Todos recordamos cuál era la mayor crítica que se le hacía a Luka Doncic en la temporada anterior: su mala selección de tiro y sobre todo, bajos porcentajes, en los cierres de los partidos. Motivos no faltaban para apoyar ese argumento en contra del esloveno: en la 2019-2020 lanzó apenas un 36,1% en situaciones clutch, incluyendo un bajísimo 17,1% en triples y un también flojo 64,5% en tiros libres. Muy lejos de sus valores habituales.
Poco a poco y quizá ayudado por la confianza ganada con aquel memorable triple en Playoffs ante los LA Clippers, Doncic parece haber resuelto ese problema. En la actual campaña sus valores en las definiciones son mucho más acordes a los de un jugador de su categoría, lanzando un 46,5% de campo, un 35,7% en triples y un 85,7% en tiros libres, anotando 3,4 puntos en 3,5 minutos clutch por partido. Espectacular, de las mejores producciones de la liga.
Sin embargo, aún con esa pieza por momentos imparable como Doncic, Dallas sigue siendo un equipo con importantes problemas para cerrar encuentros, tal como lo muestra su marca de 9-10 en esos partidos que llegaron a un final apretado. Para un equipo con récord general de 21-19, esa derrotas de diferencias mínimas son las que le impiden estar en el lote de punteros del Oeste, tal como se vio el viernes último, cuando no fueron capaces de coronar la buena tarea que venían haciendo ante Portland en el Moda Center.
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Lo curioso del caso es que la transformación de los Mavs de una temporada a otra ha sido extrema, aunque siempre con saldo negativo en esa área: de un equipo cuya figura bajaba considerablemente su rendimiento en el clutch, a uno que depende exclusivamente de lo que haga Doncic en esos pasajes, sin otro jugador que saque la cara en los momentos calientes.
Y es que ahí aparece quizá el mayor problema de Dallas en esta campaña: la falta de compañía para Luka, especialmente en los pasajes definitorios de los encuentros. Porque mientras Doncic lleva anotados 57 puntos clutch en 59 minutos, nadie más en el equipo supera los 17 tantos, marca a la que apenas llega Josh Richardson. ¿Kristaps Porzingis? Solo 13 tantos. ¿Tim Hardaway Jr? ¡Apenas 6 en 44 minutos!
El caso de los Mavericks es tan extremo que no tiene igual alrededor de la liga: son el único de los 30 equipos que no tiene al menos dos jugadores con 18 puntos o más en el clutch. La mayoría tiene entre tres y cuatro, mientras que encontramos casos como el de Portland, nuevamente rival de Dallas esta noche, que tiene a cinco de ellos, aún cuando Damian Lillard lidera la liga con 128 tantos (atrás aparecen Covington con 29, Trent con 27, Carmelo con 22 y McCollum con 20).
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Está claro que el factor clutch no explica por completo el rendimiento de un equipo. Pero el escenario no deja de ser una representación fiel de lo que por muchos momentos se ve de los Mavs: un conjunto al que si Luka no lleva a la victoria, sencillamente no tiene chances de llegar a ella. Sobre todo cuando su segundo mejor jugador, Kristaps Porzingis, acumula un 3-23 en triples en estos finales apretados desde que llegó a la franquicia.
Doncic ha dado el paso adelante que se pedía y esperaba... ahora es tiempo que sus complementos hagan lo propio.
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