Aún cuando los Dallas Mavericks llegan al partido de este martes (21:30 CDMX, 00:30 AR) ante los LA Clippers arrastrando tres derrotas consecutivas, los de Jason Kidd siguen dejando sensaciones positivas en distintos aspectos durante este inicio de campaña. Para empezar, esas tres caídas llegaron sin Luka Doncic, todas como visitante y ante rivales de calidad como los Suns (en dos ocasiones) y los propios Clippers. Previo a eso, un récord sumamente positivo de 9-4.
El saldo le da claramente a favor a los texanos en estas primeras semanas de 2021-2022 y no solo por el rendimiento general del equipo, sino también por una cuestión individual de suma relevancia: el más que interesante presente de Kristaps Porzingis, quien está jugando su mejor básquet en mucho tiempo durante las últimas jornadas.
Los números de KP están en línea con sus últimas dos campañas: tiene una media de 20,3 puntos, 8,3 rebotes y 2 asistencias, que es casi idéntico a lo hecho en la 2020-2021 (20,1-8,9 -1,6). Sin embargo, su rendimiento ha ido claramente de menor a mayor y en los últimos seis partidos está mostrando una versión que hace rato no se veía de su parte: promedia 25,3 puntos, 9,7 rebotes, 2,5 asistencias y 1,5 tapones en 32,2 minutos, con un 52% de campo, un 41% en triples y un 92% en tiros libres. Números 100% de All-Star.
Y no solo llaman la atención las estadísticas, sino la manera en las que las está consiguiendo. Porque aún cuando sus promedios generales son por ahora muy similares a los previos, la realidad es que bajo Jason Kidd, Dallas está usando a Porzingis de una manera muy distinta a la que lo utilizaba Rick Carlisle. Repasemos.
Lo primero que salta a la vista es lo más básico e importante de todo: lo está usando más. Kidd está diversificando el ataque, sin abusar en demasía del juego de pick and roll de Luka Doncic y KP resulta fundamental para ello. El europeo tiene hoy un 29,1% de uso en los ataques de Dallas. Bastante por encima de lo que hizo en las dos campañas previas con los Mavs: 27% en la primera y 26,5% en la segunda. De hecho, ese 29,1% es la segunda cifra más elevada de su carrera, superando incluso a dos de sus tres años en los Knicks (su tope es 31% en la 2017-2018, único certamen en el que fue All-Star).
En números más simples, esto significa más tiros: está tomando 19,8 disparos y 5 tiros libres por 36 minutos, contrastado con los 18,5 y 3,7 de la temporada anterior.
Si ponemos aún más la lupa, descubrimos que no solo los Mavs lo usan más, sino también de manera diferente. Lo más notorio pasa por el tema juego interior vs. exterior. Hoy el 25,7% de las posesiones de Porzingis en ataque llegan posteado, mientras que en la 2020-2021 ese número solo representaba el 21,7%. Por otro lado, las acciones de pick and pop han bajado de un 15,2% en la 2020-2021 a solo un 9,6%.
¿Más evidencia de esa mayor inclinación de KP hacia la pintura? En esta campaña está promediando 1,14 tiros en transición cercanos al aro, contra 0,93 disparos externos en esos ataques rápidos. Esa relación lució extremadamente diferente en la 2020-2021: promedió 0,44 tiros perimetrales en transición, contra solo 0,20 salidas rápidas hacia la pintura. Porzingis está corriendo muchísimo más, pero también es más agresivo al hacerlo. Los números totales son contundentes en ese sentido: en el último certamen lanzó solo un 10-19 en situaciones de definición en contragolpe. ¿En lo que llevamos de Fase Regular? Ya lleva un 16-33 y apenas ha disputado 11 juegos. El cambio es gigantesco.
El otro sector donde se observa a las claras la transformación de Porzingis es en la carga al rebote de ataque. Está promediando unos excelentes 3,2 tableros ofensivos por cada 36 minutos, la mejor marca de su carrera por un campo de diferencia: su tope era de 2,3 como novato. El letón no solo está siendo más agresivo cuando recibe el balón, sino también para recuperarlo cuando los lanzamientos vienen de parte de sus compañeros.
Está claro que por ahora hablamos únicamente de un puñado de partidos y Porzingis deberá demostrar que puede sostener este rendimiento durante toda la campaña, incluyendo los Playoffs. Y no solamente desde el punto de vista de lo que hace en cancha, sino también desde su disponibilidad noche a noche. De todas maneras, las señales son positivas: el ex Knicks ya no está limitado a ese rol de tirador a pie firme que había empezado a ocupar en el último tiempo con los Mavs y le está dando a Dallas un interior mucho más completo y versátil. Poco a poco, está regresando aquel unicornio que deslumbró en sus primeros años en la competencia.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.