De las seis últimas votaciones por el MVP de la temporada, James Harden ha quedado entre los tres primeros en cinco de ellas, haciéndose con el galardón en 2018 y quedando segundo en las dos últimas ediciones (2019 y 2020). Cuando se orquestó su traspaso con destino Brooklyn Nets, la acumulación de talento del conjunto neoyorquino parecía conducir hacia una versión más encorsetada y moderada de La Barba, incluso dando paso a una regulación de sus minutos y partidos disputados. Sin embargo, el californiano ha seguido el mismo modelo que en Houston Rockets.
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Quizás haya tenido que ver la presencia de un viejo conocido como es Mike D'Antoni y su influencia en Steve Nash, o el hecho de que Harden haya querido despejar todo tipo de duda respecto a su talento, estado físico y capacidades, siendo quien más minutos promedia de toda la liga (37,9). Después de únicamente 26 partidos disputados con los Nets, el jugador de 31 años ha dejado claro que sigue siendo alguien especial, con una habilidad única para crear juego y funcionar como eje del ataque.
Las prolongadas ausencias a las que se ha visto sometido Kevin Durant, ya fuese por lesión o por entrar en el protocolo de salud y seguridad, han requerido un mayor uso y concentración del juego en manos de Harden, el cual ha respondido como sólo él sabe. Quizás lo más sorprendente llegados a este punto está siendo la manera que se está gestionando al interno el reparto de roles en ataque, sobre todo con Kyrie Irving, con quien está tejiendo una química especial que se aprecia en cada instante que pasan juntos en cancha.
Lo que en un principio pareció un tándem perfecto compuesto por Irving como base y Harden como escolta ha tardado poco en ver cómo se revertían los roles, siendo La Barba el verdadero director de juego del equipo. Algo que el propio Kyrie ya se encargó de expresar en una rueda de prensa y que el tiempo le ha terminado dando la razón.
Las posiciones en el básquet actual han perdido en cierto modo el sentido que podían poseer antaño, pasando a ser la función en cancha el eje que regula la idea de juego de un equipo, es decir, las responsabilidades y roles que cada uno tiene respecto al grupo. En esa línea, el rendimiento de Harden hasta el momento ha venido a confirmarlo nuevamente como uno de los mejores pasadores de toda la NBA, quizás el mejor en situaciones de 2 vs. 2 y bloqueo directo. Así, desde que llegase a los Nets en enero ha conseguido promediar 11,3 asistencias, algo que de prolongarse en el tiempo terminaría siendo la mejor marca en ese ámbito de toda su carrera.
Aunque oficialmente solo ha invertido un 27% en el puesto de base, la realidad es bien distinta cuando uno se dispone a ver a Brooklyn. Casi la totalidad de las decisiones ofensivas pasan por las manos de La Barba, el cual acumula un 27,6% del uso ofensivo del equipo, menor que su compañero Irving (29,2%) y Durant (30,2%).
Esa fijación por el pase está encontrando en Kyrie su mejor aliado, permitiéndole a su vez a este desprenderse de la presión de ejercer como director, algo que nunca ha sido, y poder brillar como un excelente anotador y generador de ventajas desde el 1 contra 1. Harden promedia 11,9 pases por encuentro al #11 de los Nets, es decir, casi un 18% de sus conexiones, lo cual ha traducido este en un acierto del 52,6%.
Por otro lado, el MVP de 2019 es el jugador que mayor porcentaje de asistencias posee en acciones de penetración (drives), conectando una media de 2,6, siendo además quien más puntos genera a través de asistencia de toda la liga con 27,7 tantos por noche, además de dar 18,9 asistencias potenciales (2º).
Todos estos datos sirven para plantear una cuestión legítima, ¿es James Harden un candidato firme al MVP?
La reciente lesión de Joel Embiid que lo dejará fuera de juego como mínimo dos semanas, lo que equivale de 10 a 15 partidos, a lo que hay que añadir una probable gestión de cargas, reducción de minutos y readaptación, hacen que el camerunés pierda terreno para hacerse con el premio. Esto, nuevamente, abre la carrera al resto de aspirantes donde destacan principalmente LeBron James y Nikola Jokic.
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De este modo podría decirse que hay dos candidatos cuyas probabilidades para conseguirlo parecen reducidas, una Giannis Antetokounmpo por el hecho de haberlo ganado dos años seguidos y la otra James Harden. Ningún jugador en la historia se ha hecho con el MVP después de ser traspasado con la temporada iniciada, lo más cercano sería el caso de Moses Malone en 1983, quien fue movido a los Philadelphia 76ers en el mes de septiembre de 1982.
Según Basketball Reference, Harden cuenta con un 15,1% de probabilidades de hacerse con el premio según su fórmula matemática, la cual le da un 41,5% a Jokic y un 17,2% a Embiid. No obstante, tan solo Russell Westbrook (2017, 6º), Moses Malone (1982, 5º), Kareem Abdul-Jabbar (1976, 6º) y Bob Pettit (1956, 7º) se han hecho con el MVP estando en un equipo fuera del Top 3 de cada Conferencia. Teniendo en cuenta que los Nets van encaminados a terminar en esas posiciones salvo sorpresa, así como los Lakers de LeBron, la carrera se reduce considerablemente.
Si tenemos en cuenta el significado de la palabra MVP (Jugador más Valioso), la ausencia de Harden en Houston Rockets ha hecho que el proyecto al completo se desmorone, pasando de ser una franquicia que no ha bajado del 50% de victorias desde su llegada a ocupar las últimas posiciones de la liga. Por el lado opuesto, Brooklyn se encontraba 7-6 antes del traspaso con +5,2 de net rating, mientras que ahora poseen el mejor ataque de la liga (120 de rating ofensivo ) y han conseguido un balance de 20-7 con La Barba.
Actuaciones como la realizada ante los New York Knicks, donde finalizó con 21 puntos, 15 rebotes y 15 asistencias, siendo el primer integrante de los Nets en lograr un triple-doble de 15-15-15 (además del segundo de su trayectoria), avalan su candidatura al que podría ser el segundo MVP de su carrera en la NBA. Algo que serviría para premiar a uno de los jugadores más regulares, determinantes y fiables de las fases regulares, siendo el 5º que más partidos ha jugado desde 2015 y el que más minutos.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.