Isaiah Thomas, Kyrie Irving, en esta temporada Kemba Walker. Brad Stevens y Boston Celtics vienen apuntando seguido a bases pequeños pero muy rápidos, anotadores y de talento con el balón. Sin que haga mucho ruido, algo así fue lo que se llevaron en el final del último Draft, cuando con el pick 51 eligieron a Tremont Waters, un armador de 22 años nacido en Connecticut, de origen puertorriqueño (su madre es boricua), 1,78 metro de altura y surgido de la universidad de Louisiana State.
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Waters hizo una Summer League normal, sin destacarse: 11,2 puntos, 4,2 asistencias y 2 robos por juego, con poca efectividad (38% de campo y 18% en triples), y entre eso y la pretemporada no se pudo ganar un lugar en el plantel principal de Boston Celtics aunque si consiguió un lugar como uno de los dos jugadores de contrato dual, junto al ya famoso Tacko Fall. El base tuvo 10 partidos en la 2019-2020 de la NBA, haciendo su debut a fines de noviembre ante una lesión de Walker y subiendo al plantel en un par de ocasiones más, casi siempre cuando el ex jugador de Charlotte no estaba disponible, Brad Wanamaker debía disponer de más minutos y Waters pasaba a ser el relevo en el banco.
Así, promedia 3,3 tantos, 1,2 asistencias y 0,9 rebotes en su debut en NBA, teniendo 8,9 minutos por juego. Las veces que más jugó (Sacramento en noviembre, Phoenix en enero, Atlanta en febrero, Cleveland en marzo) se lo vio agresivo de cara al aro, pero con poca puntería, sin el impacto suficiente como para poner en duda el rol de Wanamaker (6,6 puntos y 2,5 asistencias en 19,3 minutos por partido) como recambio principal de Walker.
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El rookie del año
En tanto, en la G-League lo suyo fue diferente desde el inicio. Así, con unos números realmente buenos de 18 puntos, 7,3 asistencias, 3,2 rebotes y 2 robos en 33,8 minutos por partido, Waters fue premiado como el mejor novato de la liga de desarrollo, en su primer año como basquetbolista profesional. Su equipo, Maine Red Claws, fue el de cuarto mejor récord (28-14) y era uno de los candidatos para unos Playoffs que finalmente no se llevaron a cabo debido a la pandemia del COVID-19 que suspendió la temporada.
A priori, el premio de Rookie del año de la G-League augura un buen futuro para Waters con tal solo ver los nombres de los últimos ganadores de esa distinción. Robert Covington, Tim Frazier, Quinn Cook, Abdel Nader, Antonio Blakeney y Ángel Delgado fueron los últimos seis premiados. Covington realmente se afianzó como un jugador importante en la NBA, pero Frazier, Cook, Nader y Blakeney tuvieron en el pasado o presente un lugar en rotaciones de equipos de la liga. La única excepción es, por ahora, el dominicano Delgado, que tras destacarse en la G-League intentó comenzar su carrera FIBA en China e Israel pero duró poco y regresó a la liga de desarrollo de la NBA justo antes de que la pandemia frenase todo.
Su perfil de jugador
Como ya comentamos, Waters es un base que se caracteriza por su agilidad y su capacidad goleadora, mientras que en defensa sufre por su físico pero parece ser bastante sacrificado y un gran ladrón de balones por velocidad e inteligencia. De hecho en el básquet universitario fue premiado como el mejor defensor de la poderosa Conferencia del Sudeste en 2019.
Tiene una mecánica de tiro correcta, usa y abusa del triple con buenos resultados y a veces recuerda a jugadores como Marco Belinelli por los tiros poco ortodoxos que encesta. Lógicamente no es un gran anotador cerca del aro, pero no tiene miedo de penetrar cuando gracias a su velocidad y excelente drible se genera huecos.
Por potencial, Waters parece poseer las herramientas necesarias para ser un buen base revulsivo de la NBA en el futuro, formando en una segunda unidad.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones
