con la que lo está realizando. El jugador de los Warriors cada vez está dedicando más y más esfuerzos a intentar lanzamientos desde la larga distancia. Esto se explica a partir de dos puntos.
El primero de desgaste físico, ya que un lanzamiento exterior consume mucha menos energía que una potencial penetración o suspensión en distancias intermedias, fundamentalmente por el hecho de soportar el constante impacto ante los cuerpos de los defensores. Algo que extendido en el transcurso de un encuentro o una temporada termina suponiendo un extra físico que para el prototipo que es Curry, con un considerable déficit en masa muscular respecto a sus oponentes, puede minarle en unos hipotéticos Playoffs.
El segundo por su gravedad ofensiva y cómo las defensas responden a su peligrosidad. Si en los años anteriores Curry siempre había estado rodeado de uno o dos jugadores con potencial suficiente para anotar con alta efectividad, ya fuese Durant o Thompson, en este 2021 eso ha desaparecido, lo cual ha dado vía libre a los rivales de focalizar sus esfuerzos en reducir su impacto ofensivo. En respuesta, el jugador de los Warriors ha aumentado su rango con mejores porcentajes:
Triples entre 7,62 y 8,8 metros
Temporada | 3P | 3PI | %3PT |
2020-21 | 3,6 | 8,4 | 42,5% |
2018-20 | 3,3 | 7,8 | 41,9% |
2017-18 | 3,0 | 7,0 | 42,7% |
2016-17 | 2,7 | 6,5 | 41,2% |
2015-16 | 3,2 | 7,0 | 45,5% |
2014-15 | 2,1 | 5,4 | 38% |
* Antes del All-Star
Ahora mismo Curry está en proyección de terminar la temporada con alrededor de 330 triples convertidos, lo que supondría su cuarta campaña con más de 300 tiros exteriores anotados, algo que nadie en la historia ha conseguido previamente. Únicamente James Harden en 2019 superó la barrera de los 300, con la diferencia de que necesitó 1.028 lanzamientos, cuando el base apenas requirió 789, 810 y 886. De nuevo, la diferencia está en el volumen de uso.
Muy de cerca parece perseguirlo Damian Lillard, separados por apenas 23 triples anotados. La diferencia entre ambos reside en el cómo consiguen generarse ese tiro exterior, mientras que la estrella de los Blazers lo hace por abrasión desde el drible, proviniendo 4,2 de sus 11,2 intentos con más de 7 dribles, en el caso de Curry provienen del juego sin balón, el famoso relocate, lanzando 5,2 de sus 11,7 tiros sin poner siquiera el balón en el suelo.
De nuevo, todo emerge de la gestión de la gravedad ofensiva que el jugador es capaz de generar así como de la habilidad para seleccionar y ejecutar a la perfección los lanzamientos.
En este curso prácticamente la mitad de los puntos del jugador de los Warriors están llegando desde el triple (48,8%), siguiendo la tendencia iniciada en 2016, lo que hace de él un peligro andante desde cualquier distancia imaginable, el cual ha reducido al absurdo el rango hasta poder ejecutar un lanzamiento a 8 metros con la aparente sencillez de una bandeja.
La última barrera que parece estar a punto de cruzarse en la actual revolución ofensiva es la del rango, liderada principalmente por Curry y Lillard, alumnos aventajados de un ecosistema en el que todavía las defensas no han encontrado el modo de reducir su influjo. Lo visto en el All-Star Game, en el que anotaron 6 de 10 desde más de 8 metros es un ejemplo perfecto de lo que son capaces de hacer cuando se despojan de la tensión real de un duelo. De aquí surgen dos preguntas cuya respuesta solo la conoce el tiempo. ¿Transferirán esto a su juego hasta aumentar el volumen de intentos desde prácticamente el logo? Y por último, ¿cómo responderán los rivales?
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.