No había un consenso total sobre su proyección en la NBA: de hecho fue el tercer pick en el Draft 2020 por detrás de Anthony Edwards y James Wiseman. Para algunos especialistas debía ser el primero y para otros se caía del top 5. Pero en su primera decena de partidos en la mejor liga del mundo LaMelo Ball ya demostró que tiene el talento necesario para ser alguien importante en la NBA durante muchos años y que, al menos por el momento, es un gran candidato a hacerse con el premio de Novato del Año en la temporada 2020-2021.
Aunque juega en una franquicia como Charlotte Hornets, de mercado pequeño y sin un All-Star que los haga acaparar atención de los medios principales, LaMelo cada vez se hace notar más. Va tomando confianza en su juego y requiere seguirlo. En el primer partido de su equipo retransmitido por televisión nacional en Estados Unidos (ESPN), quedó cerca del triple-doble contra New Orleans Pelicans, el equipo de su hermano Lonzo: 12 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias. A la noche siguiente LaMelo hizo historia: firmó una planilla de 22 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias desde el banco frente a Atlanta Hawks para quedarse con el récord de ser el autor de un triple-doble más joven de la historia de la liga.
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LaMelo está acostumbrado a la atención. Es un Ball, el tercer hermano más joven de la mediática familia liderada por su padre LaVar, un as de las declaraciones grandilocuentes que generan polémica en las redes sociales. Justamente mediante las redes sociales fue donde se conoció al nombre de LaMelo por primera vez a nivel mundial: en febrero de 2017 se hizo viral la noticia de que un chico de 15 años había anotado 92 puntos en un partido de nivel escolar en California: era él, que había reaccionado así a su primera derrota en High School.
Para entonces ya tenía asegurada una beca en la prestigiosa Universidad de UCLA, la misma desde la que había saltado Lonzo a la NBA. Pero para fines de 2017 la maquinaria comercial de la familia Ball tomó velocidad y se decidió que lo suyo sería el camino profesional, junto a su hermano LiAngelo que no tiene el mismo talento y ahora está tratando de hacerse un lugar en la G-League. Siendo un adolescente pasó por Lituania y por una escuela de Ohio, seguido por un reality show que documentaba la vida de la familia.
El intento comercial del padre lo llevó por más exhibiciones por Europa y partidos que se podían ver por Facebook. Cuando ese circo se detuvo fue cuando LaMelo viajó a Australia a mediados de 2019: ya surgía como una de las promesas principales del Draft 2020 pero igual elegía tomar un camino poco convencional, alejándose de Estados Unidos para participar en una liga profesional de buen nivel, siendo quizá un pionero dentro del programa Next Stars de la NBL.
Los casos anteriores de estadounidenses que se habían volcado al profesionalismo en el paso previo a la NBA, como Emmanuel Mudiay, Terrance Ferguson o Jeremy Tyler, no habían salido muy bien, pero habiendo ya descartado a la NCAA, era casi la única vía para LaMelo.
Ball solamente jugó 12 partidos en Australia: en enero de 2020, antes de que explote la pandemia del COVID-19, eligió regresar a Estados Unidos para prepararse para la NBA. Le alcanzó para promediar 17 puntos, 7,4 rebotes y 6,8 asistencias por partido, ser el rookie del año de la NBL y marcar un par de triple-dobles con la camiseta de Illawarra Hawks, un equipo de récord perdedor en el que compartía la cancha con jugadores ex NBA como Aaron Brooks o Josh Boone.
Ya se lo veía al menor de los Ball como un jugador talentoso y de un físico estupendo para la posición de base (2,03 metros de altura), pero que debía pulir sus decisiones y su selección de tiro. Eso sí, era una garantía que iba a entretener al público: si en la NBA se sumaran puntos por el estilo además de por las canastas convertidas, los Hornets serían candidatos al título con él en cancha.
La pretemporada nos dio un primer vistazo a tres cosas: a la espectacular capacidad de LaMelo como pasador, a lo irregular que es como tirador y al lugar que le daría el entrenador James Borrego en unos Hornets repletos de playmakes: tienen a Gordon Hayward, Terry Rozier y Devonte' Graham. En su debut de exhibición no anotó puntos, pero ya repartió asistencias de lujo.
LaMelo's passes are special 👀 pic.twitter.com/VktCY8IQpD
— Bleacher Report (@BleacherReport) December 13, 2020
Por ahora LaMelo es el líder de la segunda unidad del equipo junto al alero MIles Bridges: promedian un poco más de 25 minutos por partido cada uno, siempre desde el banco. Ese tiempo le alcanza para una media de 12,4 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y 1,6 robos al menor de los Ball, aunque ya crecen a 13,6 puntos, 8,3 rebotes, 7,4 asistencias y 1,9 robos desde el inicio del 2021.
Como dijimos, no es el tirador más prolífico, algo que se esperaba: 40% de efectividad en tiros de campo, 27,8% en triples y 68,4% en tiros libres. Debe terminar de pulir su mecánica de lanzamiento exterior y también mejorar como definidor cerca del aro. Por ejemplo, en el encuentro contra New York Knicks, Nerlens Noel lo recibió con dos tapones en sus dos ataques allí. Tanto en las esquinas como llegando a canasta tiene más fallos de los que debería.
Nerlens Noel is getting his Block on pic.twitter.com/cHdFMXvB0l
— KNICKS ON MSG (@KnicksMSGN) January 12, 2021
Pero también, con su talento, muestra que es capaz de generarse oportunidades de anotación mediante fintas como destacó Sergio Rabinal en este video.
🏀🎥 LaMelo Ball - Importancia de finta de tiro en puntas
— Sergio Rabinal (@S_Rabinal) January 12, 2021
✅ Simula la fase terminal del lanzamiento de la manera más real
✅ Facilita el paso negativo
✅ Permite ganar tiempo para leer el closeout pic.twitter.com/lBIs22aMPX
Las estadísticas avanzadas provistas por NBA.com/stats ayudan a desmenuzar el rendimiento ofensivo de LaMelo: está siendo un flojo anotador en transición, a pesar de que por diseño Charlotte busca que él salga con el rebote defensivo y lance el contragolpe ahorrando un pase y tiempo. Pero no es que no genere puntos de contragolpe, sino que más que nada Ball busca asistir en esas situaciones. Su ratio de asistencias por pase realizado es altísimo, al nivel de los nombres de las grandes estrellas de la NBA.
Jugando acciones de pick and roll está en el promedio de la liga, sin destacarse, mientras que en las penetraciones a la zona vemos que lo intenta (9,2 por partido) pero es poco efectivo, con un 37,2% en tiros de campo en esas situaciones. Igualmente, en general, su impacto ofensivo en los Hornets es positivo: Ball tiene el tercer rating ofensivo más alto de todo el equipo con 108,9, casi igual que Miles Bridges y Jalen McDaniels, otros dos suplentes.
Defensivamente en tanto no se espera que LaMelo sea un jugador destacadísimo en la NBA, más allá de que por su perfil físico tiene condiciones favorables para ser importante en el perímetro al menos. El rating defensivo de 109,1 es solamente peor que el de Terry Rozier (Cody Zeller jugó apenas un partido debido a una lesión) y LaMelo por ahora destaca allí principalmente cuando tiene éxito al ser agresivo buscando robos (lidera a los rookies en ese apartado con 18). Eso si, el hecho de que sea el líder del equipo en deflecciones (balones de los rivales palmeados para cambiar su trayectoria), promediando 2,6 por partido (registro top 30 de la NBA), es un buen indicio de su capacidad como defensor jugando en líneas de pase.
En total, otra estadística avanzada pero más general como el PIE (Player Impact Estimate) que toma en cuenta guarismos de ataque y defensiva dice que LaMelo está siendo el segundo jugador más productivo de este buen y sorprendente inicio de Charlotte, apenas por detrás de Gordon Hayward, con un PIE de 13,2. Entre los rookies que disputaron al menos 5 partidos jugando unos 15 minutos por encuentro de promedio, Ball es el de mejor número en esa estadística dejando más de un punto detrás a Tyrese Maxey, inflado por sus 39 puntos contra Denver, o a alguien más regular como Tyrese Haliburton. Por ejemplo Anthony Edwards, otro nombre mediático, tiene un PIE de 6,2. O James Wiseman un 9,3.
Mientras tanto los Hornets ganaron seis de sus primeros 11 partidos, llevan cuatro victorias en fila, por el momento están en puestos de Playoffs a pesar de haber sufrido una baja molesta para ellos por su escasa rotación de interiores como la de Cody Zeller y Ball es uno de los argumentos por el cuál lo han conseguido. Y además de todo, entretienen con LaMelo a la cabeza y se van haciendo uno de los equipos preferidos para seguir mediante el League Pass.
8 puntos, 14 rebotes, 7 asistencias y 3 recuperaciones
— NBA Spain (@NBAspain) January 12, 2021
El rookie @MELOD1P #AllFly pic.twitter.com/2l5QweCdFG
"Él continúa mejorando. Es un jugador especial. No se ve afectado por el momento. Es como si hubiese estado haciendo esto por muchos años ya. Creando jugadas, tirando, en los tableros, toma las decisiones correctas. Un rookie de 19 años no luce así. Es raro lo que estamos viendo. Es humilde, genuino y se deja entrenar", dijo el entrenador James Borrego sobre Ball llenándolo de elogios después del triple-doble de 22 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias contra Atlanta, el primer triple-doble de un jugador en la historia de Charlotte saliendo desde el banco.
LaMelo contra otros rookies de perfil completo
Como dijo Borrego, es poco común ver a novatos teniendo un impacto global como el de LaMelo. Han habido mucho mejores por el momento, sin dudas, pero más ceñidos a un aspecto distintivo de su juego como puede ser la anotación. Pero el sitio Stathead nos indica que apenas tres rookies en toda la historia de la NBA han promediado 12 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias en su primer año de competencia en la liga: Oscar Robertson, Magic Johnson y Ben Simmons. Dos mitos y uno de los mejores jugadores de la actualidad, en un nivel del que Ball está lejos pero claramente de un perfil similar.
Oscar ya tenía 22 años cuando fue rookie y casi promedia un triple-doble de 30 puntos en la campaña 1960-1961, Magic fue MVP de las Finales en aquella temporada 1979-1980 y Simmons la cerró cerca de los 22 años y habiendo tenido un año de adaptación a la liga sin jugar. Contextos distintos, pero una vara de excelencia para lo que está ofreciendo Ball.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.