La primera edad de oro de la NBA no habría sido posible si la barrera racial no se hubiese derribado antes. En los albores de la competición parte de la sociedad norteamericana no había avanzado hacia la integración total de las diferentes comunidades y culturas que coexistían en el país así como en materia de derechos civiles. De ese modo, no sería hasta 1950 cuando los primeros jugadores afroamericanos debutarían en la recién nombrada NBA tras la absorción de la NBL por parte de la BAA y tendría que esperar hasta 1966 para ver a su primer técnico negro, Bill Russell.
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Precisamente ambos caminos conducen hacia la misma persona, Red Auerbach, pues de él nacería la decisión de seleccionar a Chuck Cooper, el primer afroamericano en ser drafteado y de elegir a Russell como su sustituto al frente de los Boston Celtics así como de apostar por el gigante californiano en su desembarco en la NBA.
Un 27 de abril de 1950 la franquicia de Massachusetts anunciaba a un joven de 33 años como el sustituto de Alvin Julian al frente del equipo, hace hoy 70 años. Un tal Arnold Jacob Auerbach que, tras una única temporada en los Tri-Cities Blackhawks y tres previas en los Washington Capitols, daba el salto a uno de los mercados más grandes del momento como era Boston con el objetivo de convertir el equipo en aspirante y de poner fin a la hegemonía de los Minneapolis Lakers que empezaba a establecerse en el nacimiento de la NBA como tal.
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En sus cinco primeras campañas como técnico jefe del equipo los Celtics alcanzarían en tres ocasiones las Finales de División en una constante pugna ante los conjuntos dominantes del momento como los Syracuse Nationals y los New York Knickerbockers. Así, tras darse una y otra vez contra un muro y pese a tener a Bob Cousy y Ed Macauley en el plantel el éxito no llegaban.
Entonces, en el Draft de 1956 un movimiento cambiaría la historia de Boston y de la NBA para siempre.
Russell, Auerbach y el Draft
Aquel lunes 30 de abril de 1956 los Celtics se harían con el joven Tom Heinsohn a través de los derechos territoriales por los cuales una franquicia podía elegir a un jugador de su zona sin que este computase en el Draft como tal. Con esta medida se intentaba incrementar el atractivo de los respectivos equipos en sus mercados y algunos de esos fueron Oscar Robertson, Wilt Chamberlain o Dave DeBusschere.
A cambio de esa elección territorial, el equipo de Massachusetts no dispondría de otra en la primera ronda por lo que se veía privada de la opción de hacerse con alguno de las jóvenes promesas que llamaban a las puertas de la liga. Así, Red Auerbach ideó un plan por el cual hacerse con el mejor jugador de esa class según él: Bill Russell.
Auerbach quería conseguir a Russell por encima de cualquier cosa. Su paso por la Universidad de San Francisco donde consiguió dos campeonatos de la NCAA había maravillado al técnico de los Celtics, promediando 20 puntos y 20 rebotes en sus tres temporadas, sin embargo el movimiento no sería tan sencillo. Los Rochester Royals terminaron la temporada con un balance de 31-41 y se aseguraron la primera selección en el draft con la que eligieron a Si Green, los St. Louis Hawks, con un registro de 33-39, se hicieron con la segunda selección. En su antigua franquicia encontró al aliado perfecto para hacer posible el movimiento.
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El técnico llegó a un acuerdo con los Hawks por el que traspasó a su mejor jugador, Ed Macauley, que en 1950 ya había jugado en St. Louis, junto a Cliff Hagan si estos elegían a Russell con su segundo pick.
El problema sobrevino a la hora de hablar del contrato de Bill Russell que demandaba 25.000 dólares, un altísimo precio a pagar en la NBA de aquel momento cuando la media salarial oscilaba los 6.000 y 9.000 dólares anuales. Fue entonces cuando Walter Brown, dueño de los Celtics, intervino para hacer posible el movimiento. Brown, que además era dueño del espectáculo sobre hielo Ice Capades, acordó con los Royals, que tenían el primer pick, que esta exhibición pasaría por Rochester a cambio de que no eligiesen a Russell.
Un movimiento que sería enormemente criticado por la prensa del momento en la ciudad de Boston pues suponía desprenderse de dos jugadores clave a cambio de un novato cuyo color de piel parecía pesar más que su talento. "No se puede ganar sin la pelota", dijo Auerbach sobre por qué quería a Russell en el libro From Peach Baskets to Dance Halls and the Not-so-Stern NBA. "Puede que tuviésemos un gran año, pero en marzo, abril y mayo, nos quedábamos sin combustible, por lo que teníamos que tener a alguien que pudiera ser consistente en mover el balón".
Una decisión que rápidamente se constataría como un éxito y una jugada maestra pues en su primer año los Celtics conseguirían su primer anillo frente a los St. Louis Hawks precisamente, iniciando un periodo de éxitos continuados que finalizaría en 1969 con once campeonatos.
"Russell revolucionó el juego y ganó a todos esos campeones", dijo su compañero de equipo Tommy Heinsohn en el citado libro de Evan Weiner. "No solo ganó donde quiera que estuviera. De hecho, mejoró a los jugadores de la liga. Tenían que jugar al ataque; si jugabas contra él, tenías que desarrollar un estilo diferente de baloncesto solo para competir contra él. Intimidó los ataques rivales. Taponó tantos tiros que la gente tenía miedo de lanzar la pelota", afirmaba su ex-compañero.
En definitiva, la figura de Red Auerbach resulta clave para poder entender los pasos adelante que experimentaría la NBA en los siguientes años, pasando de ser una liga con un impacto reducido a poder mirar de tú a tú a otros deportes como el football o el baseball y poniendo fin a cierto estigma racial que todavía seguía imperando en parte de los aficionados con movimientos como el de Russell o decisiones como la de alinear a cinco jugadores afroamericanos a la vez en 1964.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.