La temporada de los Atlanta Hawks no ha comenzado como sus aficionados hubiesen esperado. No tras el fantástico resultado de los pasados Playoffs donde no solo llegaron a las Finales de Conferencia sino que llegaron a tomar ventaja en la eliminatoria ante los Milwaukee Bucks con un gran nivel de juego. Las expectativas puestas en que los de Nate McMillan lograrían iniciar el curso del mejor modo posible y, con suerte, asentarse definitivamente en la parte alta de la tabla sin mayores complicaciones. Por el momento eso no ha sucedido, más bien ha ocurrido lo contrario, pues los de Georgia ahora mismo marchan con un balance de 4-6, habiendo perdido sus últimos 3 partidos de manera consecutiva y con la lupa puesta en su gran estrella: Trae Young.
Y no es para menos puesto que el joven base parece no estar logrando desplegar el mismo nivel de juego que elevó a los Hawks a ser uno de los cuatro mejores equipos de la temporada anterior además de concluir la Fase Regular ganando 26 de los últimos 37 encuentros con Trae como gran líder.
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Young ahora mismo está promediando los números más bajos de su breve carrera en la NBA, lanzando al 41,0% en tiros de campo con 20 intentos por noche (el 9º que más) con un 28,6% desde el triple en tan solo 5,6 lanzamientos. Este precisamente es el dato que más llama la atención del rendimiento del base de los Hawks, y no tanto el descenso en sus intentos desde la línea de tiros libres.
Desde mucho antes de poner un pie en esta liga lo que más se destacó del producto de Oklahoma fue su capacidad para crearse su propio tiro con un rango de lanzamiento que iba avanzando notablemente. Su perfil como uno de los bases más talentosos de toda su class le llevó a obtener rápidamente una comparativa con Stephen Curry por las similitudes entre ambos a la hora de vivir a través del tiro exterior, así como su pericia para las finalizaciones y visión de juego. De hecho, desde su llegada a la liga tan solo 11 jugadores han lanzado más triples que Trae Young (1503), una lista en la que destaca el brillante acierto de Stephen Curry desde la larga distancia (42,0% en 1775 intentos).
Hasta el inicio de este curso lo habitual había sido ver a Young destacar por su destreza para el lanzamiento en suspensión (9,1 puntos y 33,3% en triples en la 2020-21), pero algo parece estar cambiando en la 2021-2022. Y es que las defensas rivales están tomando buena cuenta de las limitaciones ofensivas que tienen los Hawks, todavía extremadamente dependientes de un jugador que acumula el 31,7% del uso ofensivo, viéndose incapaces de crear vías alternativas cuando este no tiene el día. Algo que, lamentablemente, está siendo demasiado habitual en este arranque.
En búsqueda de poner fin a su mala racha los Hawks visitarán a Golden State Warriors (4:00 de España, 00:00 de Argentina y 21:00 de CDMX) en uno de los encuentros de la jornada donde la lupa, cómo no, estará en el enfrentamiento entre Curry y Young.
Steph es un jugador generacional y probablemente haya que esperar mucho tiempo hasta que vuelva a aparecer alguien de un calibre semejante en lo ofensivo y con una capacidad para controlar su cuerpo y moldearlo hasta convertirlo en un arma de precisión milimétrica. No obstante, su ejemplo ha de servir como guía para sus contemporáneos, especialmente aquellos que están iniciando todavía sus trayectorias y que están en disposición de enriquecer su juego.
Una de las cosas que han hecho tan diferencial a la estrella de los Warriors es su brillante habilidad para moverse sin la pelota, generarse su propio lanzamiento "jugando" con los cambios de velocidad, los ritmos, el engaño en definitiva. Lograr dominar las salidas de bloqueos indirectos no es un trabajo fácil pues los oponentes rápidamente encontrarán el modo de mitigar el impacto de ese tipo de secuencias, no tanto en su ejecución sino en la privación de ella, induciendo más a la penetración que al lanzamiento. Ahí es donde el ejemplo de Curry tiene validez como guía para Young.
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Ambos comparten la singularidad de atraer en gran medida la atención de la defensa rival, aquello que se llama gravedad ofensiva, pero los dos la entienden de un modo diferente. El peligro de Trae nace del bote por la variedad de armas de las que dispone para atacar y crear juego, mientras que Steph lo hace sin el balón, llegando a generar opciones para sus compañeros sin ni siquiera haber tocado la bola.
La pasada temporada, Trae Young apenas lanzó 11 tiros a canasta saliendo de bloqueo según NBA Stats, anotando tan solo 3 de ellos, mientras que en acciones de captura y tiro (catch & shoot) el registro fue de 31 de 83 (36,5%), es decir, el 20% del total de triples intentados. Al contrario, la estrella de los Warriors consiguió 96 de 239 en salidas de bloqueos (40,2%) sobre un volumen de 148 de 339 en catch & shoot (44,6%), números propios de una élite en la que Steph se sienta en su cúspide.
La carrera del base de los Hawks está todavía comenzando. El haber roto tan pronto un techo de cristal como es alcanzar unas Finales de Conferencia como líder absoluto de un equipo tiene sus costes, y uno de ellos es recibir cada vez una mayor atención rival, el cual focaliza en las virtudes de uno mismo con el objetivo de neutralizarlas. Si Trae Young quiere seguir progresando al mismo tiempo que Atlanta compite por retos ambiciosos será necesario que el ex de Oklahoma comience a desprenderse de la bola y abrace el movimiento sin balón como guía hacia lo más alto.
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