Stephen Curry es la magia, calidad y diferencia histórica; Steve Kerr, el cerebro y conductor; Klay Thompson (una vez sano), el ladero criminal y silencioso; los secundarios, los perfectos acompañantes para completar la orquesta... Pero claro, una clave que ha hecho grande a Golden State Warriors en los últimos años, yendo desde aquella dinastía de tres títulos en cinco Finales consecutivas y regresando ahora a la cima de las posiciones tras dos años hundidos en problemas físicos, es la figura de Draymond Green como el motor de la estructura. Sí, muchas veces cuestionado, otras mal visto, pero es incuestionable el impacto del interior como pilar defensivo y creador principal en el entramado ofensivo desde su posición.
Históricamente, Draymond ha sido alguien con una particularidad: su mejor rendimiento llegó (más allá de necesitar cierta plenitud física) cuando mejor rodeado estuvo, pero al mismo tiempo los Warriors han tenido un mejor rendimiento cuando él tocó su mejor nivel. Dos patas que se alimentan en un círculo virtuoso que, al final del día, termina con Golden State en una excelente posición competitiva como la que está teniendo en este inicio de la 2021-2022, que lo encuentra con el mejor récord de la liga (12-2) después de la victoria con muchísimo de mensaje en la casa de Brooklyn Nets.
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Un partido que, de cierta manera, fue la enésima demostración de Draymond como uno de los mejores jugadores defensivos de la última década (y más también). Alguien inteligente, intenso, enérgico, versátil y voraz en ese costado del campo. Alguien (uno de los pocos) que puede hacerle frente a, probablemente, la mayor fuerza anotadora de la competición como es Kevin Durant, quien entró al choque del martes ante los Warriors como el máximo anotador de la liga, promediando 29,6 puntos con una eficiencia casi ridícula: 58,6% de campo y 42,4% en triples. En todos sus partidos había anotado al menos 20 puntos, y sólo en uno de ellos bajó del 45% de acierto (44,4% en un triunfo ante Detroit, marca que tampoco es mala).
¿Indetenible? No para unos Warriors que brillan en defensa en este curso, un brillo que nace desde el poder de un Draymond colosal. KD finalizó el duelo ante los Warriors con apenas 19 puntos y 6-19 de campo. Y cuando profundizamos en los datos, vemos el impacto de Green como el que más lo tomó y con excelentes resultados.
- KD vs. Green: 5 puntos, 2-7 TC y una pérdida en 34,4 posesiones parciales
- KD vs. Iguodala: 0 puntos, 0-3 TC en 14,7 posesiones parciales
- KD vs. Payton II: 4 puntos, 2-5 TC en 6,4 posesiones parciales
"No se puede hacer un mejor trabajo defensivo que el que hizo Draymond. En el tercer cuarto estuvo en todos lados sobre él. No se puede hacer un mejor trabajo que el suyo", elogió Steve Kerr sobre la producción de Green sobre Durant frente a los Nets. Y vaya si tiene razón el coach de los Warriors. Presionando siempre bien arriba al recibir, manteniendo la posición que su lateralidad y agilidad, desafiando cada disparo con constancia y dureza, incluso a la hora de salir al perímetro... Lo del ala pivote fue una verdadera clase defensiva en el uno contra uno ante uno de los reyes ofensivos de ese recurso.
Y no sólo lo complicó en el tercer cuarto, sino que antes también...
Y hasta en una falta cobrada en su contra da la sensación de tenerlo bajo control absoluto a su rival...
"Siento que estuve en una buena forma defensiva. Mi trabajo es hacer de esos lanzamientos lo más complicados posible y vivir con los resultados. Creo que lo llevé (a Durant) a tomar tiros complicados, y falló varios de ellos, pero la realidad es que todos lo hemos visto tomar esos tiros y meterlos", analizó un Draymond que no quiso darse un gran mérito, reconociendo la excelencia de KD. Pero la realidad es clara en cuanto a su impacto: en lo que va de la temporada, 17 jugadores han registado al menos 6 tiros de campo en los emparejamientos individual contra Durant (según NBA Stats), y el 2-7 que permitió Green es el mejor de todos ellos (junto con otro 2-7 de OG Anunoby, de los Raptors).
En este inicio de temporada, Golden State tiene la mejor defensa de toda la NBA, permitiendo apenas 98,9 puntos cada 100 posesiones (único de toda la liga por debajo de los 100). Y claro, Draymond es el motor como en las mejores épocas. Un Green que permite un 40% de acierto a sus rivales en tiros defendidos, bajando un 5,5% el acierto de esos lanzamientos, en el Top 15 de la liga entre los que defienden más de 10 tiros por encuentro. El mismo Green que aparece 5° entre los mejores en cuanto a Defensive Win Shares.
Aunque claro, podríamos seguir sumando datos y números, pero jamás harán justicia con lo que el ojo muestra de un jugador absolutamente diferencial en el apartado defensivo. Especial, enérgico, de carácter y emociones fuertes e intangibles que no hacen más que potenciar las cualidades que necesita un defensor de elite. Porque Green no será el más alto ni el más atlético. Pero todo su paquete de atributos le permiten ubicarse entre los mejores. Lo que hizo ante los Nets fue la enésima demostración, una que buscará extender este jueves cuando los Warriors visiten a Cleveland Cavaliers, aquel rival de hace unos años que sufrió como nadie su mejor versión.
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