El desembarco de DeMar DeRozan en los Chicago Bulls parecía el movimiento necesario para que el proyecto definitivamente diese un paso adelante. Un veterano contrastado, con experiencia de sobra y que ha vivido mil y una batallas podría aportar en cualquier contexto, pero uno como el de Illinois parecía ideal. Sin embargo, la duda con respecto a los de Billy Donovan era legítima.
Al fin y al cabo, DeRozan iba a desembarcar en una plantilla donde ya se encontraba Zach LaVine, otro manejador de gran volumen, acostumbrado a tener mucho tiempo el balón en sus manos y ser el alma del ataque. ¿Funcionarían juntos? ¿Sería una suerte de turnismo o el experimento haría aguas pronto?
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Para responder a todas estas preguntas todavía es pronto, pero en el brevísimo tiempo que llevamos de Fase Regular no ha habido un equipo más bien ensamblado y eficiente que los Chicago Bulls, sobre todo con DeRozan en cancha.
Tres han sido los partidos que han disputado los de Donovan en esta campaña y tres han sido sus victorias, lo que significa el mejor arranque de la franquicia desde la temporada 2016-2017. Precisamente la última ocasión en la que estos entraron en Playoffs a las órdenes de Fred Hoiberg. Un inmejorable arranque que tendrá una verdadera prueba de fuego en esta jornada en la visita a los Toronto Raptors (18:30 hs. de CDMX, 20:30 hs. de Argentina, NBA League Pass). Un partido sumamente importante para DeRozan, que regresará a la que fue su casa durante tanto tiempo por primera vez desde enero de 2020.
"Cada vez que he regresado definitivamente ha sido emotivo", dijo el jugador en conversación con The Athletic. “Ahí es donde crecí, no solo en el baloncesto, sino como hombre. Tenía 19 años, me mudé a un país en el que nunca había estado".
"Y me abrazaron; me acogieron como si fuera uno de los suyos. Ver crecer a toda la ciudad, crecer la organización, siendo yo una gran parte de eso, definitivamente tienes una conexión emocional con esa organización y con esa ciudad", prosiguió. "Así que, para mí, siempre es agridulce volver atrás, ver a personas con las que crecí sabiendo que trabajan allí. Es realmente mi segundo hogar".
Una victoria en el ScotiaBank Arena significaría el mejor arranque de los Bulls desde la 1996-1997, un registro alcanzado en otras dos ocasiones (1995-1996 y 1987-1988). Pero para DeRozan la clave no es sumar victorias, sino forjar hábitos en el equipo que ayuden a desarrollar el proyecto al mismo tiempo que él sigue creciendo como jugador.
“Quiero formar equipos y volver a ponerlos en una posición exitosa", aseguró el escolta. “Para mí, se trata de absorberlo todo y disfrutar cada día, cada momento. Porque parece que fue ayer cuando era un novato. Ahora estar en mi decimotercer año es definitivamente una locura".
El encaje de DeRozan en los Bulls está siendo más que sorprendente. El veterano está siendo sumamente resolutivo, aplicando su inteligencia y haciendo jugar a todo aquel que le acompaña en sobre la cancha. Su particular estilo, muy elegante y centrado en la media distancia parece haber dado con la tecla para desbloquear todo el potencial de Chicago. Con el californiano en pista los Bulls han sido 16,8 puntos por 100 posesiones mejores que sus rivales, mientras que cuando ha estado en el banco este número se ha reducido a tan solo +1,4. Solo un jugador de toda la plantilla ha tenido un impacto mayor en términos estadísticos que el nativo de Compton: Lonzo Ball. Un nombre que no es casualidad.
Junto al joven base DeRozan ha conseguido desplegar un dominio descomunal en ambos extremos del campo, no solo en ataque, dejando a sus rivales en 82,5 de ratio defensivo siendo la 4ª pareja más utilizada hasta el momento. DeMar y Lonzo han congeniado como pocos en la plantilla, compenetrándose para presionar a sus rivales y castigar en transición, así como encontrando opciones el uno para el otro sin balón.
La unión de ambos está haciendo de los Bulls una de las sorpresas de este inicio. De hecho, Ball y DeRozan son ahora mismo la segunda mejor pareja de la NBA, solo por detrás de la formada por DeAnthony Melton y Jaren Jackson Jr. (+22 de net rating en 80 minutos).
"Es muy inteligente. Eso se nota con solo conocerlo", destacó Ball sobre su compañero. "Es muy inteligente. Puedes acudir a él cuando quieras. No es el tipo de persona que se va a distanciar del equipo solo porque sabe que es mucho mejor que todos".
Todos estos números deben mirarse con cierto recelo pues únicamente se han medido a Pistons por partida doble y a los Pelicans, así que a Chicago le queda un buen camino para desarrollar definitivamente su mejor versión. Esta habrá de venir de la mano de la conjunción entre DeRozan y LaVine, la cual apenas ha pasado 65 minutos junta sin los mejores resultados posibles: 95,7 de ratio ofensivo, 82,0 defensivo y +13,7 de net rating.
Es difícil quedarse únicamente con un solo factor que ha hecho posible este gran arranque de los Bulls, pero es de justicia destacar que DeMar DeRozan ha sido uno de los que más ha contribuido a este 3-0.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.