En estos particulares últmos meses, las redes sociales se han inundado de todo tipo de tendencias de variada originalidad: la explosión de diferentes memes, la era de los brackets/mundiales y por supuesto, los rankings. Muchos, pero muchos rankings.
Esa obsesión por ordenar y valorizar no está limitada al deporte, pero sí encuentra en él un escenario ideal para su pleno desarrollo. Con mucho más tiempo libre del habitual en nuestras manos, los rankings son el mejor recurso para sumergirnos en nuestros temas favoritos... en tiempos donde esos mismos temas no nos ofrecen prácticamente ninguna novedad.
Específicamente en lo que se refiere al básquet y a la NBA, esa retrospectiva forzada llevó a que miles y miles de seguidores de la competencia, periodistas y hasta propios jugadores, creen sus propias tablas de jerarquía. The Last Dance ayudó a que muchas de ellas tengan un tono histórico: los mejores de todos los tiempos, los mejores rivales de MJ, los mejores jugadores sin anillo. Pero claro, no se puede vivir solo de recuerdos y mezclado allí también encontramos la más pura actualidad, con sus nombres posicionados bajo distintos parámetros.
Y es con la ayuda de esos ordenamientos contemporáneos, que aparece una conclusión: el club de "Nikola Jokic es uno de los jugadores más dominantes de la liga" tiene muchos menos adeptos de los que pensaba. Lo cual sinceramente, me tiene bastante confundido.
Los rankings son completamente subjetivos y no hay una opinión correcta o incorrecta a la hora de valorar a un jugador... es la frase políticamente correcta para utilizar en estos casos. ¿Pero es realmente así?
Querer cuantificar el impacto de una figura con un solo número es una tarea imposible. Esto no es el mundo de los videojuegos y su famoso overall rating. Las estadísticas generales (PER, BPM, VORP, etc) nos acercan a un aproximado, pero no pueden ser tomadas como una verdad absoluta en términos de una comparación directa entre protagonistas. Por eso mismo, decidir si un jugador es el 5° mejor o el 7° mejor siempre terminará dependiendo de gustos personales o la importancia que se le de a cada aspecto de este juego. Hasta allí doy por sentado que estamos todos de acuerdo.
Pero más allá de la diferencia entre dos, tres o cinco posiciones que puedan separar nuestras respectivas tablas, la conclusión clara es que la norma es tener al serbio en un segundo o hasta tercer escalón en ese agrupamiento de los mejores jugadores de la liga. Un outsider del Olimpo, si se me permite el neologismo.
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Como contrapunto, considero que la discusión no la debería tener con los Paul George, los Kyrie Irving, los Jimmy Butler. Sino con los Giannis Antetokounmpo, los LeBron James, los Kawhi Leonard, los James Harden. ¿Exagerado? Bueno, supongo que por algo el bajo nivel de asociados a ese club.
Jokic puede ser considerado tranquilamente como una víctima de la tiranía de los puntos por partido. Esa que obliga a que una megaestrella promedie entre 25 o 30 puntos para poder ser considerada como tal. El pivote de los Nuggets está lejos de eso: jamás ha superado los 20 tantos de media en su carrera NBA. Pero tampoco lo hizo Magic Johnson en nueve de sus 13 temporadas (se retiró con 19,5 puntos de promedio). O Steve Nash en ninguna de sus dos campañas de MVP.
¿Nos olvidamos que Iguodala ganó un MVP de Finales promediando apenas por encima de los 16 puntos?, ¿o que Kawhi hizo lo propio en el 2014, anotando 17,8 unidades ante el Heat? El ser históricamente bueno en otros aspectos del juego, vuelve prescindible tener el poder anotador de James Harden o Wilt Chamberlain para liderar a un equipo a lo más alto. La historia así lo demuestra, con muchísimos ejemplos.
Y esto no significa que piense que Jokic pueda llevar a estos Nuggets al título (aunque tampoco lo descartaría tan rápido), porque el plantel no parece estar listo para ese paso. Pero ¿en un contexto adecuado, con los jugadores correctos? Sí, no tengo dudas que ese sería el potencial del nacido en Sombor.
"Cuando los partidos están cerrados, no es capaz de conseguir puntos fáciles para su equipo", se escucha decir. ¿El mismo jugador que es el tercero con más puntos en el clutch en esta campaña (único pivote entre los 14 primeros)?
"No tiene el estado físico para soportar una temporada de 100 partidos". ¿El mismo que promedió 25,1 puntos en su primera incursión a Playoffs (14 partidos), el año pasado?, ¿el mismo que prácticamente no se ha perdido partidos por lesión en su carrera y que promedia 32 minutos por juego en las últimas tres campañas, subiendo esa cifra a 40 en la mencionada postemporada 2019? Curioso.
Y eso solo por hablar de lo que supuestamente es uno de sus puntos débiles, la falta de anotación. Porque si mencionamos su nivel técnico, su juego de pies, su capacidad rebotera, su toque, su lectura y por supuesto, su impresionante habilidad pasadora, terminamos de redondear a un jugador con condiciones para discutir de igual a igual con los grandes cracks del torneo.
Ya hablé de mis reparos con las estadísticas avanzadas generales, así que adelante si quieren descalificar este argumento... pero permítanme recurrir a ellas por un momento. ¿Sabían que en las últimas dos campañas, Jokic es el quinto jugador que más win shares totaliza en la competencia?, ¿y que también tiene el quinto mejor box plus-minus?, ¿y que está tercero en value over replacement, solo superado por James Harden y Giannis Antetokounmpo?
No hace falta conocer las fórmulas específicas de cada una de esas estadísticas para entender que gritan que el serbio discute con la élite más absoluta de la liga. No viéndola desde un exterior cercano, sino siendo parte integral de la misma.
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El caso Jokic refleja cierta fascinación por los potenciales, la fantasía y los hipotéticos, en contraste con lo factual. Amamos especular con qué hubiera pasado si alguien como Arvydas Sabonis hubiera llegado a Portland en su tiempo justo, previo a un notorio desgaste producto de lesiones y el paso del tiempo. Y sin embargo, cuando un pivote similar deslumbra en la NBA durante su plenitud, muchos se enfocan más en sus debilidades, que en sus excepcionales virtudes.
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