La última vez que Boston Celtics realizó una operación relevante durante el trade deadline, los involucrados fueron Marcus Thornton, Tayshaun Prince y una primera ronda. Como contrapartida los verdes recibieron al jugador que devolvió la ilusión y el brillo al proyecto: Isaiah Thomas. Seis años después, Danny Ainge realizó una serie de traspasos en el cierre del mercado con un objetivo muy distinto al de 2015, como ha sido salir del impuesto de lujo.
En la tarde del 25 de marzo la franquicia verde dijo adiós a Daniel Theis, Javonte Green, Jeff Teague y lo más importante, a una gran parte de la excepción de traspaso generada en el sign&trade de Gordon Hayward. A cambio recibieron a Evan Fournier, quien llega en el mejor momento de su carrera, Mo Wagner y Luke Kornet, aunque este último -según fuentes de The Athletic- será cortado para tratar de hacerse con un veterano que sea agente libre en los próximos días.
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El equipo no ha rendido como se esperaba llegado este momento. Ubicados en la octava posición de la Conferencia Este y con balance negativo por primera vez, precisamente, desde 2015, los Celtics están ante un momento crítico dentro de su proyecto. Con dos estrellas emergentes y jóvenes como Jayson Tatum y Jaylen Brown el futuro parece garantizado en Boston, pero pese a ello el equipo se encuentra en un punto muerto, razón por la que Danny Ainge ha tomado la determinación de moverse en el mercado.
La llegada de Fournier viene a añadir otra amenaza exterior que no comprometa el sistema ofensivo de los verdes, sumando una mayor presencia desde la larga distancia así como un potencial manejador del bloqueo directo, uno de los pilares de la filosofía de juego de Brad Stevens. El francés forma parte del 5% de los jugadores de la NBA que vienen lanzando con al menos un 56% en eFG% en acciones de tiro en suspensión y floaters, lo que descongestionaría el ataque verde, muchas veces preso de un cierto turnismo entre Walker, Tatum y Brown.
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Pese a ello, los Celtics han perdido a uno de sus jugadores más infravalorados y determinantes en ambos extremos del campo como Daniel Theis. El pivote alemán favorecía el espaciamiento ofensivo de sus compañeros gracias a una gran capacidad para poner bloqueos así como abrir el campo y poder lanzar desde lejos, algo que difícilmente puedan igualar Tristan Thompson o Robert Williams.
Pero, ¿cuáles son las razones para estos movimientos de los Celtics? ¿El equipo ha mejorado o empeorado? Lo analizamos.
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Razones salariales
La principal explicación detrás de las acciones de Danny Ainge tiene una motivación económica. Los Celtics tienen comprometidos 132 millones de dólares para esta temporada, lo que supone que están al borde de la tasa de lujo y con los diferentes movimientos realizados los verdes se han evitado tener que pagar ese impuesto. No es que la gerencia de Boston no estuviese dispuesta a abonar ese sobrecoste por superar el límite, sino más bien que no estaban en disposición de realizarlo por sus temporadas anteriores.
De no haberse movido, el equipo habría sido considerado como reincidente dentro del impuesto de lujo, lo que habría supuesto un incremento aun mayor de las tasas. Evitando estar en este curso en esa tesitura, la situación cambia considerablemente ya que podrían volver a aumentar sus salarios entrando dentro del luxury tax sin recibir una multa por ello. El hecho de sobrepasarse 20 millones por encima del impuesto de lujo puede llegar a suponer un coste de 65 millones para una gerencia reincidente como podría haber sido en el caso de los Celtics.
La llegada de Fournier tiene también un punto negativo, ya que será agente libre la próxima offseason y, viendo sus números y rendimiento, podría encontrar un destino más lucrativo que lo que pueda ofrecerle Boston, que podría perderlo por prácticamente nada. No obstante, en caso de no renovarlo podrían realizar un sign&trade con otro equipo ya que tienen sus derechos bird y generar otra excepción de traspaso como la de Gordon Hayward.
Los 900.000 dólares que tienen de espacio los Celtics ahora mismo para firmar a un agente libre sin entrar en el lujo les permitiría añadir un veterano que reforzase plazas clave dentro del plantel, como el puesto de base o de interior.
Movimientos a futuro
La próxima temporada se activará el contrato máximo de Jayson Tatum, acumulando junto a Brown, Kemba y Smart alrededor de 104 millones de dólares en salarios, lo que por un lado asegura un quinteto titular competitivo y sólido, pero por otro compromete enormemente el banco de los verdes, lo que a la espera de lo que puedan producir Romeo Langford, Robert Williams y Payton Pritchard parece insuficiente.
Es por ello que no sería extraño que en la próxima offseason los Celtics siguiesen moviéndose, especialmente en busca de un destino para Walker, al cual le quedaría una temporada más (2022) antes de decidir sobre su opción de jugador para 2023.
Lo más positivo para Boston es que mantienen buena parte de sus rondas, lo que es garantía de poder de negociación en un hipotético traspaso por un contrato tan voluminoso como el de Kemba.
Rondas en poder de Boston
| Año | Primera ronda | Segunda ronda |
| 2021 | Propia | Propia y vía Thunder (protegida 31-55) |
| 2022 | Propia | Propia y vía Hornets (protegida 31-55) |
| 2023 | Propia | vía Thunder |
| 2024 | Propia | No tiene |
| 2025 | Propia | Propia y vía Grizzlies |
Con todos estos movimientos, los Celtics se colocan alrededor de 4 millones de dólares por debajo de la tasa de lujo, lo que les daría la opción de firmar a un jugador con una excepción bianual de 3,7 millones y una Non-Taxpayer Mid-Level Exception de 9,5 millones, en un mercado donde destacan veteranos como Patrick Mills, Danny Green, PJ Tucker, Nerlens Noel o Gorgui Dieng, entre otros.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.
